Fuente: IProfesional ~ La tradicional pizzería había cerrado en 2021. El local se había puesto en alquiler y un empresario gastronómico decidió recuperar este espacio mítico.
Es una de las pizzerías más antiguas de la ciudad de Buenos Aires, fundada hace más de 90 años. Su icónico local, sobre Cabildo casi esquina Monroe, vio pasar a generaciones de vecinos, oficinistas y comerciantes del barrio, hinchas de River Plate y público de los recitales, que paraban allí para deleitarse con su famosa pizza al molde, con generosa muzzarella.
Durante 2020, la pizzería Burgio permaneció un tiempo cerrada por la pandemia, y cuando reabrió, el negocio ya no era el mismo. Muchos vecinos y clientes se entristecieron cuando en septiembre de 2021, encontraron el local cerrado y con un cartel de alquiler.
El empresario gastronómico Gonzalo Louro (34) fue uno de ellos. «Me pareció una lástima que se pierda un ícono de la gastronomía porteña«, cuenta Louro a iPprofesional. «De adolescente, yo vivía en Villa Urquiza, pero pasaba por ahí cuando iba a las galerías de Cabildo a comprar libros y discos. Así que no dudé en contactarme con los antiguos dueños para comprar el fondo de comercio. Hace unos años, había averiguado con un martillero amigo si podía comprarlo, pero por entonces, no estaba en venta», confiesa.
Se aseguraron de continuar con la misma receta de pizza que hizo famosa a Burgio
De familia de emprendedores gastronómicos, Louro es dueño de otros restaurantes junto a un grupo de socios. «Siempre los armé desde cero; desde el nombre hasta la carta y la estética del lugar. Con Burgio es la primera vez que me sentí rescatando parte de una tradición y una historia. Para esto, contamos con la colaboración de muchos vecinos, que nos trajeron fotos antiguas y nos contaron anécdotas del lugar», destaca.
Las obras de refacción y reacondicionamiento del local llevaron más de siete meses. «A lo largo del tiempo, hubo pequeñas remodelaciones en distintas épocas y queríamos volver a la original. Rescatamos los azulejos amarillos que había detrás de la caja y el mostrador, que hoy le dan un toque vintage. Y restauramos y volvimos a colgar un cartel de Neón, que había pasado 30 años al rayo del sol», relata Louro.
«Compramos un horno convector y sumamos una máquina para helados. Le damos mucha bola a los postres y nos aseguramos el moscato. Mi primo tiene bodega en Mendoza y me separó una tirada de Moscatel que salió en edición limitada con marca Burgio», comenta.
Las obras de refacción y reacondicionamiento del local llevaron más de siete meses
Los empleados antiguos del negocio fueron indemnizados, y sólo uno continuó en la nueva gestión. «Nos juntamos con el maestro pizzero a cocinar, para asegurarnos de continuar con la misma receta de pizza que hizo famosa a Burgio: una masa bien gruesa, algo aceitosa, y la especial de jamón y morrones, que es el gusto más pedido. Asamos dos cajones de morrones por día», explica el emprendedor.
Una pizzería clásica renovada
Finalmente,el local reabrió el pasado 5 de octubre, con gran afluencia de público: el de siempre, y nuevos clientes que se van sumando con el boca a boca.
«Estamos abiertos todos los días, desde las ocho hasta la una. A la mañana viene gente que hace trámites por la zona a desayunar o tomarse un café, en el almuerzo tenemos comerciantes y oficinistas y a la noche vienen familias y grupos de amigos. Los fines de semana que hay partido, se llena de hinchas de River, y explotó con los recitales de Coldplay en el monumental», cuenta.
Tienen una masa bien gruesa, algo aceitosa
En cuanto a los planes futuros, Louro descarta abrir otras sucursales de Burgio. «Es un lugar emblemático y tradicional, no funcionaría bajo el esquema de cadena», apunta. No obstante, señala que le gustaría que el local sea declarado «punto de interés» en la ciudad.
«Las pizzerías no tienen, como los bares, un estatus de ´Notable´, pero siendo lugares emblemáticos de la gastronomía y la cultura local, sería bueno que tengan un reconocimiento», concluye.