Fuente: destinoba ~ Toti Yanelli, Presidente de la Cámara de Restaurantes
Se termina un 2019 que no será recordado precisamente como un año más. Por el contrario, fue un año que puso a prueba a todos los actores de la actividad económica en general y a los empresarios gastronómicos en particular. Nunca antes tuvimos tantas dificultades derivadas de una dramática caída del consumo sumada al aumento incesante de mercaderías y de los servicios públicos. La inflación por encima de 50% terminó de cerrar un círculo nefasto dónde las prioridades pasaron de la expectativa de rentabilidad a conformarse con mantener los puestos de trabajo.
Y es que nunca antes nos enfrentamos también a una caída tan abrupta de las expectativas de mejora. Debemos recordar que un establecimiento gastronómico emplea mano de obra de manera intensiva, no hay robots que cocinen ni que atiendan a los comensales, a decir verdad, tampoco los queremos. La atención personal y cara a cara con el cliente jamás será sustituida por ninguna maquina por perfecta que sea. Y por eso mismo conservar los puestos de trabajo es hoy una prioridad, no sólo por los aspectos meramente económicos que representa formar y capacitar a un empleado, sino también porque los que trabajamos en la actividad gastronómica nos sentimos parte de una gran familia compuesta por empresarios y trabajadores por igual.
Las medidas económicas adoptadas y las que se omitieron adoptar en su momento derivaron en un combo fatal para nuestra actividad económica, anulando los márgenes de rentabilidad y generando quebrantos que solo el orgullo y determinación de empresarios y trabajadores trabajando en conjunto logran superar.
Hay esperanzas? Siempre, por eso seguimos y seguiremos en ésta actividad, pero haciendo un serio llamado de atención a las nuevas autoridades nacionales para que tomen las medidas económicas, políticas, sociales que permitan restaurar la confianza y lograr un incremento de la actividad económica, ya que de lo contrario, la buena mesa de nuestros restaurantes que es hoy motivo de orgullo para los argentinos, pasará a ser un buen recuerdo. Sólo eso.