Fuente: IProfesional ~ Con estacioneros a la cabeza, la maniobra también se hace sentir en la gastronomía y la venta de indumentaria. Comercios exigen retribuciones más rápidas
Si bien muchos se cuidan al momento de establecer comparaciones, lo cierto es que se multiplican las voces del rubro comercial que observan a la actual crisis económica como la peor en al menos una década.
Al mismo tiempo, reconocen que el contexto de recesión alienta las decisiones desesperadas, y de ahí la profundización de una tendencia cada vez más visible en toda la Argentina: la suspensión de los pagos con tarjeta de crédito.
Con las estaciones de servicio a la cabeza, el rechazo al plástico también viene haciéndose sentir en ámbitos como la gastronomía y la comercialización de ropa, tanto en Capital como en el interior.
Gastronómicos preocupados
Detrás de este bloque duro se encolumna, de manera más silenciosa, los gastronómicos. En zonas como el transitado centro porteño, viene creciendo la cantidad de bares y restaurants que le dicen no a las tarjetas.
En cuanto se abordan las causas que empujan a tomar esta decisión, queda a la vista que esta actividad, en general, enfrenta complicaciones similares a la de los estacioneros.
Consultado por iProfesional, Camilo Suárez, titular de la porteña Asociación de Hoteles, Restaurantes, Cafés y Confiterías, se refirió a «los tiempos prolongados que manejan las emisoras».
«Los comercios reciben el dinero recién a los 30 días de haber efectuado la transacción, y para colmo perciben sólo el 88% del monto. Entre las comisiones y varios conceptos como las retenciones en Ganancias, IVA, Ingresos Brutos e impuestos a los movimientos bancarios, entre otros, los restaurantes y bares pierden el 12%. Con la recesión que hay, es lógico que dejen de aceptarlas», expresó.
Suárez tildó a este rechazo como una «autodefensa» del comercio ya que, dado el contexto actual, debe «poner en marcha medidas desesperadas para hacerse de liquidez y seguir funcionando».
«El tiempo que demoran las tarjetas de crédito para acreditar atenta directamente contra la supervivencia. Financiar durante 30 días el consumo resulta un disparate. Cuando el proveedor toca la puerta del restaurante, el empresario abona la mercadería que recibe en el momento. Lamentablemente, hoy los comerciantes están frente a un cuello de botella que los obliga a tomar este tipo de decisiones», sentenció.
En la primera quincena de este mes, iProfesional expuso que, como no sucedía en casi una década, el rubro gastronómico sufre una crisis que pone en riesgo la subsistencia hasta de los «peso pesados» del rubro.
Y todo indica que el escenario se complicará aún más en los próximos meses por efecto de la suba de tarifas, el incremento de los costos operativos y, especialmente, la pérdida de poder adquisitivo.
Por estos días, el consenso entre asociaciones y cámaras de esta rama de actividad es que en los últimos doce meses el número de clientes se redujo 30% en promedio, si bien en varias zonas esa cifra es incluso mayor.
«La negativa es cada vez más notoria. Son varios los que ponen como excusa estar sin sistema. Hay otros que directamente ya no aceptan tarjetas, ni de crédito ni de débito. Y no faltan quienes establecen un precio en efectivo y uno diferente si no se paga en cash. Aunque existen obligaciones legales, parece que a muchos no les importan las normas”, afirmó a iProfesional Héctor Polino, referente de Consumidores Libres.
Desde los segmentos que vienen aplicando el recorte, el argumento es el mismo: como los reintegros se extienden hasta el mes de facturada la mercadería vendida o el servicio prestado, mantener esa opción implica perder liquidez en un contexto de alta inflación y en que se trata de preservar el capital de trabajo.
Desde el entorno de las principales emisoras, aunque en estricto off the record, reconocen esta situación. Por supuesto que los directivos consultados le sacan el cuerpo a la demora en los reintegros y remarcan que los plazos vigentes no han variado.
No obstante, señalan que lo que está ocurriendo con variables clave -como la disparada de costos, el encarecimiento del crédito y la caída del consumo- ha inducido a numerosos comerciantes a inclinarse por el efectivo. Y advierten que abundan los empresarios que evitan las tarjetas para reducir la carga impositiva.
«Se repite una situación que ya hemos visto en otras crisis económicas. Los comerciantes apelan a estas medidas para eludir obligaciones tributarias y no tanto por la demora en los reintegros, como muchos argumentan. Afrontan problemas financieros, saben que las tarjetas hacen retenciones para el fisco y entonces optan por esquivar la posibilidad de pago electrónico, para así achicar gastos», explicó a iProfesional un alto ejecutivo cercano a las emisoras.