Fuente: La Nación ~ Sobre el cierre de la última semana los dueños de un restaurante sacaron sus hornos y parrillas para cocinar y vender desde la vereda. Les siguieron otros colegas que primero asomaron mesas y sillas al aire libre, como símbolo de protesta. Y con el transcurrir de las horas, también de la demanda de clientes, comenzaron a atender a cielo abierto. La rebelión ante lo prohibido llegó al rubro gastronómico marplatense, que, con el distrito en la fase 3 del aislamiento por la pandemia de coronavirus y limitado al delivery o take away, empieza a forzar una alternativa para facturar.
El reclamo del sector se volvió grito otra vez con una manifestación por las calles que este lunes llegó hasta el Museo MAR, donde dirigentes gremiales, trabajadores y empresarios de este y otros rubros afectados por la pandemia exigieron una solución inmediata tras seis meses de cuarentena. Los jueces desplazados suman presión antes de la reunión de la Corte
«Ya perdimos un centenar de locales del ramo, que no volverán a abrir, y más de 1200 puestos de trabajo», dijo a LA NACION la secretaria adjunta de la seccional marplatense de Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra), Nancy Todoroff.
Mar del Plata inició otra semana en la fase 3, la cuarta desde que el intendente local, Guillermo Montenegro, dispuso un retroceso ante un incremento de casos de coronavirus. La última semana hubo cifras récord, con pico de 430 positivos en un día. «Esos son solo los que se hisoparon», aclaró a LA NACION un médico del sistema público, que le da dimensión preocupante a la expansión del virus no solo en el distrito sino en toda la región. Desde la costa hacia el centro de la provincia.
La gastronomía tuvo poco más de un mes de servicio casi a pleno. Se dio a partir de una excepción que también firmó Montenegro vía decreto a partir de una sugerencia de la Comisión de Reactivación Económica que conformaban concejales de todos los bloques políticos y funcionarios. Sabemos que hay un escenario de cuidado, pero con protocolos y buena predisposición de todos podemos salvar miles de puestos de trabajo Nancy Todoroff (secretaria de Uthgra)
Así también se llegó a la reapertura de gimnasios y natatorios, que apenas pudieron funcionar poco menos de dos semanas. La ola de contagios que tomó potencia a mediados de agosto arrasó con la mayoría de las actividades cuando se apostó por reducir la circulación en las calles.
La construcción en obras privadas también había quedado alcanzada por esta determinación, ratificada por la provincia cada lunes, cuando define en qué instancia de flexibilización se encuentra cada distrito. El decreto de necesidad y urgencia que firmó el presidente Alberto Fernández para ratificar la continuidad del ASPO hasta el 11 de octubre próximo hace mención clara a General Pueyrredón como uno de los distritos en crisis. No especifica por cuál de los motivos, pero aquí podrían ser un poco de los tres que se mencionan en ese texto: es una zona de transmisión comunitaria sostenida del virus, se da aumento brusco en el número de casos o está tensión su sistema de salud.
Los gastronómicos piden al menos que se les habilite atender en mesas al aire libre, como ocurre en la ciudad de Buenos Aires. Se encuentran con una negativa tras otra de la provincia. Por eso este fin de semana sacaron sus mesas y sillas y a la calle y hasta atendieron clientes. En algún caso hubo tensión y cruces cuando policías intentaron advertir del exceso sobre la norma vigente.
Anoche abrieron algunos bares, siempre a cielo abierto, y lograron gran cantidad de clientes. Esta vez no hubo incidentes. En el sector evalúan ahora si esta modalidad puede ser sostenida y ampliada. «No queremos tener problemas legales, pero nos estamos fundiendo», confió a LA NACION el dueño de un bar que participó de esta protesta ruidosa, frente al museo provincial.
La pandemia arrasó con algunos nombres históricos del rubro gastronómico de la ciudad. Otros hacen equilibrio y esperan llegar en pie a la temporada, si es que lo que aporte este verano se parece a algo de los anteriores. «A algunos les dan el ATP, que ya no alcanza para nada», comentó otro titular de un bar y restaurante sobre aportes oficiales del Estado para costear parte de los sueldos.
Todoroff, en nombre del gremio, insistió en pedir a las autoridades que se habilite la atención de clientes al aire libre. «Sabemos que hay un escenario de cuidado, pero con protocolos y buena predisposición de todos podemos salvar miles de puestos de trabajo», remarcó.