Fuente: Clarin Gourmet by Juan Pablo Estevez ~ Todavía muchos recuerdan la época en que para elogiar la calidad de una cerveza simplemente apelaban a la frase “Está muy Bieckert”. La popularidad del slogan de la cerveza más antigua de la Argentina es solo una muestra del arraigo que la marca consiguió en sus fanáticos a lo largo de más de un siglo y medio de historia.
Bieckert fue la primera cervecería nacional en producir el producto a gran escala. Y eso, sumado a que su precio era accesible, la convirtió en una bebida muy popular. Con su producción discontinuada desde 2019, también se convirtió en un objeto de culto para los nostálgicos.
Esta empresa fundada por el inmigrante alemán Emilio Bieckert fue líder en el mercado desde su creación, en 1860, hasta su centenario, y -aun con ventas y cambios de administración mediante- siguió siendo una marca muy fuerte décadas después.
Para muchos, su logo -inicialmente con tipografía gótica- y sus publicidades son inolvidables. Dos personajes muy recordados son Fritz y Franz. Fueron creados por el publicista Hugo Casares y a través de la televisión entraron en los hogares de todos los argentinos. Esos divertidos dibujitos animados vestidos con trajes tiroleses que hacían chistes con acento alemán son para muchas personas un pasaje directo a su juventud y su infancia.
Cómo fueron los comienzos de Bieckert: una receta alemana
Hablar de Bieckert es hablar de la cervecería más antigua de Argentina e inevitablemente de su fundador, Don Emilio Bieckert, un inmigrante alemán que fue pionero en el rubro y que desafió a todas la convenciones establecidas de su época hasta transformar de manera radical la escena de bebidas que reinaba en el país.
El visionario Bieckert llegó al país procedente de Europa en 1853 y en la aduana se presentó como “cervecero” del pueblo de Barr, situado cerca de Estrasburgo, en la región de Alsacia. En pocos años, pasó de tener una modesta cervecería en el patio de una casa en Balvanera a comprar la mitad de su finca a la familia Estrada y montar su primera gran fábrica en la intersección de las calles Juncal y Esmeralda.
Fue la primera cervecería argentina formal que elaboró un producto límpido y de calidad a gran escala. Según rememoran las crónicas de la época, hasta ese momento lo que se conocía como cerveza era en realidad un brebaje opaco, espeso y agrio.
Afiche de cerveza Pilsen de fines de siglo XIX.
Emilio Bieckert trajo a Argentina una receta propia alemana, que elaboraban las cervecerías de la zona del río Rin. No era nada más ni nada menos que lo que hoy se conoce como una Pilsen: rubia, suave y refrescante. Pero en la época generó una verdadera revolución en Buenos Aires, e incluso fue premiada en el exterior cuando Emilio hizo un viaje en 1889 que lo llevó a París y a Amberes.
Más tarde, también elaboró una cerveza negra estilo Bock. En un afiche publicitario de la marca de 1898, publicado por el historiador Felipe Pigna en sus redes sociales, se puede apreciar una descripción de la Pilsen como “La Reina de las Cervezas Blancas” y de la Bock como “La mejor de las Cervezas Obscuras” (sic).
Luego, a lo largo de su rica y larga historia, Bieckert fabricó muchos estilos más aunque los primeros y emblemáticos fueron estos dos. También fundó una maltería y ese producto se convirtió en una piedra angular del negocio a lo largo del tiempo.
Las primeras latas de cerveza Bieckert en los afiches de la época.
La primera cerveza en lata y una malta recomendada para amamantar
La impronta precursora de su mentor le aseguró un largo reinado a la marca. Su primer competidor fuerte fue Schneider, que se fundó en 1912 en la provincia de Santa Fe y luego Quilmes, que a partir de los años setenta comenzó a inclinar poco a poco la balanza de las ventas a su favor.
Más allá de estas pujas y competencias comerciales, Bieckert se caracterizó por estar a la vanguardia en cuanto a procesos y visión estratégica: de hecho, fue la primera cervecería que empezó a envasar su producto en latas ni bien arrancó la década del 60 y mucho antes también fue pionera en promocionar un producto paralelo a la elaboración de cerveza: la malta.
Afiche antiguo. Bieckert fabricaba una bebida a base de malta que recomendaban a las madres que amamantaban.
Hoy resulta curioso encontrarse con un aviso de 1920 que demuestrael carácter “multitarget” de la firma. La campaña estaba dirigida a las mujeres embarazadas y lactantes a las que les decía “Su majestad (el bebé) es un pequeño tiranuelo. Hay que hacerle todos los gustos” y finalmente les recomendaba “beber en cada comida un vasito de la deliciosa malta Bieckert” para tener más y mejor leche para amamantar.
Dónde estaban las fábricas de cerveza Bieckert
Las fábricas de Bieckert también marcaron a fuego la historia de la cervecería. Estuvieron emplazadas en Retiro y en Llavallol, en el distrito de Lomas de Zamora. La primera generó una verdadera revolución porque el casco urbano de Buenos Aires no estaba acostumbrado a ver una industria tan novedosa de ese tipo funcionando a gran escala. Mientras que la segunda -inaugurada en 1908- fue un suceso en sí misma porque junto a la llegada del ferrocarril fue fundamental a la hora de darle vida y desarrollar a la ciudad de Llavallol.
Trabajadores de cervecería Bieckert en la fábrica de Llavallol, inaugurada en 1908.
El emplazamiento de Retiro, que contó con unos 600 empleados estables, además funcionó como la primera fábrica de hielo del país. Hasta ese entonces el hielo se importaba desde Estados Unidos y llegaba como lastre en barcos que solían zarpar del Río Hudson, pero Bieckert vio allí a un gran negocio y compró maquinaria europea para poder fabricarlo en Buenos Aires.
Un afiche antiguo con la imagen de la cervecería Bieckert en Retiro .
Esta fábrica también posee un dato color interesante relacionado con el tema de la esclavitud en Buenos Aires: “Emilio Bieckert compró ese establecimiento sin tener la más remota idea de que en el pasado había funcionado como un mercado negrero de esclavos, pero le vino bárbaro ese bajo nivel para realizar el tratamiento de la cebada para producir la cerveza. Hoy, en esa manzana está situado el nuevo edificio de la Cancillería”, detalla el arqueólogo Daniel Schávelzon, autor de un paper en el que investiga el hallazgo de grabados que se encontraron sobre el sistema de sótanos de la vieja fábrica de Bieckert.
Bieckert, una marca popular ligada al rock y al fútbol
Es sabido que el maridaje con el fútbol ha sido muy tentador para muchas marcas masivas durante el siglo XX y Bieckert no fue la excepción. La primera asociación con este deporte surge de manera inevitable con el nombre propio de un empresario español que se radicó en Argentina, Francisco Ríos Seoane, quien fue presidente de Deportivo Español y durante su mandato en el club también fue titular de la cervecería Bieckert.
Bieckert llegó como sponsor a la camiseta de Español en 1984 y la cervecería fue comprada por Ríos Seoane en 1986. En total, fueron 10 años ininterrumpidos de sponsoreo hasta 1994, cuando la firma dejó de aparecer en la ropa del club.
Bieckert en la camiseta de Estudiantes de La Plata, vestida por Mariano Pavone (2006).
La marca también estuvo ligada a un equipo icónico de Estudiantes de La Plata: el de 2006, que con el logo de la cervecería estampado en su camiseta logró aquel recordado campeonato en el que venció a Boca Juniors en una final disputada en la cancha de Vélez Sarsfield. El entrenador de ese equipo fue nada menos que el Cholo Simeone.
Queen en Argentina, 1981: cerveza Bieckert fue sponsor de la gira.
La cartelería y todos los afiches publicitarios fueron armados con los logos de ambas cervecerías e incluso hay imágenes en las que se puede ver a Freddy Mercury tomando las cervezas Keyport y Bieckert. Otro de los artistas que estuvo relacionado con la marca fue Pappo, quien en 1994 fue el protagonista de una recordada publicidad en la que se lo podía ver tomando la cerveza Bieckert.
Fanatismo por Bieckert: los nostálgicos de la marca
Un dato notable: entre quienes recuerdan con más cariño a Bieckert hay muchos de sus antiguos empleados. Es que la cervecería de Llavallol fue un emblema del barrio y marcó a generaciones de vecinos de la zona sur del GBA que trabajaron en ella.
Héctor Mungo, ingeniero industrial que empezó a trabajar en 1991 como jefe de la oficina técnica de Llavallol, recuerda el impacto que le causó la primera vez que entró a la planta de 10 hectáreas:“Los primeros días que ingresé estuve totalmente perdido. La maltería tenía entre seis y siete pisos, era impactante”. El volumen de producción también era enorme: “Llegamos a fabricar un millón de hectolitros al año. La rubia Pilsen se llevaba un 90% de la producción”, cuenta Héctor.
Adrián Landeira estuvo diez años en Bieckert. Empezó a trabajar en 1987 en la portería de la fábrica y después pasó al área administrativa: “Es el día de hoy que todavía nos seguimos juntando a comer con mis ex compañeros. Tenemos un grupo de WhatsApp en el que compartimos cualquier información relacionada con la marca. La gente que trabajó mucho tiempo en Bieckert tiene la camiseta puesta, como nosotros”, resume Adrián.
Diego López Sarli es coleccionista y atesora memorabilia de la marca Bieckert.
Muchos coleccionistas de objetos relacionados a firmas de bebidas también sienten especial inclinación por la marca. Al ser una de las cervecerías que mejores publicidades y merchandising elaboró, Bieckert siempre estuvo en el foco de atención de los nostálgicos que guardan como tesoros desde vasos hasta carteles publicitarios y latas de la marca.
Carolina García Quinteros, presidenta del Club Argentino de Coleccionistas de Cervezas y Gaseosas, que cuenta con unos 150 socios, muestra con orgullo sus pertenencias, entre los que se encuentra un vaso de 1960 que se elaboró para celebrar el centenario de Bieckert. Entre los favoritos de Diego López Sarli, socio fundador del club, están una bandeja y el afiche publicitario de “Malta Bieckert” dirigido a embarazadas y mujeres lactantes. A través de estos objetos, ellos estudian, investigan y recaban datos para complementar la historia de los primeros cerveceros hasta las fábricas industriales de la actualidad.
“Bieckert siempre ha sido muy querida por la gente y se tomaba mucho porque siempre fue accesible para todos los bolsillos”, opina García Quinteros. Esta fue la primera cerveza que ella probó en su vida. Esto explica el amor por la marca. Ese inolvidable primer sorbo amargo, refrescante y espumoso que definió un lazo afectivo de por vida compartido por millones de argentinos.