Fuente: Clarín ~ Por la enorme presión tributaria entre tasas nacionales y de la Ciudad muchos ya bajaron la persiana y otros están contra las cuerdas.
La gastronomía es uno motores económicos de la Ciudad. Se estima que entre todos los segmentos involucrados, pymes y microemprendimientos emplea a más 50.000 personas. Y hace más de 100 días que está prácticamente paralizada.
La pandemia de coronavirus y la cuarentena pegó de lleno en un sector que, además, en gran medida depende del turismo. Y sin fecha clara para una reapertura parcial de los locales, por ahora son noticia los restaurantes que bajan las persianas para siempre.
“Cerramos definitivamente. 80 días cerrados fue imposible de sostener. Gracias a todos por estos años”. El pasacalle frente al bar Bad Toro en Plaza Serrano resume el sufrimiento de la mayoría de los emprendedores o empresarios gastronómicos: cómo aguantar.
A quien se consulte del rubro coincide en la que la presión impositiva altísima en condiciones normales, se convirtió durante la cuarentena en un soga que cada vez aprieta más. Una fuente del sector detalló para Clarín 11 los impuestos o tasas que debe pagar con su restaurante funcionando al 20% con delivery y take away.
“Los impuestos nacionales son el IVA, Ganancias, Bienes Personales, débitos y créditos Bancarios (impuesto al cheque) y los aportes provisionales”. El Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) del Gobierno Nacional cubre sólo una parte de los aportes, por lo que del resto se debe hacer cargo el dueño el empleador.
“Luego están los impuestos locales, en este caso los de la Ciudad -amplia-: Ingresos Brutos, ABL, Inmobiliario, Tasas de ocupación y publicidad y residuos”. Y agrega: «El ideal sería una disminución de la tasa de IVA o la alícuota de Ingresos Brutos (este año se frenó un plan que aplicaba bajas graduales). Pero hoy al no haber actividad lo más urgente es ABL y el Inmobiliario”.
Al respecto, el Gobierno de la Ciudad envío a la Legislatura porteña un proyecto que condonaría el ABL y el Inmobiliario a restaurantes y bares en junio y julio. Para los empresarios es insuficiente y piden que se suspenda el cobro por un año e Ingresos Brutos por seis meses.
Volviendo a los tributos y de acuerdo al informe que anualmente realiza el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), los impuestos pueden llegar a llevarse el 40% de la facturación de un restaurante.
“En el caso de los restaurantes -considerando un tamaño grande-, se observa que aproximadamente un 39,8% del precio que paga el consumidor, se origina en impuestos nacionales, provinciales y municipales. Este porcentaje es levemente superior al obtenido para el rubro hotelería debido a la mayor incidencia que tiene en la estructura de costos el componente personal”, resalta el informe.
Y destaca un costo más que afrontan los restaurantes: “La incidencia de la presión tributaria que el sistema impositivo y previsional ejerce sobre los insumos que utilizan como los servicios públicos, la publicidad, los alimentos y bebidas, entre otros. En estos casos, seguramente la carga tributaria sea unos puntos aún más elevada”.