En zona norte hubo eventos con protocolos, controles y habilitación del municipio. La cámara que nuclea a estos sitios cree que abre una esperanza para la actividad.
Fuente: La Capital ~ De forma inédita desde el comienzo de la pandemia, los salones de fiesta comenzaron a abrir como bares. Una conocida empresa de catering, en un importante salón de zona norte, realizó eventos durante tres noches consecutivas de este fin de semana. Con la organización de la firma Martha Cura, el emblemático Posta 36 abrió el viernes, sábado y domingo, de 19 a 0, con cupo limitado de 190 personas y entrada anticipada.
En redes sociales se vieron videos de personas reunidas en mesas de living al aire libre, con música y tragos, y hubo quejas por el momento epidemiológico que vive la ciudad. Pero desde el sector creen que la polémica se debe a falta de información. Iván Hawryluk, presidente de la Cámara de Eventos y Afines de Santa Fe (Ceasf), aclaró que los salones de fiestas están habilitados por la Intendencia para trabajar con una readecuación como bares y restaurantes desde hace más de dos meses a través del decreto 983/2020.
«Tenemos permitida la apertura desde el 29 de julio. Pero nosotros interpretamos que nos nos convenía, porque los bares y restaurantes están yendo a pérdida trabajando con restricciones. No lo vimos como una posibilidad neta de empezar a trabajar. Ahora llega el verano, ya no hace frío, los días son más lindos y el que tiene espacio al aire libre lo aprovecha», argumentó el empresario y aseguró que en Posta 36 los organizadores «trabajaron con todas las de la ley», incluida una habilitación «provisoria y revocable» del municipio.
El titular de la cámara afirmó que en los eventos de este fin de semana se cumplieron los protocolos que aplican a la actividad gastronómica: «Funcionó como bar, no fe una fiesta: hubo mesas de cuatro personas, dos metros de distancia entre mesas, duró hasta las 0, y con cantidad de gente reducida. Sabemos que no se bailó. Hubo mucho personal de seguridad para que no hubiera intercambios entre mesas», apuntó.
Según pudo averiguar La Capital, la Secretaría de Control y Convivencia controló con un punto fijo de agentes de la Guardia Urbana Municipal (GUM) e inspecciones que se respetara el límite de personas, el cupo por mesa, que no hubiera clientes bailando, los decibeles de la música y el horario de cierre.
Nueva normalidad
Si bien los salones abrieron con esta nueva modalidad, los eventos como se acostumbraba antes del 20 de marzo todavía no se pueden hacer. Según Hawyluk, en un cumpleaños, graduación o casamiento, las personas se conocen y por más que se distancien se rompería el protoclo por la afinidad entre los clusters de las mesas: «Todos se saludarían, abrazarían, irían a soplar juntos las velitas», ilustró. Pero están en tratativas para hacer otro tipo de reuniones, como celebraciones de fin de año para empresas, donde no necesariamente todos los asistentes se conocen entre sí.
En el mientras tanto, exploran otras opciones: además de lo que sucedió en el salón de fiestas de la zona norte, en Funes hace algunos días hubo una cata de vinos con entrada anticipada. «Esto va a ayudar a descontracturarse, muchos tienen espacios al que no le pueden dar ese uso. Entiendo la indignación que genera que un salón pueda y otro no, pero hablan sin saber, esto está permitido. Pasa también con los bares que tienen terraza o patio y de esa forma meten mas gente. Esos tienen un plus de ventaja», admitió.
Sobre el futuro cercano, Hawryluk pronosticó que «hay una tendencia de bajante en los casos, por lo que el panorama va a ir ayudando para flexibilizar las medidas. Ojalá esto sea el puntapié inicial y que el virus nos dé un poquito de tregua para mirar diciembre y enero con otros ojos. Queremos ser claros y justos para los clientes que tienen la fecha de su evento o tienen que reprogramar. Hay reuniones que no requieren de un baile o estar tantas horas, que antes de fin de año quizás se puedan hacer», avizoró.
De todas formas, el referente considera que se trata meramente de un paliativo. «Volver de esta manera no nos garantiza cumplir con los contratos y tener rentabilidad para subsistir. La readecuación, con el límite, no es la forma en la que un salón de eventos subsiste. Sólo nos permite ver una luz al final del túnel», indicó.
¿Qué hay que hacer para abrir un salón de fiestas?
Los salones que quieran solicitar la autorización para la readecuación como espacio gastronómico deberán someterse a una inspección previa de la Dirección de Habilitaciones, donde se chequea la ventilación de los interiores (que se limitan al 30 por ciento) y la capacidad exterior. Según los metros cuadrados disponibles, el municipio dictamina la cantidad de gente con la que puede trabajar. En el caso de Posta 36, el salón que abrió este fin de semana, estaba habilitado para 600 personas, pero se le permitió un límite de 190 bajo esta modalidad.
Hasta el momento, son 12 los establecimientos que pidieron el permiso para funcionar como bares. Pero seguramente, con la llegada del calor serán más los que busquen esta alternativa. En la cámara que los nuclea son 120 los salones de fiesta en Rosario y Gran Rosario, más 100 infantiles. «Esto allana el camino. A muchos le queda muy poca capacidad de gente con las restricciones, y quizás no les sea rentable», explicó el presidente de la Cámara de Eventos y Afines de Santa Fe (Ceasf), Iván Hawryluk. «No pueden ser festejos, pueden ser reuniones con reserva previa de mesas, y hay que controlar que no se crucen. Es muy fino el hilo. Lo vemos como un avance, porque sería el puntapié inicial de empezar a volver. Con esta modalidad estamos más cerca de hacer un evento social, una reunión afectiva en el salón, sin baile obviamente», admitió.