Fuente: La Nación ~ Sentadas en una mesa sobre la vereda del bar Temple, a una cuadra de plaza Armenia, Carla Botella y Guadalupe Lozano de 21 y 20 años, tomaban cerveza y comentaban, asombradas, la cantidad de personas que las rodeaba. “La última vez que pasé por acá a esta hora había mucha menos gente”, dijo Botella, que vive cerca de la zona. Su amiga, a quien conoció en las clases virtuales de la carrera de abogacía de la Facultad de Derecho, reside en Wilde, a poco más de una hora en colectivo. Debido a las nuevas restricciones en el horario gastronómico y de circulación, las dos jóvenes decidieron juntarse en el bar, a las 15. “Si veníamos a las cinco, como siempre, no me daba el tiempo para tomar algo y volver a casa en bondi”, explicó Lozano, mientras tomaba su bebida.
A una cuadra, en la intersección de El Salvador y Gurruchaga, dos grandes filas copaban las veredas: una, de unas 50 personas, conformada por padres e hijos que esperaban para ingresar a un local de indumentaria y bazar infantil; otra, de unas 20, donde esperaban quienes querían comprar un helado en Helados Italia. Entre medio de ambas multitudes, se encontraban las mesas de dos bares, que mantenían una ocupación cercana al 100%. “Lo que veo es que la gente se junta igual, sale igual, pero, a diferencia de antes, todos comprimidos en el mismo horario”, opinó Botella.
La postal de un Palermo Soho repleto, a un nivel comparable con el de un 24 de diciembre, pudo contemplarse hoy, después del mediodía, en las inmediaciones de la plazoleta Julio Cortázar y la plaza Inmigrantes de Armenia. A la circulación típica de un sábado al mediodía, marcada por las cafeterías, los restaurantes y los locales de indumentaria, se sumó desde hace una semana un cuarto actor: los bares. Muchos de estos últimos adelantaron sus horarios de apertura para compensar las pérdidas de facturación generadas por la suspensión del horario nocturno decretado por el Gobierno.
Una ocupación similar a la de hoy se vio en esta misma zona el sábado y domingo pasado, durante el primer fin de semana afectado por las nuevas restricciones horarias, según pudo saber LA NACION. De acuerdo con las personas consultadas durante un recorrido por la zona, el cierre de los locales gastronómicos a las 19 hizo que muchas parejas y grupos de amigos decidieran comenzar a salir antes.
“Ahora, en la semana es imposible salir. Trabajo de 10 a 19. Por eso aprovecho hoy, que es sábado”, comentó Valentina Ataque, de 21 años, mientras tomaba una cerveza con una amiga del club, Priscila Besold, de 19. Antes de las restricciones, las dos jóvenes, que viven en Avellaneda, también solían salir los sábados a la tarde, pero preferían hacerlo a partir de las 17.
Pasado el mediodía, la gran mayoría de los comercios gastronómicos de la zona parecían estar ocupados en un 100%. Sin embargo, los encargados de los locales consultados afirmaron que la crisis del rubro está comenzando a acentuarse. Por dentro, los restaurantes, bares y cafeterías se encontraban vacíos, ya que solo tienen permitido atender a sus comensales al aire libre, en sus veredas, patios y terrazas y con protocolos de distanciamiento social.
A esto se suman otros factores, como la falta de comensales durante los días de semana. “De lunes a viernes, la mayoría de los clientes solían venir a la noche. Eso lo perdimos, porque la gente trabaja”, explicó Joanna Cardoso, encargada de Sans, un restobar ubicado sobre la Plaza Armenia. Los restaurantes y bares consultados afirmaron que la facturación ha bajado entre un 50% y 60% desde que las nuevas medidas fueron decretadas.
Ayer, el presidente de la Cámara de Empresarios de Discotecas y Entretenimiento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Cedeba), Omar Capalbo, presentó ante la justicia una acción de amparo para pedir la suspensión del decreto que ordena a los comercios gastronómicos y discotecas suspender su actividad a partir de las 20. “El decreto del presidente Alberto Fernández es arbitrario y viola derechos y garantías expresamente reconocidos en nuestra Constitución Nacional”, comentó Francolino a LA NACION.
Macarena y Ken, dos amigos que prefirieron resguardar sus apellidos, son dos de los clientes que a las las 15.30 copaban la vereda de Chopería. “Antes salíamos a las 22.30. Ahora, a las 15. Cambiaron los horarios, pero la movida sigue siendo la misma. Salir, salimos igual”, comentó Macarena.
Sobre las dos plazas de la zona se han montado ferias de artesanos, por las cuales circulan decenas de clientes. Las amigas Naiquén y Fernanda, de 28 y 34 años, se encuentran sentadas sobre la vereda de un bar de la zona, con dos tragos y un plato de papas fritas con cheddar sobre la mesa. “Creo que las medidas del gobierno sí sirvieron para evitar las fiestas clandestinas, pero no las salidas del fin de semana. En la semana es imposible salir si laburás, pero se puede aprovechar para hacer algo temprano el sábado”