Fuente: IProfesional – La enóloga, que viene de presentar el nuevo ícono de la bodega mendocina, cuenta cómo vive la ciencia y el arte de producir vinos.
Ruca Malen, la reconocida bodega mendocina que nació hace 26 años, recientemente sumó un nuevo integrante a su portfolio: Capítulo Cuatro, su vino ícono de partida limitada y que representa la selección de los componentes más sobresalientes de cada vendimia.
Cabe destacar que en 2023, tras un largo y arduo trabajo en sus viñedos, la bodega presentó su nueva propuesta y lo hizo con un enfoque diferente: entendiendo que el vino está hecho de historias y las historias de cada uno son biografías ilustradas de momentos, Ruca Malen decidió escribir la suya en capítulos, buscando recrear el camino que todos hacen al sumergirse en el mundo del vino.
Cada uno de ellos está conformado por vinos de estilos muy definidos, con los cuales la enóloga Agustina Hanna explora diferentes búsquedas. Así es como en el Capítulo Uno, propone descubrir los buenos vinos, honestos, sin guarda, con precisión varietal e intensidad de fruta; una puerta de entrada a los sabores auténticos. El Capítulo Dos invita a descubrir la versatilidad del vino a través de las variedades, con diferentes expresiones, texturas y aromas. Mientras que, en el Capítulo Tres, se profundiza en la conexión entre la naturaleza y las técnicas de vinificación, buscando realzar las características que más sorprendieron al equipo enológico en cada viñedo.
Y esa historia que comenzó a plasmarse en cada botella, no se detuvo. Por el contrario, siguió evolucionando y ahora es tiempo de presentar Capítulo Cuatro, un vino muy emocional para Agustina Hanna, no solo por tratarse del ícono de la bodega, sino porque sintetiza y resume toda la pasión y el trabajo puesto en cada cosecha. Y también porque está reservado solo a los vinos que más cautivan y emocionan cada año, reflejando lo más sublime de una vendimia.
«Hace 4 vendimias, comenzó mi historia con Ruca Malen, con el equipo y el sueño de crear estos capítulos. En ese momento, decidimos emprender un nuevo camino en búsqueda de conectar con nuestra historia, con los vinos y con las personas, lo cual significó un gran desafío personal y profesional. Desde el 2021, trabajamos mucho para llegar al perfil estilístico de los vinos y construir este relato que hoy contamos. Desde el primer momento, imaginábamos lograr un Icono que representara la unión de aquellos vinos que más nos emocionan de cada año, pudiendo embotellar un corte único cada vendimia», explica Agustina, joven enóloga que cuenta ya con una muy vasta experiencia.
Con esta clara inspiración, elaboró la cosecha 2021 del Capítulo Cuatro a partir de dos fincas ubicadas en terruños clave de Valle de Uco. El resultado final es un corte de Malbec de La Consulta que suma un 1% de Cabernet Franc de Gualtallary.
«Capítulo 4 2021 representa ese sueño hecho realidad. Es algo que me emociona porque me conecta con todo lo que ha ido pasando a lo largo de estos 4 años, pudiendo revivir todo lo que hemos logrado como equipo, cómo han ido evolucionando nuestros vinos, pudiendo generar disfrute. Lo más lindo, es que esta historia recién comienza y aún nos queda mucho por seguir escribiendo», completa Agustina, en diálogo con Vinos & Bodegas.
Agustina Hanna, enóloga de Bodega Ruca Malen
-¿Cómo resumirías el trabajo en equipo que hacen para obtener este vino?
-El trabajo en equipo es fundamental para hacer todos los vinos, lo especial en este caso, es que para llegar al corte del Capítulo 4, seleccionamos los vinos que más nos emocionan, no solo a mí sino al equipo. Para eso, cuando algo nos sorprende, lo separamos y vamos siguiendo su evolución para entender luego si va o no a formar parte del corte final. A la hora de plantear el corte, nos tomamos todo un día, para degustar barrica por barrica e ir planteando distintas opciones de lo que nos gusta, hasta llegar a ese momento en el que sabemos que logramos «ese vino» que nos moviliza a todos.
-¿Qué destacarías especialmente de esta primera cosecha de Capítulo 4?
-Destaco su elegancia, su profundidad de aromas y la suavidad de sus taninos. Es un vino complejo, que todavía está joven y tiene mucha vida por delante para continuar brillando y creciendo en el tiempo.
-Con el nuevo Capítulo 4 ya lanzado, ¿cómo resumirías el espíritu del portfolio de la bodega?
-Es un portfolio que busca cautivar mostrando la diversidad del mundo del vino, a través de distintos varietales y técnicas de vinificación. Con un perfil de vinos que se destaca por la energía, delicadeza y pureza de la fruta, donde cada variedad despliega una personalidad distinta, cautivando a través de sus aromas y texturas.
-¿Y cómo te definirías vos como enóloga?
-¡Qué difícil! Porque hacer vinos me define más allá de simplemente ser mi profesión. Para mí, el hacer vino es mi forma de vida y es un poco como soy como persona. Es mi manera de expresarme, de aprender de mí misma y del mundo que me rodea, el hacer vinos me moviliza a tal punto que me da energía.
Se me vienen mil palabras a la cabeza, podría decirte que soy curiosa, inquieta y, a la vez super detallista, responsable, donde el respeto por la fruta y por el equipo son fundamentales a la hora de trabajar; pero creo que lo más significativo es que me considero una apasionada por el vino, y el poder compartir el disfrute que siento al hacerlo es lo que me motiva.
«Hacer vinos es una búsqueda interminable», asegura Agustina
-En cada vino hay mucho sentimiento entonces. Pero, ¿qué buscás transmitir especialmente con cada botella que elaborás?
-Principalmente, disfrute, que esa energía tan linda que sentimos en la bodega se transmita a través de cada copa. Para eso busco que los vinos te cuenten una historia, a través de la pureza fruta, donde no solo los aromas te resulten atractivos, sino también su textura, lograr vinos que te regalen distintas emociones a medida que los vas tomando y que te inviten a sentir su origen y su variedad.
-¿Qué etapa de todo el proceso de elaboración de un vino es la que más disfrutás cada año?
-La vendimia es, sin dudas, el momento que más disfruto, porque la adrenalina la tenés a flor de piel. Es donde la emoción y la conexión con la naturaleza y con el equipo se sienten más que nunca. Es un momento único e irrepetible, ya que el clima y las personas no van a ser las mismas al año siguiente. Por eso, tomo cada vendimia como un desafío distinto.
-¿Qué dirías que es lo más emocionante de tu profesión?
-Lo que más disfruto es que me permite hacer y sentir mil cosas al mismo tiempo. Es un trabajo super versátil y dinámico, permitiéndome jugar y disfrutar día a día, porque a través del vino puedo conectar con la tierra, con las personas y con la creatividad. Siempre digo que el vino no es solo ciencia y química, como muchos creen; también es vida, pasión y arte. Y esa energía y cambio constante, es lo que me deja seguir evolucionando y es lo que me inspira a explorar cosas nuevas, afinando detalles y buscando el mejor vino posible día a día.
A su vez, este mundo tiene la magia de unir personas, creando lazos a través de las historias y del disfrute, regalándome momentos inolvidables. El poder comunicar el vino y, desde ese lugar, generar cercanía y compartir el amor por lo que hacemos, es algo que me emociona.
Capítulo Cuatro, el nuevo vino ícono de la bodega
-¿Qué es lo que te motiva, día tras día, a encarar tu profesión de enóloga?
-Siento que el hacer vino es una búsqueda interminable, me motiva el hecho de aprender día a día, de descubrir nuevos caminos, de llegar a un objetivo y saber que hay algo más por lo cual seguir. Es un mundo tan cambiante y nosotros como personas, somos tan dinámicos, que siempre surge más por explorar y por hacer, eso me da vida.
Esto lo relaciono con un libro que leí y me gusta mucho, que es Siddartha, y de cómo el protagonista encara una búsqueda de la felicidad… en mi caso, esa búsqueda pasa por hacer vinos que emocionen, que generen algo más allá del vino, conectándote con el disfrute. Me inspira saber que a través del vino podemos ser parte de momentos únicos en la vida.