Fuente: El Día ~ Desde sus perfiles en las redes sociales, cada vez son más los chefs y amantes de la cocina que reseñan, aconsejan y escriben sobre diferentes platos y el universo que rodea a la gastronomía
Tienen opiniones que compartir, sugieren restaurantes como quien aconseja sobre salas de un museo, saben cocinar y suelen ostentar un perfil sibarita por las cartas de menú originales, la ambientación, la vajilla y hasta el arte de emplatar. Son los foodies o influencers gastronómicos, un fenómeno que crece vertiginosamente en todo el mundo y que, a caballo de las redes, tiene cada vez más exponentes y voces autorizadas en nuestra ciudad.
“Es un boom que crece y se expande con el auge de las nuevas plataformas tecnológicas”, apunta Silvina Baldino, una influencer local que desde su cuenta en Instagram y con casi 1500 seguidores reseña platos y lugares para comer. Ella, como tantos, arrancó hace unos años desde un blog, siguió con un sitio online dedicado al arte culinario y ahora es una de las tantas voces platenses que, desde su perfil en las redes, brinda los mejores consejos para dar con el lugar y la comida perfecta.
“Trato de que mis reseñas sean positivas -aclara-, porque si voy a un lugar y no me gusta cómo está servido el plato o la ambientación o algún otro detalle, trato de omitirlo. Mi idea es dar lugares que valgan la pena conocer. En una ciudad con una gran movida gastronómica es fácil perderse. Por eso a través de mis fotos y mis relatos lo que intento es transmitir las buenas experiencias. Al fin y al cabo, qué mejor que compartir el placer que resultó comer un rico plato”.
Así las cosas, buscar recetas a través de la red social se convirtió en el último tiempo en un pasatiempo habitual. Hoy, Instagram se posiciona como la herramienta más utilizada para temas como alimentación y nutrición. A la hora de buscar una definición simple, bien puede decirse que los influencers son personas que con su presencia en redes sociales logran ejercer influencia en un target específico. Estos referentes, con sus grandes comunidades de seguidores y su credibilidad, adquirieron tanto poder a la hora de influir en las decisiones de compra y consumo que, en muchos casos, se han convertido en un eje fundamental en los departamentos de marketing online de las marcas.
“Soy una apasionada por la comida y la cocina desde que nací y me pareció buenísimo volcarlo en las redes”, cuenta por su parte Lau Espinace, una de las primeras influencers culinarias de La Plata y otra de las exponentes del boom. Bajo el hashtag #LaRutaDelTentempié y con más de 2500 seguidores, Lau -al igual que su colega Silvina- realiza sus crónicas y reseñas sobre los lugares que vale la pena recomendar. “No escribo sobre lo que no me gustó porque considero que hay mucha gente detrás de cada lugar y no tiene sentido exponerlas con críticas negativas sólo por una mala experiencia -aclara-, pero lo bueno siempre merece ser mostrado”.
Según cuenta Lau, más que describir lo que come y dónde, le gusta contar las historias de cada lugar y toda la experiencia gastronómica haciendo hincapié en la narrativa. “No hablo de precios y no entro en la moda de los canjes y los sorteos porque no me gusta obligar a la gente a que me siga sino que prefiero que sea por un interés genuino. Trato de ser auténtica y mostrar todo con absoluta transparencia”.
No muy distinto es lo que apunta Santiago Palma, un chef de La Plata que desde hace un año y medio y con casi 2300 seguidores en Instagram no sólo recomienda lugar sino que sube recetas y consejos para enriquecer las comidas. “Trato de ser lo más versátil posible -dice-. Puedo postear recetas pero también sugerir productos o sitios específicos. En esto hay que tener en cuenta que hay de todo: están los tipos que se toman el laburo en serio y reseñan con profesionalismo. Pero claro: también están los que no saben demasiado y ofrecen críticas o reseñas con la única intención de comer de garrón”. El término foodie -como se los conoció originalmente a los influencers culinarios- fue inventado en 1984 en la publicación del libro The Official Foodie Handbook, de Paul Levy, Ann Barr y Mat Sloan. En los 80 el movimiento foodie nació y tomó relevancia en los medios: apareció el canal Food Network, programas especializados como Iron Chef, el renacimiento de las revistas especializadas y libros de cocina entre otros. Recién después se sumaron los blogs y las webs especializadas.
“Es un fenómeno creciente y que no tiene techo”, asegura Palma, quien arrancó en las redes en 2007 pero fue recién en 2017 cuando decidió desembarcar en Instagram con un perfil mucho más profesional. Y no es casual: este nicho de fanáticos de la comida tiene una red social favorita y es precisamente Instagram, donde la imagen tiene un valor fundamental. “Mi formación como comunicadora social me ayudó pero cuando arranqué con esto decidí hacer un
curso de fotografía para que la propuesta sea lo más profesional y seria posible”, explica Baldino, quien a la hora de hacer una crítica admite tener en cuenta no sólo el sabor de un plato sino también la frescura de los productos, la atención personalizada y la presentación de los platos, entre otros aspectos.
“La idea es mantener un perfil bastante ecléctico -apunta por su parte Espinace-. No sólo publico sobre comida sino que también hablo de eventos, productos, presentaciones y otras cuestiones relacionadas con el ambiente gastronómico”.