Fuente: La Voz ~ Dirige un estudio de arquitectura con mucha presencia en la gastronomía local. Charla con una especialista que asegura que un bar “tiene que tener alma y contar una historia”.
Cuando uno habla de arquitectura piensa en fachadas, estructuras, tal vez instalaciones, pero no tanto en conceptos como “las cosas que se tocan”, “el alma de un restaurante” o “contenido para Instagram”.
Con esa sensibilidad se maneja Gabriela Jagodnik, una de las cabezas del Estudio Montevideo, la firma que marca más tendencia en la gastronomía local.
Esas frases salieron a flote recientemente en una charla que brindó Jagodnik para gastronómicos de Córdoba. Allí mismo recordó que la primera experiencia los “marcó a fuego”. Fueron Kantine y Wollen de barrio jardín. “En ese proyecto trabajamos con Pablo Dellatorre con quien compartimos muchos años de trabajo”, expresó.
Egresada en 2010 de la carrera de Arquitectura de la UNC, desde primer año de carrera trabajó primero como moza en bares y luego ya en estudios y empresas constructoras, a las que finalmente se asoció. “En 2013 arranqué trabajos independientes y finalmente en el 2014 empezamos a trabajar juntos con Marco Ferrari y Ramiro Veiga, con quienes terminamos creando Estudio Montevideo”.
–¿Qué necesita la gente cuando va a comer o beber?
–La gente necesita un poco de diversión, necesita estímulos. Salir de la inercia que nos mueve a diario. Algo que despierte los sentidos y los ponga en estado de atención plena. La tan famosa palabra que hoy en día todos usan, “la experiencia”. Y no solo la del momento, también la que te queda dando vueltas en las historias de Instagram y la que recordás cuando se lo recomendás a alguien. Todos queremos ser curadores de lifestyle hoy en día. El público está esperando que lo sorprendamos, que lo hagamos pasar un momento memorable.
–¿Y qué sería el alma de un restaurante?
–Es nuestro valor agregado a la hora de desarrollar un proyecto, es el concepto sobre el que vamos a trabajar. Tiene que ver con el producto, el servicio y, sobre todo, sobre la experiencia de usuario que queremos desarrollar. Lo abordamos desde la arquitectura y el branding. Abarcando el diseño del local, nombre, llegando hasta la vestimenta, música y vajilla que van a usar. Todo tiene que contar una historia, tiene que tener una personalidad. No se trata de que un lugar quede bonito solamente, sino que realmente te invite a ser parte y a jugar. Cuando abrió COC, en el medio de la pandemia, un día fui y me senté en la barra y empecé a ver a la gente llegar vestida de gala, diría. Veía como caminaban distinto, olía a los años de 1920. Hasta me pareció ver algunas plumas y vestidos tipo Charleston. Y ahí sentí que nuestro trabajo había terminado, en ese momento, era el usuario al que le tocaba jugar a lo que le propusimos. Queremos crear escenarios para el disfrute y darle a las personas momentos de felicidad.
¡La iluminación!
Además de una fachada llamativa y un interior acogedor, hay elementos muy importantes a la hora de darle personalidad a un bar o restaurante: el mobiliario y la iluminación. Según Gabriela, a través de la iluminación se crean escenas y atmósferas que predisponen a las personas a pasar momentos de sorpresa, intimidad o movimiento.
–¿Y cuál es la importancia de las cosas que se tocan?
–En cuanto al tacto, lo que los usuarios tienen al alcance de la mano es importantísimo. Es el mensaje de calidad que le damos. Las mesas y sillas son de los puntos más importante porque donde las personas pasan más tiempo y se detienen en observar la comodidad, la calidad y detalle. En las cosas que se tocan es donde demostramos lo que nos importan nuestros clientes. Es como cuando invitamos a alguien a casa y los invitamos a tomar asiento. Intentamos que sea lo más cómodo y agradable posible. Siempre intentamos que los materiales sean auténticos. La calidez de la madera, las texturas de los tapizados. Los colores, texturas y formas hacen a la experiencia completa.
–¿Y en el baño? ¿Qué no puede faltar?
–El baño es el ítem en el que por lo general no quieren dejar presupuesto, pero nosotros siempre decimos que es clave. Cuando vamos al baño siempre tenemos la relación directa con la cocina. Siempre se piensa “si el baño está así, imagínate la cocina”. Por lo que hay que tener sumo cuidado en que todo esté en óptimas condiciones. Hoy la foto de Instagram puede ser en un espejo del baño, así que podemos ayudar a que sea un momento divertido también. Pensar en las necesidades de dejar el abrigo colgado, lavarse las manos, mirarse en el espejo y tener libertad de movimientos. Según la categoría del restaurante o el rango de edades que concurren, el baño tiene que tener más detalles y comodidad.
La importancia de Instagram
–¿Cuáles son los lugares estratégicos en los bares y restaurantes?
–Por lo general un espacio muy importante es la barra y el fondo de barra. Es el lugar referencial para entender rápidamente un espacio. Casi inconscientemente nosotros entramos a los restaurantes y buscamos la barra y la cocina para entenderlos. Y en ese recorrido que hacemos tenemos que darle mensajes a las personas que entran. Un mensaje general y después mensajes escondidos en cada detalle. Tenés que irte con la sensación de que querés volver para seguir buscando más mensajes.
–Última: ¿cuánto modificó Instagram la manera de diseñar gastronomía?
–Creo que Instagram en las nuevas generaciones cambió la forma de entender el mundo. Hoy desde los millennials para abajo todo existe o no, si pasó en Instagram. Por lo que el espacio gastronómico, la comida y la interacción de las piezas de branding tienen que ser 100 por ciento pensadas en qué contenido para Instagram estamos entregando. Un lugar donde sacarse una buena selfie, la comida fotografiable, los hashtags y todo lo que se pueda pensar en torno a esto va a aportar a la estrategia de marketing y al posicionamiento del lugar. Es publicidad gratis, ya no hace falta que las personas cuenten de boca en boca, ahora es de historia en historia. Tenemos que generar la necesidad de ir a sacarse una foto en el lugar que diseñamos porque lo vieron en la historia de alguna otra persona.
Sus obras
Entre otros, Gabriela Jagodnik y Estudio Montevideo estuvieron a cargo de obras como Panicafé, Alma de Pueblo, Inmigrantes, Coc, La Sifonda, Kantine, Ochre, Milá, Tokin Sushi Bar, Siamo, Bizio, Hoppiness, Checa y Pepecito (restyling).