Fuente: Río Negro ~ Julieta Caruso es la chef ejecutiva de un restaurante de Buenos Aires. Deslumbró en las cocinas de restaurantes españoles y en muchos países asiáticos. Dio una clase magistral en la apertura del “Bariloche a la Carta”.
Tras recorrer diversas cocinas europeas y asiáticas, la chef barilochense Julieta Caruso volvió al país con el desafío de intentar cambiar la cultura gastronómica. “Mezclar ingredientes, hacer una búsqueda más profunda de los productos y mostrar otras formas de comer” es el lema de la asesora de Casa Cavia en el barrio de Palermo Chico en Buenos Aires.
La mujer nació en Bahía Blanca pero sus padres se establecieron en Bariloche cuando tenía apenas 3. Con 18, partió a estudiar cocina en Buenos Aires y dos años después, decidió probar suerte en Europa.
“Me daba cuenta de que todo lo que veía era cocina europea. Había trabajado en Casa Brava en Bariloche que era cocina española y en otro restaurante de Buenos Aires, también de cocina española. Por eso, cuando terminé la escuela de cocina, decidí irme a las bases”, resaltó la mujer.
En el 2005, llegó a Portugal y dos meses después, se instaló en Alicante, España, con la idea de realizar prácticas. “Es la primera forma de vincularte con el mundo gastronómico del lugar”, advirtió la mujer de 33 años.
Siempre proclive a los desafíos, Caruso decidió a aplicar a una práctica en Mugaritz, restaurante vasco del chef Andoni Luis Aduriz. “Era algo muy fuera de mi alcance pero a la semana, me llamaron. Se destacan más que nada por la creatividad. Son platos muy simples pero con mucha técnica, detalle y sensibilidad. No es un restaurante solo para ir a comer”, sintetizó Caruso.
“La idea es provocar, generar cosas”, resumió la barilochense que trabajó casi 10 años en ese restaurante que cuenta con un staff de 35 cocineros (de 15 países) y 80 empleados.
Arrancó con prácticas y llegó a ser jefa de cocina. Sin embargo, tomó la decisión de renunciar para recorrer Asia durante un año. “Quería desaprender y volver a aprender porque en Mugaritz ya había agarrado una cierta rutina. Buscaba algo opuesto”, dijo sobre su estadía en India, Nepal, Singapur, Vietnam, Japón, Corea y Filipinas. Un mes en cada lugar.
En el 2017 volvió al país y hoy desde Bariloche, asesora al restaurante “Casa Cavia” que funciona en una casa de 1927, patrimonio histórico. “La idea fue armar un concepto. La casa tiene una florería adentro, una barra de tragos y una editorial. Por eso, todos los platos están inspirados en libros. La barra está inspirada en lo que bebían los escritores, cantantes o dibujantes, por ejemplo”, puntualizó.
Aseguró que hay muchos productos de Bariloche y la región presentes en la carta de Casa Cavia, como harina de rosa mosqueta, frutos rojos, manzanas, hongos de pino, truchas y corderos. “Trato siempre de hacer un guiño a la Patagonia. Después de haber recorrido tanto entiendo que no hay buenas ni malas gastronomías. Puede haber buenas y malas ejecuciones. No se puede decir que un restaurante es bueno o malo”, concluyó la chef.