El mapa, que buscará tener inscriptas en todo el territorio argentino, ya cuenta con referentes en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, Buenos Aires y la Capital Federal. Pero además de difundir donde trabaja cada una de ellas, el sitio recopila historias y abre un debate sobre género que toca a la sociedad toda: qué situaciones de desigualdad todavía persisten y cómo se puede barrer con ciertos prejuicios asociados a la mujer y la bebida.
Por otra parte, sus integrantes dictarán charlas y organizarán eventos para que las mujeres del rubro incorporen hábitos saludables y a futuro apuntan a realizar el Primer Encuentro de Mujeres Gastronómicas del País. Ámbito.com habló con Marajofsky, quien sostiene que hay mucho por hacer para que se tejan redes en lo presencial y lo virtual y que todo el país conozca a chicas que pisan fuerte.
Periodista: ¿Cómo surgió la idea de armar Mapa de Barmaids y en cuánto tiempo lo hicieron realidad?
Laura Marajofsky: Todo empieza a raíz de mi blog, Drink me, que lo llevo hace cuatro años por puro placer. Más tarde cubrí noticias de género vinculadas con gastronomía y coctelería. Cuando viajé por el interior del país en 2017, quedé flasheada con el ambiente gastrocultural de las ciudades de Córdoba y Rosario, con el circuito floreciente de bares y cómo se movía la coctelería, además de notar bastantes chicas del otro lado de la barra. En Agosto cubrí el World Class en México DF, que es como el mundial de la coctelería y de ahí volví con la idea de que había que hacer algo a nivel local vinculado con la representación femenina en barras, tras ver que afuera eso es un estándar y que hay mujeres no sólo haciendo cosas maravillosas, sino también en roles de poder e influencia. En septiembre presenté el proyecto en el BAC Inspira (encuentro sobre bebidas para profesionales gastronómicos) y a partir de ahí ya arrancamos, subimos el cuestionario online y las chicas se empezaron a anotar, a recomendarse en las redes, a difundir el mapa en construcción. Todo 2018 estuvo destinado a la elaboración de la plataforma y a conseguir los sponsors hasta su estreno, en diciembre.
P.: Tras escuchar a las chicas, ¿cuáles son las principales situaciones asociadas al género que atraviesan las mujeres en gastronomía?
L.M.: Depende del área donde trabajen, porque una cosa es la cocina y otra es la barra o el salón. Igual, te diría que el sexismo está en todos los ámbitos y que la gastronomía es un ambiente difícil para las mujeres por diversas circunstancias, más en la cocina, por la demanda física y horaria, además de la competencia intrínseca. Pocas mujeres llegan a los lugares de mayor influencia y poder- al fijarse en el ranking de los restaurantes que están en el Top 50 del mundo (World’s 50 Best Restaurants) de 30 había una sola mujer. Estadísticas muestran que el 93% de los roles de chefs ejecutivos son ocupados por hombres, mientras que diversos estudios internacionales documentan que hay harassment (acoso) en estos ambientes. En Argentina esta situación se vive más desde la violencia o abuso laboral, muchos empleados están en negro y las condiciones suelen ser bastante precarias. Los dueños especulan con que gran parte del sueldo de los gastronómicos provienen de las propinas, y si las mujeres tienen un problema con un superior o alguna situación de abuso, la situación económica precaria dificulta que hagan valer sus derechos. En la barra o el salón las chicas ‘zafan’ un poco más, y las situaciones que se viven tienen que ver más con los comentarios machistas más o menos “esperables” si se conoce al cliente masculino promedio, que por prejuicio le cuesta reconocer que puede encontrarse con una mujer que sabe de bebidas, que te puede preparar muy bien un cóctel y explicarlo a la vez.
P.: ¿Recordás anécdotas específicas que te hayan contado?
L.M.: Una anécdota recurrente es que muchas chicas me cuentan que en sus primeros trabajos iba un cliente y les decía “estoy esperando al barman”. Esas cosas por suerte cada vez pasan menos. Pero los comentarios de chicas que están en el ámbito de la bebida tienen más que ver con el cliente y en el trabajo del día a día que con otra cosa. Las cuestiones más heavy de comportamiento indebido en ámbito laboral me parece que se dan más en cocina, donde puede haber maltrato psicológico y se dan situaciones de asimetría de poder.
P.: Al explorar el mapa, llama la atención que no haya tantas inscriptas en Mendoza, la tierra emblema del vino, si el mapa incluye también a sommeliers…
L.M.: A nosotras también nos sorprendió. Hasta ahora Mendoza estaba muy copada también con la movida de la cerveza y recién ahora aparece más la coctelería de autor. Uno inferiría que hay más sommeliers o enólogas, pero este es un público que nos está costando llegar porque ellas están menos en las redes. Hacemos un gran esfuerzo para sumar más chicas del vino, que desde hace muy poco comenzaron a comprender que el Instagram es una excelente estrategia de promoción, con excepción de figuras muy conocidas como Agustina de Alba, que es una excelente comunicadora de esta bebida. Y en el mapa, gran parte de las inscriptas llegaron a conocernos por las redes y decidieron inscribirse.
P.: ¿También ofrecen charlas para las chicas en gastronomía?
L.M.: Sí, dimos charlas cuando arranco el proyecto y este año trabajaremos en tres líneas: la de género, la de formación y la de healthy hospo o healthy hospitality, para introducir hábitos saludables en la industria gastronómica, que se caracteriza por proveer momentos epicúreos y de placer al público, pero es bastante ingrata para con sus propios empleados. De hecho, hubo una clase de yoga con meditación guiada en nuestro evento inicial que se hizo en Puente G, el espacio de la referente y madrina de este proyecto Mona Gallosi. La gastronomía es una profesión que demanda mucho tanto desde lo físico como desde lo mental y hay muy poca conciencia del cuerpo como herramienta de trabajo. Pero ademá de estos ciclos, iremos haciendo “takeovers”, es decir “tomar” distintos bares de la ciudad, capacitando, dando charlas y ofreciendo clases. Hay mucho por hacer y nos entusiasma.