A metros de la pileta del hotel y spa Ville Saint Germain, se encontraba Falchi. Llegó el dos de enero a Cariló para ponerse al frente, junto con el chef Leonardo Clavijo, del restaurant del hotel. Para el día preparó una carta con platos de mar, sándwiches, ensaladas y carnes. Desde un gazebo con vista a la piscina, el prestigioso chef contaba con algunas tablas para picar, una plancha sobre unas brasas encendidas y algunos ingredientes a la vista.
Su recomendación para el mediodía fue la baguette de pulpo, entonces dejó caer un poco de aceite de oliva sobre el hierro hirviente, arriba le puso el pan francés y al lado, un tentáculo de tamaño considerable. A los pocos minutos lo cortó en pequeños trozos, aguardó unos instantes y lo quitó del fuego. Antes de terminar, ya cuando el pulpo reposaba sobre la baguette, llegó el momento de condimentarlo con salsa criolla hecha con cebolla morada. Así de sencillo, así de exquisito.
A la noche, en el restaurant principal del hotel, todo se tornó un poco más elegante. Mesas con manteles y copas de cristal. La cocina con mesadas de acero está a la vista de todos los comensales que podían ver cómo preparaban un tartare de lomo cortado a cuchillo, un pato confitado o un risotto de langostinos. Esta, sin dudas, está entre las propuestas de más alto nivel en Cariló, aún así, como política del lugar intentan que los precios sean razonables. Los platos y las entradas valen, en promedio, $550. Lo mismo sucede con la extensa lista de vinos que posee el restaurant.
«Yo viene varias veces acá, pero como huésped. Es un lugar fantástico. Ya había hecho algunas cenas especiales para el lugar y ahora me invitaron a pasar la temporada. En principio estaré enero y febrero. Me atrajo mucho la idea por el nivel del lugar en general. Ya tenían un restaurant muy bueno, por eso me gustó que quieran seguir subiendo el nivel. Este fue un lindo desafío porque a veces es complicado conseguir algunos ingredientes. La carta está equilibrada entre pescados y carnes y algo de pasta. También cuenta con una oferta interesante de comida de la India, creada por Clavijo», dijo Falchi.
Entre médanos
En la frontera norte de Pinamar está Nómade, dentro del parador Renata Beach. Conocer el lugar también significa emprender una agradable travesía a través de la arena, con el mar a la derecha; a los pocos minutos ya se puede divisar la estructura de madera y vidrio que se fusiona con los médanos. Es una propuesta nueva, abrió en diciembre del año pasado con el objetivo de ser una opción superior en servicio, gastronomía y coctelería.
La carta de platos fue pensada por el chef Alejandro Dobronich y ofrece una gama amplia de posibilidades, desde hamburguesas -que, por ser una comida popular, en Nómade no pierde lo sofisticado: la carne es especialmente seleccionada, al igual que los panes y el resto de los ingredientes-, hasta opciones más gourmet, como unos langostinos a la plancha con salsa de maracuyá y agua de mar, presentados sobre una tabla de madera puesta sobre un puñado de arena y flores comestibles.
Desde la arquitectónico, uno de los puntos más destacados es la barra: una pieza de madera circular hecha de manera artesanal, atravesada por un pino en el centro, uno de los árboles que son característicos de la zona. Desde ahí salen los tragos. El cliente puede pedir alguno de la carta o consultar cuál lograría el maridaje perfecto con el plato que ordenó.
El destacado bartender de Presidente, Sebastián García, junto con el equipo de Nómade, pensó la carta de tragos. «La idea fue hacer algo superior en materia de cócteles a lo que se suele ofrecer en los paradores. Es decir, traer la alta coctelería de Buenos Aires a la playa. Entonces diseñamos tragos más sofisticados, con frutas y que combinen bien con los platos que ofrecemos en el restaurant. Hasta la cristalería esta cuidadosamente seleccionada», dijo García.
Para el plato de langostinos recomendó un Sweet Blanc, que lleva gin, chardonnay y jugo de ananá clarificado con limonada. «Tratamos que los tragos que servimos de día sean refrescantes y no muy alcohólicos para que sean compatibles con un día de mucho calor», agregó García.
Un plato destacado allí es el tiradito de lenguado. Viene servido en un gran plato blanco, hundido en el centro, marinado con limón, jengibre y sésamo. En este caso García recomendó un trago ideado por Nicolás Allevato, que lleva sandía, manzana verde, vodka, almíbar de canela y jugo de limón. Y la carta cuenta con opciones imperdibles como el salmón tres estaciones -ahumado, gravlax y marinado en jengibre y limón- y un huevo poche en el centro.
Al atardecer, Nómade prende sus hogueras y ofrece, antes del servicio de cena, platos a las brasas, como lomo o mollejas.
Italia en el bosque
En el golf de Cariló, entre un césped perfecto y árboles de 20 metros de altura, está Carpe Diem, donde Juan Pedro Demuru, que tiene otros dos restaurants que llevan su nombre, uno en esa ciudad y otro en Pinamar, creó una carta enfocada en las pastas, aunque también tiene opciones para los carnívoros y los que gusten comer algo de pescado. «La idea es servir buena comida italiana en el bosque. Este lugar lo remodelamos y armamos un nuevo restaurant. Pusimos una cocina a la vista, con pocos cubiertos. Las pastas son caseras o la pasta seca es italiana», explicó Demuru.
Y ese foco en lo italiano se nota. Una de las entradas que más se veían en las mesas eran las berenjenas con parmesano con una salsa de tomates naturales y albahaca. La pasta rellena también fue uno de los platos más pedidos de la noche y entre las salsas más destacadas estaban la crema de hongos y el ragout de cordero. La panera merecía un capítulo aparte, con panes de todo tipo, entre los que se destaca uno con canela y pasas.
El partido de Pinamar, a lo largo de este verano que recién comienza, fue comparado en repetidas oportunidades con el exclusivo balneario uruguayo José Ignacio. Ahí la oferta gastronómica es de un nivel altísimo, como también lo son sus precios. De este modo Pinamar se posiciona como un destino local, con precios más accesibles, pero con representantes de la alta gastronomía y coctelería, en algunos casos reconocidos internacionalmente.