Fuente: La Nación ~ No es fácil hallarlas y en caso de dar con una muchas veces es necesario hacer obras para transformarla en un espacio que pueda albergar un restaurante o un bar. Las terrazas, que de ellas se trata, se presentan como la opción de potenciar el negocio gastronómico, ávido de metros al aire libre que tan bien maridan con los protocolos de pandemia.
José Jurafsky, director de la consultora e inmobiliaria gastronómica Foodconsulting, especializada en la comercialización de fondos de comercio gastronómicos, comenta que en el presente contexto se ha intensificado la búsqueda de espacios abiertos como terrazas, patios y jardines para desarrollar la actividad. Asimismo, indica, las normas de seguridad impulsadas por las diferentes municipalidades, que hoy permiten solamente el uso del 30% de la capacidad instalada en espacios cerrados.
“En Capital Federal, las terrazas son difíciles de encontrar. Se requiere de propiedades que no tengan edificación en altura. Los barrios de edificaciones bajas como Palermo (Hollywood y Soho), Villa Crespo, Chacarita, Villa Devoto, Villa del Parque, Saavedra, Bajo Belgrano, Villa Urquiza, Colegiales, entre otros, son donde podemos encontrar locaciones con estas características”, señala el broker y consultor.
“Las terrazas complementan a los salones cubiertos, por lo general climatizados, aportando un espacio más descontracturado que se vincula directamente con el clima y la luz natural, ya sea de noche o de día”, suma la arquitecta Tamara Jurafsky. “Funcionan como un atractivo en verano y primavera, y en invierno se incorporan calefactores para aclimatarlas y así también darle un uso confortable”, completa, destacando que generalmente se encuentran en propiedades que antes funcionaban como vivienda donde no hay un edificio por encima.
De acuerdo con los Jurafsky, cuando las obras son nuevas, se proyecta la terraza como remate del edificio, “algo muy requerido inclusive desde antes de la pandemia”, con materiales para pisos, paredes y colores en sintonía con el diseño integral del negocio, dando continuidad con la imagen propuesta desde un comienzo.
Las dimensiones varían según la propiedad, pero por lo general se asemejan a la superficie de salón cubierto. “Nos tocó hacer una obra nueva para la cervecería Blest en el barrio de Núñez, donde desde el inicio se pensó la terraza como un espacio central trabajado y diseñado con la misma importancia que el salón cerrado de la planta baja”, informan.
“Es importante proveer a la terraza de un buen acceso, climatizarla para que se pueda usar todo el año y poder cerrarla en caso de lluvia, para lo cual se utilizan sistemas móviles con lonas. Diseñamos una barra de bebidas para agilizar el servicio y liberar así la demanda de la barra de planta baja; es fundamental que los camareros puedan ver al cliente cuando necesita pedir algo”, desarrollan en Foodconsulting.
Nuevos muebles, complementos y accesorios terminan de delinear la propuesta de una terraza gastronómica. ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de elegirlos? De acuerdo con la arquitecta Melanie Waingarten, del equipo de Fontenla, firma con más de siete décadas dedicadas al diseño, por un lado, hay que ser cuidadoso al elegir el material adecuado para el exterior. Hoy en día, asevera, las estructuras en aluminio con recubrimiento resultan ideales ya que son livianas, no se sobrecalientan, ni se oxidan y además son resistente a la corrosión. Otra estructura recomendada es la madera de incienso tratado, con protección contra rayos UV que evita el desgaste de la misma.
“Por otro lado, hay que optar por telas náuticas o impermeables, o fibras de poliéster tejidas con recubrimiento de PVC, también resistentes a la intemperie como géneros para acompañar estas estructuras. Cualquiera de estas opciones no se decolora con la luz ni el sol y son de fácil mantenimiento. Al ser telas simples, por lo general en colores neutros, pueden combinarse con almohadones decorativos que le agreguen un sello distintivo al espacio”, asegura la arquitecta Waingerten.
En cuanto al tipo de mobiliario, continúan en Fontenla, se combinan las mesas clásicas para dos, cuatro o seis personas con sus respectivas sillas –siempre con algún toque diferencial en su estética–, pero que conviven en un mismo espacio “con una onda más chill”, con un mobiliario relajado que puede incluir desde juegos de livings hasta chaislongues y reposeras, que pueden hacer vivir una experiencia gastronómica distendida y menos formal.
“Uno de los elementos más importantes para ambientar una terraza es la iluminación, ya que si se utilizan luces puntuales, guirnaldas o faroles, se modifica sustancialmente el clima que se busca lograr. El sonido también es fundamental para tener una buena experiencia sensorial, con elementos absorbentes se busca disminuir el ruido general para que la música se destaque por sobre el resto. La vegetación es muy valorada; siempre que exista la posibilidad, colocamos plantas, árboles o enredaderas para darle calidad y naturalidad al espacio”, añaden en Foodconsulting.
Pero además de adecuarse a estos tiempos, lo cierto es que la terraza también puede convertirse en una marca identitaria. Según explica Francisco García Moritan, dueño de Amazonia Brasas, en Palermo, la identidad de este restaurante de comida peruana está dada en buena medida por su terraza, de 90 metros cuadrados donde tienen 50 cubiertos, los cuales representan el 70% del negocio.
Según comparte, hallar el local demandó varios meses de búsqueda y otros tanto de obra, a partir de la cual reconvirtieron un pequeño patio “no habitable” de un primer piso de un viejo restaurante de comida española en una terraza con mesas, sillas y también una importante barra. “Logramos crear un lugar que brinda un clima más intimista que la calle. Y está el factor seguridad a resguardo”, agrega, estableciendo diferencias entre ambos espacios al aire libre.
“Fortalecimos la planta baja de modo que la terraza soporte peso y adaptamos la escalera, llevándola de los 80 centímetros de ancho al 1,20 metro, de manera que permita el ascenso y descenso de personas y la circulación”, desarrolla en relación a las obras, y puntualiza que la adaptación del acceso sintoniza con el protocolo del gobierno porteño de septiembre del año pasado, específico para habilitar terrazas para el servicio gastronómico.
“Obviamente, en la terraza, la ambientación, con plantas e iluminación dada por antorchas y velas ayudan al concepto: un restaurante de sabores peruanos de la selva”, comparte el empresario, destacando que la cristalización de este ambiente estuvo a cargo del estudio Berna, dedicado al diseño y la fabricación de muebles.