Fuente: Los Andes ~ El matrimonio a cargo de la marca de tortillas y productos gastronómicos de origen mexicano, cuenta cómo comenzaron y qué proyectan.
Hace cinco años que Jimena Moyano y Mariano Nanclares, el matrimonio responsable de la firma “El Jalisqueño” y, recientemente de “Mexicanitas”, se encontró con la oportunidad de comprar una empresa que producía las tortillas para tacos que ellos consumían y disfrutaban.
Ella es chef y administradora de empresas, y él contador y MBA en negocios. El espíritu emprendedor es algo que comparte el matrimonio, y aunque venían de rubros que no tenían que ver con lo gastronómico, la idea de incursionar en este y con los conocimientos de Jimena, la oportunidad parecía perfecta.
“La marca tenía diez años en el mercado cuando la adquirimos, la cuñada de un amigo era la dueña y la puso en venta, y nosotros como éramos consumidores del producto, y nos parecía bueno, además de no existir tanta oferta al respecto en Mendoza decidimos comprarla”, cuentan Jimena, y Mariano, quienes reunieron sus ahorros, sacaron un crédito e hicieron el esfuerzo para “nacionalizar el producto” y ponerle su impronta para en el futuro seguir sumando artículos “ a la “canasta” de productos mexicanos en la provincia.
-¿En estos cinco años, desde que se hicieron cargo de la marca, cómo ha evolucionado la producción?
Jimena: Lo medimos por bolsa de harina, empezamos haciendo casi cuatro bolsas de harina y hoy estamos produciendo con 15. En cinco años cuadruplicamos la producción diaria, creemos que más allá de los cambios de Gobierno, se trata de ponerle ganas y tratar de sortear las situaciones adversas.
El mendocino aceptó bien la marca, excepto una muy conocida y otra que se sumó hace poco, no hay mucha competencia en el rubro. Igualmente, la comida latinoamericana ha marcado mucha presencia, hoy se ofrecen tacos en los locales gastronómicos en la misma carta en la que hay lomos y pizzas.
Mariano: Hoy, más del 50% de nuestra producción está en el mercado local, vendemos a restaurantes mexicanos, bares del centro, en el mercado minorista, mayoristas y supermercados. También hacemos unas tortillas de 50 gramos, un 60% más grandes que las de venta al público que se utilizan en restaurantes para wraps (envueltos o burritos).
-¿Le pusieron su impronta a la marca?
M: La masa es bien mexicana, pero estamos desarrollando una línea de picantes y ajíes que argentinizamos, manteniendo la esencia mexicana. Buscamos matices.
J: Se trabaja en tres escalas de picante, hasta la más fuerte, para que haya gusto para todos.
-El año que pasó fue un desafío para la mayoría de las industrias, especialmente las que trabajan de manera intensiva con los servicios de luz y gas. ¿Cómo fue para ustedes?
M: Nuestra impronta es mantener la calidad de los insumos, hubo que garantizar eso, aun resignando rentabilidad. Nos afectó la suba de las tarifas, casi todas nuestras máquinas utilizan gas o electricidad, y algunas, las dos. Pero así y todo aumentamos la producción, y compramos “Mexicanitas”, que es la otra marca nuestra.
Apostamos a incrementar la capacidad de producción para reducir costos fijos.
Empezamos con cinco trabajadores y hoy tenemos 15, que son 15 familias que tienen trabajo, operamos al 100% de nuestra capacidad en casi tres turnos.
J: 2016 también fue bastante complicado, pero hicimos el esfuerzo y mantuvimos la planta aún perdiendo plata durante algunos meses. Esto es artesanal y creemos mucho en el valor de las personas porque producimos un alimento, entonces mantenemos la calidad del producto y la capacitación de la gente.
-¿Cuál es el diferencial de sus productos?
M: Esto es artesanal y buscamos el equilibrio entre producir a escala y mantener el sabor que muchas veces se pierde con lo industrializado, es más caro de esta forma, y tiene menos rendimiento, pero sería otro producto diferente al nuestro si no lo hiciéramos así.
Desde que adquirimos la marca mantuvimos la receta a rajatabla, incluso en 2017 hubo problemas con el abastecimiento de aceites por la denominada tasa Trump, y faltaba la marca de aceite hidrogenado con la que nosotros trabajamos, no venía en cajas de 20 kilos, tuvimos que salir a recorrer supermercados y comprar de a medio kilo en mayoristas. Eso aumentó mucho los costos, pero no podíamos cambiar la receta, porque
El Jalisqueño es apto para veganos y vegetarianos, entonces la opción de usar grasa animal no existe, y porque el sabor hubiera cambiado mucho.
Con las Mexicanitas hicimos lo mismo, respetamos la receta para que quien las adquiera esté comprando el mismo producto que ya conoce, y para que cada marca tenga su propia identidad, consumidor y mercado.
J: Es un producto versátil, no necesita una receta específica, las tortillas pueden utilizarse para acompañar lo que quedó de asado, se pueden convertir en quesadillas (con jamón y queso), quedan muy ricas con un salteado de verduras, y mis hijos se las comen hasta con dulce de leche. Es un comodín para tener guardado.
-¿Se adaptaron a las nuevas necesidades de los consumidores?
M: Antes teníamos paquetes por doce unidades nada más, y hoy sumamos de 6, porque hay un nicho de jóvenes, personas solteras, o parejas, que prefiere comprar en menor cantidad. Igualmente, tienen una duración de 40 días y de 6 meses en el freezer.
Además, incluimos el cierre hermético para que se mantenga mejor una vez abierto.
Ambos en sus tempranos 40, se prepararon ella en marketing y gastronomía y él en comercio.
Son un matrimonio que desde hace cinco años están al frente de la marca El Jalisqueño, y desde hace tres meses, compraron “Mexicanitas” (también de tortillas para tacos, aunque con otra receta), y actualmente se encuentran desarrollando una “canasta de productos mexicanos”, que incluye saborizadores y nachos.