Fuente: Infobae ~ “Queremos ser el Netflix de los alimentos”, dispara de entrada, Adolfo Rouillón, cuando se le pide que defina a Frizata, la empresa que fundó junto a su socio, José Robledo, y que vende alimentos congelados directamente al público, online y sin intermediación. No sólo eso, además son la primera compañía local que se subió a la ola food tech con una línea de productos plant based (basado en plantas): lanzaron Friburguer, una hamburguesa que, juran, tiene aspecto, sabor y olor a hamburguesa de carne, pero está hecha 100% con una combinación de proteínas vegetales. Sí, “mezclan” a nivel molecular soja, huevo, cebollas, remolachas y otros productos y sale “carne”.
“Somos disruptivos en la cadena de valor, como Netflix lo fue con el cable y la tevé abierta, por eso nos gusta la comparación. Además, tenemos contenido original, una excelente experiencia online y una ecuación precio-calidad diferente y muy beneficiosa para los clientes. Estamos buscando un cimbronazo de mercado a favor del consumidor y eso se puede hacer con tecnología”, asegura.
La industria y la distribución de alimentos no innovó en los últimos 50 años: fábrica, distribuidor, grandes cadenas con un inventario y muchos revendedores en el medio
Hace 20 años, Roullión y Robledo, que se conocieron estudiando administración de empresas en Rosario, fundaron Amtec, un desarrollador de software para empresas que luego fue comprada por la mexicana Cemex y hoy se llama Neoris.
Se quedaron un tiempo como directivos en esa empresa que ya no era de ellos y luego decidieron emprender nuevamente, pero en un nuevo sector: alimentos. “Nuestro país tiene grandes ventajas competitivas y comparativos. En 2007 creamos Congelados del Sur, con foco B2B, y desarrollos para grandes empresa y retailers. Somos el área de innovación en congelados de grandes marcas, como Swif, Paladini, McCain y Agrosuper, en Chile, por ejemplo. A McCain, les desarrollamos los muzzarella steak o las bombas de papas rellenas”, asegura.
– ¿Por qué saltaron de la tecnología a los alimentos?
– La industria y la distribución de alimentos no innovó en los últimos 50 años: fábrica, distribuidor, grandes cadenas con un inventario y muchos revendedores en el medio. Lo que tiene un costo de producción de $100, vale $400 al público. No puede ser, hay algo que está mal. En la región, y Argentina está dentro de ese promedio, las familias gastan un 25% de sus ingresos en alimentos, en comer. Es muy relevante el impacto que se pueda hacer en esos costos y sobre todo, en cómo impacta en la calidad de los alimentos que se consumen.
– ¿Bajo esas premisas nació Frizata?
– Sí, es una marca que vende solo online y busca desintermediar la cadena para llegar directo a los consumidores a través de envíos a domicilio y puntos de pickup. Tenemos una alta calidad de producto a un 50% menos del precio de los supermercados, con algunos casos en los que llegamos a 80 por ciento menos. Todos los ahorros van para desarrollar la mejor versión de cada alimento y a hacer que los clientes ahorren.
– Hacemos una hamburguesa de carne que cuesta la mitad que lo sale en el supermercado y tiene 50% menos de grasa que la que la mejor marca del mercado. La hacemos a partir de tres cortes seleccionados y no recortes que usan los frigoríficos. Para todos los productos de pollo usamos pechugas no usamos otros ingredientes o los extensores que utiliza la industria para bajar costos. Cuando hablamos de innovación también hacemos foco en productos originales, como albóndigas de carne rellenas de mozzarella o rolls de pollo rellenos. O la línea de plant based, con Friburger.
– ¿Son pioneros en ese rubro foodtech a nivel local?
– Somos la primera empresa argentina que venden en el país una hamburguesa que parece y tiene gusto a carne , pero está hecha de vegetales. Ahora estamos lanzando Frinuggets y también una hamburguesa rellena.
– ¿Cómo desarrollan esos productos?
– Tenemos un equipo de seis ingenieros en alimentos que viene trabajando hace dos años investigando proteínas vegetales y fuentes como soja, arvejas y garbanzos con los que se hacen ensayos. La primera línea es con soja: se usan variables de textura, aromas, sabores, apariencia física y visual y la parte química y nutricional. Sobre eso se hacen pruebas e iteraciones para llegar a la mejor versión de cada producto. Es un proceso riguroso y de mucho conocimiento aplicado, lleva tiempo. Para el aspecto visual de la hamburguesa, que cuando la sacás de la bolsa sea rosa y cuando la cocinás sea caramelo, por ejemplo, trabajamos con remolachas. No usamos colorantes ni ingredientes artificiales. Con proteína de soja y huevo, le damos textura cárnica. Con especias, cebolla, sal, azúcar, leche, estracto de levadura y vegetales, logramos las notas de su sabor. Con fibras vegetales (papa, psyillium, manzana y trigo) y gluten, unimos los ingredientes; y con remolacha obtenemos el color rosado. Las mejoras de la versión FriBurger 2.0 que se vienen son: evolución sobre su sabor cárnico, mejoras en textura y palatabilidad (más grato al paladar) y una modificación en su formato con mayor espesor.
– Hay otras empresas similares trabajando en la región, como la estadounidense Beyon Food, y la chilena NotCo. ¿En qué se diferencian?
– Tengo una visión diferente sobre muchas cosas que hoy son tendencia. Plant based no es una moda y va seguir creciendo. Comer menos proteína animal y balancear el tema productivo y el impacto medioambiental está muy bien. Pero las innovaciones que están surgiendo son muy costosas para el consumidor. Hoy, dos hamburguesas, de 113 gramos cada una, cuestan 5,99 dólares. En Brasil, es similar: unos 5 dólares. Beyon Meat, que están en Chile y Uruguay, y se dice que podría venir al país en algún momento, cobra en los supermercados entre 10 y 11 dólares, por dos unidades. Eso es casi 900 pesos por un par de hamburguesas crudas. NotCo aún no vende ese producto a nivel local. Se habla de innovación y disrupción, pero son carísimos.
Plant based no es una moda y va seguir creciendo. Comer menos proteína animal y, balancear el tema productivo y el impacto medioambiental está muy bien. Pero las innovaciones que están surgiendo son muy costosas para el consumidor. Hoy, dos hamburguesas, de 113 gramos cada una, cuestan 5,99 dólares
– ¿Cuánto vale una Friburguer?
– Ocho veces menos: menos de 1,5 dólares las dos unidades, unos 40 pesos cada una. Contra 5 y 11 dólares de otras marcas.
– ¿Por qué son más baratos, cómo logran esa economía de escala?
– No se trata de escala en el producto sino de desintermediación. Las empresas venden en supermercados o cadenas de fastfood, pero dejemos este segmento gastronómico de lado. En el super los precios se multiplican por cuatro. Por eso Frizata no va a ahí con ninguno de sus productos. Se trata de un modelo obsoleto, con ineficiencias gigantes que termina pagando el consumidor. Hoy se puede comprar de manera más eficiente, cómoda y práctica. El desafío es mejorar la calidad de los alimentos y que sean baratos.
– ¿Cuál es el modelo de negocios de la empresa?
– Tenemos una relación directa con cada uno de los clientes y hay un feedback que nos permite ajustar todo rápido. Desarrollamos productos únicos, que no están en otras marcas de alimentos masivos y más de la mitad están basados en proteínas vegetales. Se compra online, con una buena experiencia y un delivery calendarizado con franjas horarias; y también se pueden recoger en un punto de pickup cercano. Tenemos ocho puntos hoy (en Barracas, Nordelta, Cañitas, Tortuguitas, etc.) que son acuerdos con una red de estaciones de servicios, heladerías y otros lugares con capacidad de frío. Lanzamos en Rosario, en enero de 2019, y hace dos meses llegamos a Buenos Aires.
– ¿Cuánto proyectar facturar?
– El plan para este año es crecer en CABA y GBA. Vamos a llegar a 250.000 raciones mensuales de venta con una facturación anual de unos USD 4 millones. Trabajamos también en una línea de pollo que no es pollo y salchichas que no son salchichas, todo para nuestra línea Fri, de con proteína vegetal. Además, planeamos una expansión regional porque no hay un modelo como el nuestro. Vamos a abrir operaciones en Brasil, en San Pablo, este año. En los próximos ocho años queremos estar en 60 ciudades de seis países de la región. Si bien hasta ahora invertimos con fondos propios, de los socios, para esta internalización si vamos a buscar inversores nuevos.
Lo que hay que leer, por favor…
Le pone el sello de Plant Based a una hamburguesa con huevo y leche en polvo?
Podria explicar que es una mezcla a nivel molecular? mezclar ingredientes?
En serio va a decir que su producto es mejor porque Beyond Meat cuesta 10 dolares? Hizo una copia mala de todas las cosas que nombra y las tilda de que no son disruptivas?
Me encantaria poner algo positivo, pero esto es increible…