A cuatro meses de las elecciones y a seis del cese del mandato, el Gobierno hará otro intento vía mesas sectoriales. Convocará en los próximos días a las cámaras que nuclean a hoteles y restaurantes y al gremio de Gastronómicos que encabeza Luis Barrionuevo, así como a representantes de clínicas, sanatorios, laboratorios y droguerías a hacer lo propio con el sindicato que lideran Carlos West Ocampo y el cotitular de la CGT Héctor Daer.
La porfía oficial responde más a la necesidad de Macri de mostrarle al Fondo Monetario Internacional (FMI) que su administración no renunció a producir cambios en la normativa laboral, una de las sugerencias que el organismo de crédito le planteó al Ejecutivo para la firma del acuerdo stand by que derivó en un préstamo por 57 mil millones de dólares. En ámbitos reservados los funcionarios admiten que existen pocas chances (y tiempo) de completar con éxito una reformulación general antes del cambio de Gobierno.
El libreto es similar al que plasmó Cambiemos en el frustrado proyecto de ley y en las primeras mesas sectoriales: flexibilización de horarios de trabajo, francos compensatorios y vacaciones; creación de bancos de horas y fondos de cese laboral, establecimiento de nuevas categorías de trabajadores en función de las tecnologías disponibles, entre otros ítems.
Las convocatorias están a cargo del secretario de Trabajo, Lucas Fernández Aparicio, y tomaron más vigor a partir de la presentación días atrás en Ginebra, Suiza, del ministro Dante Sica ante la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adonde reiteró la necesidad de una modernización en las leyes laborales de la Argentina.
En ambos gremios están anoticiados de las discusiones inminentes. Los dirigentes, de todos modos, coinciden en bajarle la expectativa a los eventuales resultados de las mesas. En Sanidad, por caso, advirtieron que se trata de un sector imposibilitado de mensurar la productividad de su personal (auxiliares de enfermería, asistentes, empleados de limpieza en establecimientos de salud) y, por lo tanto, impermeable a una flexibilización.
En la Uthgra también admiten que será difícil lograr avances concretos en el debate habida cuenta del poco tiempo hasta las elecciones. Y más allá de los pedidos del Gobierno, en línea con un sector de las empresas del rubro, la organización sindical acudirá a la cita casi con un único propósito: reinstaurar el laudo que regía décadas atrás en la actividad y que reservaba un porcentaje de las ventas de los locales gastronómicos para los trabajadores. El gremio reclamará que el 20% del total bruto producido tenga como destino la totalidad del personal de cada establecimiento.
Dante Camaño, secretario general de la filial porteña del gremio, confirmó que entre otros puntos se discutirá en ese ámbito un fondo de desempleo para pyme, la redefinición de los turnos de trabajo, la obligatoriedad de realizar cursos de perfeccionamiento por parte de los trabajadores y una mayor jerarquización del personal por experiencia, antigüedad y desempeño. “Es un trabajo complejo y que va a demandar varios meses de discusiones”, amplió Camaño.