Fuente: La Nación ~ Es una de las cocineras más reconocidas de la Argentina; el Gato Dumas vaticinó su potencial.
A diferencia de gran parte de sus colegas chefs, a Mariana Pages Palenque no le gustan las cámaras, usa poco las redes sociales y elige para su vida y su profesión el bajo perfil. Sin embargo, es una de las cocineras más reconocidas de Argentina y suele correr de un lado a otro organizando caterings, ya sea para los Rolling Stones y su crew, para 4 mil personas en el Argentina Open de Tenis, en una travesía gourmet de a caballo por la ruta de San Martín, o durante eventos empresarios.
“Vos, chiquita, vas a llegar muy lejos”, le vaticinó un día el Gato Dumas. Salteña de nacimiento y nieta de diplomáticos, Mariana Pages Palenque (49) realizó su primer trabajo formal a los 15 años. Fue para la dueña del instituto de inglés donde trabajaba su mamá. Desde ese momento no paró, siempre al mando de su propia empresa boutique que lleva su nombre.
“Es un fin de año muy intenso. No paran de llamar. Todo el mundo quiere reencontrarse ahora, después de la pandemia”, le cuenta a La Nación en el living de su casa en Florida, junto a un colorido mural en su rincón preferido, la mejor inversión de su vida, asegura. Con su socia, Nadia Andrada Farrabello (32) en un par de horas tendrá que estar en el restaurante de Casa FOA donde brindarán sus servicios.
“Los eventos son momentos muy puntuales donde despliego muchísima energía y creatividad. Termino agotada, y cuando viene el próximo me vuelvo a cargar de energía”, explica mientras revela que el mayor secreto de su cocina es usar la mejor calidad en crema, manteca, carnes, etc. “Con la calidad no negocio”, remarca durante la conversación que transcurre también en el jardín.
La clave para destacarse
El sello distintivo de su empresa es nunca repetir un menú. Habla antes con los clientes y les pregunta qué les gustaría comer y cómo se imaginan ellos la reunión. Los encuentros corporativos son sus favoritos, pero también prepara desde un Bar Mitzvá hasta un casamiento.
“Lo mío es el servicio, ver a la gente contenta. Por eso no reparto tarjetas durante los eventos, no corresponde. Si les gustó, van a preguntar, y nos van a llamar”, cuenta en relación a su equipo que la acompaña desde hace varios años, y con el cual logró con mucha dificultad atravesar el parate causado por la pandemia.
De su extensa trayectoria se puede mencionar el catering del Personal Fest de 2018 donde estuvo Robin Williams; trabajó para la productora Rock & Pop y tuvo a su cargo la preparación de la comida en River para los Rolling Stones. “Fue una experiencia maravillosa, ver armar el escenario, montar una cocina enorme donde teníamos que hacer guardia 24 horas”, dice en relación a lo que sucedió en el estadio.
“Pappo, quien cantó ese día junto a los Rolling, venía a comer. Solo pedía arroz con queso, nada más”, recuerda. En sucesivos recitales ofreció sus servicios a Iron Maiden, Roxette, Phil Collins y a Steve O’Rourke, el manager de la banda Pink Floyd a quien “le hacíamos unos huevitos muy especiales y se quedaba charlando con nosotros”.
En Punta del Este tuvo varios restaurantes. En uno de ellos, El oso sala la sopa, recibía a Mirtha Legrand, habitué del lugar. A los 22 años le cocinó a Diego Armando Maradona en una fiesta, cuando integraba la Selección Nacional de Fútbol. Además, desde hace 16 años es la encargada de cocinar en el Argentina Open de Tenis. En la actualidad también asesora a bares y restaurantes.
Un desafío en altura
¿Y tu mayor locura cuál fue?, le preguntamos. “Algo topísimo”, dice y recuerda cuando cruzó la Cordillera de los Andes con un grupo de 20, instaló carpas donde había hasta mesitas de luz y preparó el catering durante toda la travesía: “no hice asado, ni cordero, que hubiera sido lo lógico, sino algo absurdo como centolla, burrata y pasta con trufas. Todo iba cargado encima de mulas. Con el traqueteo de los animales las burratas llegaron hechas una manteca, explotadas”. Se ríe, acaricia a uno de sus tres perros y admite que le encantan las cosas delirantes, “de otra forma me aburro. Aunque de grande aprendí a sosegarme un poco”, aclara.
Pasó por todas las modas que hubo en cuanto al servicio de catering. “Antes había canapés. Yo amaba hacer canapés”, dice. Hoy, junto al pollo al champiñón, o las papas noisette, sería un plato impensable. Del mismo modo que antes a nadie se le ocurría servir una salchicha parrillera con pickles. En la actualidad su menú abarca desde entradas como Tataki de salmón rosado, soja, espuma de wasabi, brotes, hasta platos principales como ojo de bife en sus jugos y Malbec, ragout de hongos frescos, zanahorias y papines.
Tradición europea y del norte argentino
Todo empezó desde muy chica. A los cuatro años le pidió a los Reyes Magos un bowl y un batidor de cocina. Por ese entonces su mamá le dio permiso para picar con un cuchillo de poco filo. Se cortó el dedo y lo escondió detrás, en la espalda para continuar cortando.
En su cocina hay una fusión de estilos: por un lado, lo criollo, gracias a vivir en el campo salteño, “con una abuela preparando tuco desde las 8 de la mañana y una madre que aprovechaba la abundancia de los productos de la tierra, higos, leche, etc.”, cuenta. Por otro lado, se embebió del refinamiento europeo, especialmente inglés, gracias a un abuelo, Orencio Ricardo Palenque, Agregado aeronáutico en la Embajada Argentina en Reino Unido “Su mujer, mi abuela favorita, recibía con pompas y circunstancias permanentemente”, recuerda. Pero además Londres es una ciudad a la cual retornó varias veces, ahí hizo cursos, tiene amigos y familia.
Quien la descubrió fue el bodeguero Ricardo Santos. Le dijo que debía dedicarse profesionalmente a la cocina y la contactó con el chef Ramiro Rodríguez Pardo, la dupla televisiva del Gato Dumas. Luego trabajó en la prestigiosa empresa Buenos Aires Catering; con Gianni Fubinni, quien le sumó impronta italiana a su estilo; en Fauchon en París y en Zalacain Madrid. Cuando volvió a Argentina recién empezaban a abrir las escuelas de cocina, pero eligió no estudiar, llevaba años de carrera, tanto en el país como en el exterior.
Junto a Fernando Trocca, Juliana López May y Pablo Massey, entre otros cocineros famosos, pertenece a la primera generación que puso de moda la figura del chef mediático. “Éramos muy pocas las cocineras mujeres. Con algunas de ellas como María Julia Bacigalupo y Luisa González Urquiza elegimos otro camino, tal vez más cercano a nuestra forma de vivir ya que no nos hubiéramos bancado la exposición”, asegura. La gran explosión en la prensa de Mariana Pages había tenido lugar a los 20 años cuando le hicieron notas en la LN revista, en Para Ti, en Ollas y Sartenes, etc.
Del Gato Dumas recuerda que lo solía ver en el restaurante Catalinas donde ella trabajaba junto a Ramírez Pardo. Hubo un día muy especial en esa época, cuando bajaba por una escalera cargando una enorme y pesada olla, el Gato la miró hacia lo alto y le dijo: “ustedes, las mujeres, cómo joden en la cocina, pero vos, chiquita, vas a llegar muy lejos”. Quien alguna vez probó las delicias de su catering dirá “profecía cumplida”.