Fuente: AHRCC ~ En la actualidad, en la Argentina hay 487.000 plazas de alquiler temporario contra 420.000 hoteleras, una cifra que marca claramente el crecimiento de la informalidad. En referencia a esta situación, Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés, analizó los perjuicios que sufre la hotelería con respecto a los alojamientos informales debido, entre otras cuestiones, a las diferencias de costos y a las exigencias con las que deben cumplir unos y otros.
«Nosotros estamos acostumbrados a jugar fuerte, a competir, pero, ¿cómo se hace si las reglas de juego no son iguales para todos? Los hoteleros pagamos el 43 por ciento de impuestos y Airbnb, cero. Ese porcentaje abarca ingresos brutos, cargas sociales, impuesto a las ganancias servicios insólitos como pagarles a SADAIC, ARGENTORES, AADI-CAPIF, SAGAI y DAC por el sólo hecho de tener un televisor en cada habitación, aunque esté en desuso», analizó el presidente de la Asociación.
Otra diferencia entre los espacios alquilados por la plataforma web y los hoteles tiene que ver con la seguridad: “Los departamentos no fueron concebidos para garantizar normas de seguridad que sí deben tener los hoteles. ¿Un departamento está en condiciones de controlar un incendio?», se pregunta el titular de la AHRCC.
El problema de esta situación no son los particulares rentando una habitación, un monoambiente o un dos ambientes, «el tema es que estamos hablando de edificios enteros que están dedicados al alquiler temporario. Y no se trata de personas, sino de empresas que viven exclusivamente de eso», continúa el directivo. “Se tiene poco en cuenta que todas esas propiedades que forman parte del universo de alquiler temporario a extranjeros, y en dólares, dejan de ser una opción de alquiler, en pesos, para compatriotas, por lo que la oferta restante se reduce mucho ante la enorme demanda y así los precios se van a las nubes», reflexiona.
En cuanto a posibles soluciones, señala: “El Estado no puede mirar para otro lado y permitir este trato desigual. Estamos de acuerdo en que aparezcan nuevos formatos de negocios, pero las legislaciones locales deben cambiar y exigir el cumplimiento de las reglas».