Fuente: Clarín ~ Tras meses con el sector en emergencia, el lunes pasado los bares y restaurantes porteños pudieron expandirse un poco más: comenzaron a abrirse sus salones internos, con una ocupación máxima de hasta un cuarto de su capacidad, atada a las características de su sistema de ventilación. La decisión, anunciada la semana pasada cuando se renovó la cuarentena, aún no se reguló con la publicación en el Boletín Oficial.
Clarín hizo una recorrida por circuitos de bares y restaurantes de Belgrano, Recoleta, Caballito, Villa Urquiza y las zonas palermitanas de Soho, Las Cañitas y alrededores del Alto Palermo. Y registró un altísimo nivel de cumplimiento del 25% de ocupación bajo techo, aunque con algunas excepciones, como dos bares cercanos a Plaza Armenia, otro de Santa Fe y Coronel Díaz, y uno más cercano al cruce de Donado y La Pampa.
Más que el nivel de ocupación, lo que es difícil de cumplir es la distancia entre los mismos clientes, que debe ser de al menos dos metros, en todo momento. Una disposición quizás necesaria pero también complicada: las mesas tanto internas como externas suelen medir mucho menos que eso y mantener tal separación depende más de la voluntad de los propios comensales que de lo que puedan hacer los gastronómicos al respecto.
A diferencia de otras ciudades, con una relación entre espacio interior y exterior mucho más fluida, Buenos Aires siempre marcó una frontera definida, a veces hermética, entre el adentro y el afuera, incluso en los bares. En parte debido al clima, pero también a la costumbre, al rechazo a la intemperie o a la preocupación ante lo que se percibe como inseguridad.
Con espacio y junto a la ventena. La nueva normalidad de los bares y restaurantes, que esta semana sumaron atención en los salones. Foto: Juano Tesone
Por criterio sanitario, hoy esa frontera se desdibuja, se vuelve membrana semipermeable, aunque para pasar haya que ponerse alcohol en gel. Se come o toma en la vereda incluso si está fresco y las ventanas de los salones están completamente abiertas, de la mano de la necesaria caída de la resistencia a ventilar los ambientes, una medida que cobra cada vez más relevancia.
Muchos locales gastronómicos tienen más gente afuera que adentro, aunque tengan sus salones disponibles y vacíos. La agradable temperatura nocturna de esta semana ayuda, a tal punto que una familia se debate frente a un restaurante de cocina italiana de Pagano y Tagle: quedarse en la vereda o entrar. Ellas prefieren adentro. El padre tiene calor y no quiere ingresar. Otros eligen el exterior por cuestiones sanitarias.
La nueva distribución espacial incluso genera anillos internos y externos: algunos locales disponen en sus salones sólo las mesas pegadas a las ventanas, como una suerte de cordón de comensales. Una disposición que se replica en la acera, con una o dos filas de mesas más, concéntricas. Así se ve, por ejemplo, en el bar Varela Varelita, o en La Azulada de Las Cañitas.
Aunque bares y restaurantes ya trabajan en el interior de los salones, muchos clientes siguen eligiendo las mesas en las veredas. Foto: Mario Quinteros
Para poder habilitar estos salones internos, los gastronómicos deben emitir una Declaración Jurada firmada por un profesional y presentarla ante la Agencia Gubernamental de Control (AGC), dependiente del Gobierno porteño. El índice de capacidad que le habiliten al local -que no puede ser superior al 25%- depende de la cantidad de renovaciones de aire por hora.
Las condiciones no se acaban allí: los clientes deben tener reserva previa y sólo pedir platos a la carta, ya que la opción de autoservicio está deshabilitada en todos los casos. Las mesas deben estar a al menos dos metros una de la otra. Y a ella sólo pueden sentarse cuatro personas como máximo.
Hay un dato llamativo en esta nueva reapertura: la aprobación de este nuevo protocolo aún no fue publicada en el Boletín Oficial de la Nación, como sí ocurrió con el de gimnasios y piletas de edificios.
Consultados por este diario, desde la AGC indicaron que la aprobación “está por salir pronto y mientras se avanzó en las adecuaciones”. Con todo, ya desde el lunes los locales gastronómicos reciben clientes en sus salones.