Fuente: Clarín ~ Desarrollaron una cerveza que combina los dos estilos. La sirven en el Parque Cervecero. “Hay cierta rivalidad entre dos grupos y tratamos de cerrar esa grieta”, dicen.La grieta entre los argentinos está vigente y hay que cerrarla. ¿Hablamos de política? ¿O de fútbol, o música? No: de cervezas.
Hace algunos años, cuando comenzaron a ganar terreno y consumidores las cervecerías artesanales, empezó también a generarse una rivalidad que con el paso de los años fue creciendo, entre los amantes de las recetas “de autor” y quienes siguieron fieles a las etiquetas tradicionales.
Ya sea realidad o un mito, el objetivo de la cervecería Quilmes y la fábrica artesanal Mesta Nostra -última ganadora de la Copa Argentina de Cervezas- fue contrarrestar esa idea. Así se gestó la “unidad cervecera” a partir de la cual crearon, juntos, lo que bautizaron como la “Pinta de la Paz”.
“Hay una cierta rivalidad o grieta entre las cervecerías, es cierto, pero nace de un grupo -analiza Luis Dimotta, maestro cervecero de Quilmes– Con esta creación tratamos de mostrar que en general eso no sucede y que lo industrial puede convivir con lo artesanal y viceversa”.
Para Dimotta, el fenómeno de las cervecerías chicas fue beneficioso para todos. “La gente comenzó a consumir más y eso hizo mejorar el mercado de la bebida. Hoy está difícil por la situación económica”, explica.
Y agrega: “Con esto buscamos compartir conocimientos tanto de nuestro lado como del de ellos con respecto al mundo cervecero”, cuenta.
En la Pinta de la Paz combinaron dos tipos de levaduras: lager -utilizada en el ámbito industrial y ale, empleada en el área artesanal.
“El tema de definir qué cerveza queríamos obtener nos llevo alrededor de una semana. Después de eso hicimos dos pruebas cambiando algunas cosas y agregando otras. Se terminó de cocinar en la planta (de Quilmes) de Zárate”, cuenta Yuri Werefkin, gerente de producción en Mesta Nostra.
Como resultado obtuvieron una cerveza de tinte rojizo que incorpora toques bien nacionales.
“Le adicionamos cedrón como un símbolo argentino y para combinarlo con el perfil de lúpulo mapuche, que es cítrico. Creemos que está en sintonía con el estilo amber”, detalla Werefkin.
Por el momento, la Pinta de la Paz se puede tomar en el Parque Cervecero de Quilmes y en los “Clásicos”, bares que la empresa abrió en Capital Federal.
“Tratamos de ubicar la cerveza en puntos de venta donde el estilo artesanal no sea el primordial -concluye Werefkin-. Lo que buscamos fue enfocarnos en la gente que no consume habitualmente este estilo de bebida”.