Desde hace unos años los locales de comidas en las playas de Mar del Plata se vieron obligados a ofrecer opciones saludables. Hoy las gaseosas perdieron terreno frente a los jugos y las aguas saborizadas, mientras que las tartas y las ensaladas, le compiten de igual a igual a las hamburguesas y los conos de frituras.
Según la mayoría de los comerciantes con los que se entrevistó Infobae la inclinación se hace sentir sobre todo en los más jóvenes. Los mayores en cambio se resisten a las opciones fit para pasar el día de playa.
«Yo creo que hoy en día hay mucha gente que si no está la opción saludable no compra. El que está decidido a comer eso quiere eso. Yo ayer al mediodía me quedé sin tartas y había gente que como no había tartas se iba a otro negocio, no lo cambian por otra cosa», compartió Bárbara, empleada de La Nave, casa de comidas que desde hace 20 años funciona en el parador San Sebastián, en La Perla.
«La verdad que al principio milanesas y hamburguesas era prácticamente lo único que se pedía, ahora es muy variado: ensaladas, tartas, mucho al plato, pechuga, lomo, acompañado con verdes», repasó sobre los gustos de los clientes, que en los últimos cinco años se volcaron a opciones bajas en grasas y en calorías.
Si bien Bárbara admite que todavía la comida saludable no gana la pulseada, la pelea se emparejó. «Lo que pasa es que también en la playa muchas veces la gente elige comer lo fácil, lo que puede comer con la mano y al paso. Antes era un 90% de sandwiches y un 10% de ensaladas, ahora es un 50% y 50% entre lo que representa la venta de tartas y ensaladas«, sintetizó.
La diferencia de precios no pareciera volverse un factor determinante. En la playa una ensalada completa con todas las verduras (lechuga, tomate, zanahoria, remolacha, arroz y pollo hervido) se consigue por $130 y una hamburguesa completa por $135. Una tarta individual por $120 y una milanesa por $150. Es cuestión de qué elige cada uno.
«Este año hubo que empezar a vender ensaladas, pero antes ni siquiera las pedían», contó por su parte Valentín, que atiende un puesto de comida en Varese, donde la el cambio parece ser más lento. Sin embargo admite que «la heladera de las aguas saborizadas es la que se vacía más rápido, otros años por lo general eran las gaseosas lima-limón o pomelo».
De vuelta en La Perla, del otro lado del mostrador de un puesto decorado con canastas de frutas, piñas y cañas, está Martina , empleada de Sucos Naturais, un local dedicado 100% a la venta de jugos y comidas a base de frutas. Puede que hasta hace no mucho un local así fuera impensado, pero desde hace cuatro años , tiempo que hace que abrieron sus puertas, demuestran que es posible un negocio pensado desde lo natural.
«La gente está eligiendo mucho más lo natural, principalmente los licuados detox que son nuevos, tienen apio, menta, gengibre , cada vez más se vuelcan a este tipo de opciones», aseguró Martina y sumó que hoy son muchos los clientes que «en vez de comerse una hamburguesa o una porción de rabas, eligen una bandeja de frutas«.
«En cuanto a los precios somos conscientes de que no todos tenemos las mismas posibilidades. Este año decidimos sacar las promociones que teníamos el año pasado y bajar el valor de los licuados. Tenemos el chico $75, el mediano $90 y el grande $120«, enumeró, sobre la opción más saludable de La Perla.
No muy lejos, con 11 años vendiendo en la playa, están Adriana y Julieta, madre e hija, anfitrionas de Margarita Beach Bar, que comenzaron la charla con Infobae incorporando un nuevo factor: el cambio de horarios.
«La gente maneja otros horarios en la playa, los desayunos se han cortado mucho porque generalmente los hoteles los ofrecen y los almuerzos son más livianos«, comentó Adriana, que reconoció que en 2008, cuando comenzaron, opciones como tartas de zapallito, de verdura, milanesas de soja o de lentejas, no existían.
«Sobre todo los chicos jóvenes son los que se están inclinando a estas alternativas, hay cada vez más vegetarianos, veganos, inclusive celíacos. Desde hace cinco años atrás la gente consume más verdes», opinó, asociándolo a una toma de conciencia que inclusive tiene que ver con la protección animal, tendencia en expansión que también impacta en el consumo.
«Hay también una cuestión con la contaminación, con el medio ambiente, yo consulto por ejemplo si quieren sorbetes, si no, si quieren bolsas, esto tiene que ver también con esa toma de conciencia», agregó Julieta, mientras le daba a una clienta una de las tartas que preparan ellas mismas y que aseguran son de las comidas que, sin excepción, se venden bien todos los días.
«Hay que tratar de competir con opciones cada vez más creativas, como comerciante creo que no sólo hay que mejorar en ofrecer saludable, sino también limpieza y calidad, el que es naturista busca eso también y claro que tiene un costo hacerlo así», consideró por último Adriana, exponiendo que también el que vende tiene que esforzarse por estar a la altura de los tiempos que corren.
En las playas del sur , como por ejemplo la exclusiva Helena Beach, lo natural se lleva inclusive por encima del 50% de los pedidos, según los que venden en la playa. El parador se posiciona como una alternativa sustentable y natural, filosofía que también se expresa en su gastronomía y razón por la que cada vez más personas la eligen.
Sin embargo una vez que se sacan los pies de la arena las cosas cambian. Sobre el boulevard marítimo Patricio Peralta Ramos, frente al Gran Hotel Provincial, está La Mela, un local de comidas atendido por Gabriela, que durante el año maneja un local en el microcentro porteño y en el verano hace temporada en Mar del Plata.
«Los jugos naturales los traigo de Capital y allá ya está re impuesto, junto con los cereales, el pan semillado, la gente te lo pide, pero acá todavía no me lo han pedido. Puede ser la zona donde estoy pero todavía lo que más eligen en esta parte son los conos de frituras«, dio por tierra con la tendencia saludable, que todavía más allá de los límites de la playa pareciera no regir.