Fuente: Clarín ~ Con la segunda ola de coronavirus ya instalada en la Argentina, el Gobierno porteño monitorea la situación epidemiológica para definir cómo seguir. Aunque por ahora los funcionarios decidieron no aumentar las restricciones, tampoco descartan tomar medidas si se multiplican los contagios. Saben que los casos se multiplican y las nuevas cepas pueden diseminarse con mayor velocidad que las originales.
Este lunes fueron 2.084 los casos nuevos registrados entre vecinos porteños: un récord para el distrito, que nunca había tenido tantos positivos en una misma jornada desde el inicio de la pandemia. Aunque luego se explicó que el número subió porque se contabilizaron más horas. El martes, en tanto, hubo 1.015 contagios reportados.
Sin embargo, las clases presenciales no están en discusión y, en caso de que haya freno a actividades, lo último que se cerrarían serían las escuelas.
De hecho, en el Ministerio de Educación de la Ciudad analizan un plan para mantenerlas abiertas y definir qué hacer si la situación se agrava a un ritmo aún mayor. Según estadísticas de esa cartera, los casos de Covid confirmados en el primer mes de clases presenciales son apenas el 0,17% del total de personas que asisten a los establecimientos. Y sólo el 1,09% de las burbujas debieron ser aisladas preventivamente en todo un mes.
Por ahora, en la Ciudad se mantiene el horario de cierre de bares y restaurantes a las 2. Y buscarán ordenar el uso de veredas y espacios al aire libre. Foto: Juano Tesone
Además de las clases presenciales, el otro interrogante es qué pasará con los comercios y los restaurantes porteños. Desde el Gobierno de la Ciudad afirman que, antes que restringir la actividad, primero buscarán ordenar la actual y, en todo caso, analizar nuevos límites horarios, que ahora están fijados a las 2.
Los funcionarios porteños creen que no hay espacio para nuevos cierres totales, por la situación crítica de ambos sectores. Por eso, se reunieron con representantes del rubro gastronómico y les pidieron que organicen las mesas al aire libre para que sigan cumpliéndose los protocolos.
Es un punto en el que varios dueños de restaurantes y bares parecen haberse relajado en el último tiempo, no sólo al no controlar el distanciamiento social requerido sino al dejar de exigir el correcto uso del barbijo. La relajación también se advierte en muchos clientes, que pretenden ingresar a locales o comercios sin tapabocas o intentan violar la capacidad máxima admitida.
Aunque la decisión de no profundizar las restricciones a locales gastronómicos genera suspiros de alivio en el sector, está lejos del avance que pretendían en el rubro cuando la semana pasada plantearon ampliar el aforo de los salones ante la llegada de las bajas temperaturas del otoño y el invierno, pedido descartado oficialmente. Hoy la capacidad permitida es del 30% del salón, con consumo en mesas de hasta cuatro personas.
Otro pedido que hicieron los gastronómicos fue el quite de las restricciones horarias en Capital cuando fueron eliminadas en territorio bonaerense el 25 de febrero. Esta semana sucedió exactamente lo contrario: la Provincia de Buenos Aires retomó la medida que había suspendido y volvió a exigir el cierre de bares y restaurantes a las 2 de la mañana, el mismo límite que ya estaba vigente en la Ciudad.
Donde avanzan nuevas medidas porteñas es en el Centro de Trasbordo de Constitución: algunas paradas de colectivo fueron modificadas para favorecer el distanciamiento social y ordenar los flujos peatonales. Este martes por la tarde, diez líneas cambiaron el lugar del ascenso y descenso de pasajeros.
Aunque el transporte público siga siendo sólo para esenciales, las filas en Constitución y otros nodos siguen engrosándose día a día. Al mismo tiempo, en hora pico es imposible mantener el distanciamiento social dentro de los coches del subte.
Según datos de SUBE, la circulación de pasajeros alcanzó un uso del 54% del sistema de transporte público en el AMBA, con 2,2 millones de personas que usaron el servicio el 1° de marzo. Esto es 163.000 más que el promedio diario en febrero y 500.000 más que el de noviembre.