Fuente: La Nación ~ Más de 212.000 personas disfrutan de esta ciudad; los que eligen menús típicos de vigilia hacen fila de hasta 50 metros en distintos locales gastronómicos del puerto; Pinamar, a tope.
Las rabas son el pedido decidido antes de sentarse a la mesa y mirar la carta. Los langostinos, empanados o al ajilo, se consolidan favoritos. Y la paella es pasión de multitudes. Hay colas de más de 50 metros frente a los restaurantes del puerto, a la espera de un lugar libre para disfrutar de pescados y frutos de mar en una Semana Santa en la costa que no es récord, pero sostiene la tendencia de fuertes movimientos turísticos que se dan con cada oportunidad de escapada generada por feriados.
Una alta ocupación estaba asegurada desde hace días, con reservas tomadas a ciegas, sin posibilidad de confiar demasiado en los pronósticos meteorológicos. Se multiplicaron con el fin de semana largo casi en marcha, cuando era una certeza esta sucesión de jornadas a pleno sol, ideales para vivir al aire libre y hasta para una oportunidad más de playa.
Tanto optimismo alentó la programación de actividades y espectáculos en esta ciudad, con el teatro a la cabeza. Carlos Rottemberg, propietario aquí de varias salas, anticipó a LA NACION la Semana Santa “más fuerte” desde que se miden registros de boletería en esta ciudad. Auguró “no menos de 20.000 espectadores” para estas cuatro jornadas. Las funciones a sala llena de estas últimas noches le empiezan a dar la razón.
El Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación anticipó que más de tres millones de personas se movilizarían durante estas cuatro jornadas por los distintos destinos del país.
Autoridades del Ente Municipal de Turismo (Emtur) aseguraron que hasta anteayer tenían registro de ingreso a Mar del Plata de más de 212.488 turistas, un 3,3% más que en el mismo período de 2019 y un 19,9% más que en 2022, que impactaron fuerte sobre los servicios de alojamiento, con gran cantidad de establecimientos a capacidad completa. En promedio estaba cubierto más de 80% de la oferta disponible, por encima de los niveles que se habían registrado para misma fecha en años anteriores.
“Es una Semana Santa espectacular en cantidad de gente y demanda”, aseguró a LA NACION la titular de Minipez, María del Carmen Suárez desde un Complejo Gastronómico y Comercial del puerto de Mar del Plata atestado de comensales, desde mediodía hasta bien entrada la tarde, ya con espectáculos artísticos que se sumaron para completar la propuesta para los clientes.
“Hay que tener paciencia, ya en la ruta sabíamos que iba a haber mucha gente en todos lados”, comenta Alberto Parra, que vino con su familia desde Capital Federal y se decidió por la propuesta de uno de tenedor libre que asegura cocina marinera a elección por $1950 más bebida.
En el resto el cubierto por persona ronda promedia los $2500, siempre que contemple una entrada a compartir más plato principal y gaseosa, cerveza o vino de etiqueta clásica. Hay empanadas de atún por $2500, rabas desde $1700, cornalitos a $1100, langostinos desde $2200 y picada marinera en $3500, solo por citar lo más elegido.
Más allá del puerto también se trabajó y mucho, siempre con la gastronomía como principal atracción. Operadores del sector aseguraron a LA NACION que las primeras dos noches de Semana Santa “se vivieron a ritmo de pico de temporada” de verano.
Barbijo, presente
Es este el primer fin de semana largo en dos años que se vive casi ajeno a lo que fue la pandemia de coronavirus, que implicó restricciones de movimiento y por sobre todo muchísimos cuidados sanitarios para reducir y evitar riesgo de contagio. Aun así se pudo ver mucho barbijo en uso, tanto en el ingreso en los espacios comunes cerrados como en paseos al aire libre.
En la región también se vivió esta muy buena demanda. Una muestra contundente es Tandil, escala muy elegida en Semana Santa por sus circuitos y actividades vinculadas con la celebración religiosa de esta fecha. Desde el martes tenían alojamiento completo en todas sus variantes. La gastronomía, ferias de artesanías y demás servicios multiplicaron rédito con miles de visitantes que llegan desde localidades cercanos, sin pernocte pero sí con alto nivel de consumo.
Pinamar está al tope de los destinos de la zona con más ocupación, según la información oficial. Afirma que allí encontró huéspedes el 93% de lo ofrecido, dinámica reflejada en sus calles, restaurantes y también balnearios, que todavía mantienen algo de su propuesta de verano para recibir a los turistas en este real cierre de temporada. Todos los rubros sumaron muy buenas ventas.
Uno de los grandes atractivos del fin de semana en Pinamar fue el Festival de Cine de Terror, que se desarrolla en un escenario que amplifica las emociones escalofriantes de la pantalla montada al aire libre: las proyecciones son después del atardecer, en medio del bosque, con el público sentado en mantas o reposeras. Para temblar de miedo. Y de frío, porque se repiten las noches de bajas temperaturas.