Fuente: La Nación ~ Con equilibristas que caminaban entre edificios a 40 metros de altura, show musicales, performance artísticas y un extracto de una obra de teatro de revistas la avenida Corrientes se transformaba en una peatonal nocturna para darle mayor prioridad a las caminatas entre teatros, pizzerías y librerías. Una multitud se sumaba a los festejos; no había restricciones ni distanciamiento social que respetar. Paso un año y hoy la realidad devuelve otra imagen: calles vacías, comercios cerrados y soledad son parte de la nueva normalidad.
Desde que comenzó la cuarentena obligatoria ante el avance del coronovirus la avenida Corrientes no quedó al margen del cambio de hábito y este escenario atípico, con la actividad económica casi paralizada, pone en riesgo a los 4000 comercios de diferentes rubros que le dan vida a la zona, mucho de ellos relacionados a la gastronomía . Vencimientos, pago de alquileres , sueldos, proveedores y otros gastos pusieron en una situación asfixiante a los comerciantes que se las arreglaron como pudieron para cerrar marzo y abril al día, pero sin certeza de poder hacerlo este mes.
Por estos días hay una sola idea que retumba en los locales cerrados: take away , la opción de retirar la comida , o cualquier producto, por el local. De esta forma, creen los comerciantes, podrían aumentar la recaudación diaria y engordar una caja que, por el momento, sólo genera ingresos a través del delivery, lo que representa entre el 5% y el 10% de la facturación. Es decir, poco. Fuentes del Gobierno de la ciudad le confiaron a LA NACION que la opción se está evaluando y podría haber algún anuncio al respecto en los próximos días.
«La problemática es muy grande porque por las características de la zona, no hay gente. Vivimos del oficinista, del empleado público , del que pasea por la avenida, del turismo, del que viene a los espectáculos teatrales , todos rubros que serán los últimos en reactivarse», opinó Gustavo Luraschi de Amigos de la Calle Corrientes .
La agrupación nuclea a todos los comercios ubicados en el perímetro que abarca desde avenida Callao hasta Puerto Madero , y desde Viamonte hasta Perón . La zona, desde que se decretó el aislamiento obligatorio el 20 de marzo, vive en modo feriado. La incorporación de actividades que fueron exceptuadas le dieron mayor movimiento, pero lejos de llegar a la dinámica habitual de la vida pre cuarentena.
Con notas presentadas en diferentes áreas del gobierno de la ciudad y entrevistas personales con el jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta , el vicejefe, Diego Santilli , y funcionarios del área BA Gastronómica los comerciantes intentaron avanzar con la habilitación de la modalidad take away y otros beneficios para sobrellevar la crisis. Además solicitaron a las distintas cámaras que los nuclea, de acuerdo a los rubros, que se elaboren protocolos preventivos sanitarios para estar en condiciones de brindar el servicio.
La situación no da tregua y los comerciantes plantean una salida rápida para enfrentar la crisis. La Ciudad está elaborando un protocolo de take away junto con cámaras y asociaciones gastronómicas para que, cuando el Gobierno de la Nación habilite la modalidad, comience a implementarse. «De antemano ya estamos trabajando y analizando las mejores medidas sanitarias de protección de empleados, clientes y propietarios», sostienen las fuentes.
La suspensión del impuesto de Ingresos Brutos y del ABL por seis meses, la devolución de los saldos a favor de Ingresos Brutos, créditos a tasa cero «por el total de la nómina salarial de cada una de las empresas del sector otorgado por el Banco Ciudad » y la suspensión del Sistema de Recaudación y Control de Acreditaciones Bancarias (Sicreb) forman parte del pedido que los comerciantes también le realizaron a Rodríguez Larreta.
«No entendemos cuál es la diferencia entre comprar comida en una panadería o fábrica de pastas y en una pizzería. Es un trato desigual. Más allá de esta medida lo ideal sería volver a una normalidad sobre toda la calle Corrientes para reactivar la economía «, sostuvo Antonio Vázquez , gerente de la pizzería Las Cuartetas . En el local, donde habitualmente trabajan 38 personas divididas en dos turnos, tres empleados alcanzan para cubrir los pedidos que se hacen a través de Rappi , Pedidos YA o Glovo . «Estamos trabajando a pérdida, lo que entra no alcanza para cubrir los gastos, pero queremos mantener a la gente ocupada y, además, el negocio cerrado se deteriora», explicó Vázquez.
Las pizzerías tradicionales , que no tienen hornos eléctricos, deben permanecer en funcionamiento por otra razón: los hornos de material tienen que prenderse cada dos o tres horas porque, de otra forma, se enfriarían y las paredes se resquebrajarían, lo que traería problemas aún mayores. Los hornos funcionan a una temperatura promedio de 400°C.
«El delivery solo significa el 5% de nuestra venta por lo cual nuestra recaudación es casi nula. No pudimos acceder a las app porque sus comisiones son muy altas y con respecto a los bancos aún no accedimos a ninguna línea de créditos . Los sueldos de marzo los pagamos en tiempo y forma, con los de abril pudimos acceder a la ayuda del gobierno y el acuerdo entre la cámara empresarial y el sindicato y también los pagamos, pero mayo será muy duro: las reservas se agotan y los ingresos no aumenta», sintetizó Alejandro González , gerente de la pizzería La Americana que funciona con uno de sus tres locales y bajo la modalidad de los productos a domicilio.
La incertidumbre es grande y aumenta con la misma velocidad que se licuan los fondos. Aún no hay un registro de cuántos comercios están comprometidos, pero si preocupación por el futuro cercano mientras continúan negociando alquileres, plan de pagos a proveedores y otros gastos. «Pudimos resistir marzo, vamos a aguantar abril, pero esto necesita tener una reactivación, al menos parcial», pidió Vázquez.