Fuente: La Nación – Valentina Salezzi habla sobre la llegada de Mirtha, su café petfriendly y la maternidad.
“Siempre me gustó cocinar. De chica hacía galletitas para cuando mis amigas venían a mi casa”, cuenta Valentina Salezzi (35) mientras acaricia a Mirtha, su bulldog inglés de 8 años, que no se despega de ella. A los 19, dejó su ciudad natal, Mar del Plata, para venir a Buenos Aires a estudiar periodismo, carrera que finalmente cambiaría por la gastronomía. También hizo algunos trabajos de modelo para mantenerse, pero en cuanto pudo dejó de hacerlos. “No era lo mío. Siempre me gustó comer y si me decían que tenía que bajar de peso para una producción, a mí no me importaba y comía igual. Es bastante hostil el mundo de la moda”.
Todo empezó a cambiar cuando Valentina comenzó a hacer sus propias entrevistas en YouTube mientras cocinaba con invitados. Más tarde llegarían la apertura de Mirtha Café –el primer bar petfriendly de Buenos Aires, donde las mascotas pueden sentarse con sus dueños y cuentan con un menú gratuito y adaptado para ellas–, la conducción del programa Cucinare y su silla como jurado en Los 8 escalones.
–¿Cómo apareció Mirtha en tu vida?
–Nunca había tenido mascotas y de repente dije: “Necesito un perro ya”. No sabía mucho cómo interactuar con los perros, pero un día vi a uno de la misma raza de Mirtha y no lo dudé: “Quiero uno así”. La adopté con mi ex novio. Cuando llegó, conocí al amor de mi vida. No existe una Valentina sin Mirtha, es mi gran compañera. Con mi novio nos separamos al año y medio de tener a “Mir”.
–¿Tu ex sigue teniendo vínculo con Mirtha?
–Ella lo ama. Tuvimos que dejar a un lado los temas personales por ella. Al principio nos costó, pero hoy somos cuatro los que la cuidamos, mi ex con su pareja actual y yo con la mía. Hace seis años que Mirtha tiene dos casas e hicimos a modo de formalidad un contrato legal con un escribano para establecer los días que pasa con cada familia: está cinco días conmigo y dos con su papá. Los gastos se dividen, ya que tiene una alimentación saludable y unos cuidados delicados.
–¿Cómo surgió la idea de crear un café ciento por ciento petfriendly?
–Hace casi tres años, con mi hermano queríamos hacer algo familiar en un momento sensible de nuestras vidas. Mi papá estaba muy enfermo. Todo se fue dando de una forma mágica. Cuando abrimos el primero, en Mar del Plata, se llenó de gente. Las personas hacían fila para entrar. Para mí fue algo con una carga emocional muy profunda.
–¿Tu papá llegó a conocer el café?
–Sí, estaba feliz, iba todos los días y se instalaba horas. Murió hace dos años. Mirtha era como su nieta y él la trataba como tal.
–¿Cómo conociste a tu actual novio?
–A Marcos (Bozzolasco) me lo presentó Fabián Medina Flores, que es amigo de él. En la primera cita fuimos a tomar un café y yo fui con Mirtha. Y él, muy vivo, llegó con golosinas para perros. Ahora estamos pensando en convivir. Me encantaría casarme, estoy esperando la propuesta. [Se ríe].
–¿Te gustaría tener hijos?
–Nunca me lo había preguntado y hace dos o tres meses entré en una crisis existencial. Con la presión social y el reloj biológico, tuve que indagar en profundidad y preguntarme: “¿Qué quiero?”. Me da ilusión maternar en algún momento.
Maquillaje y peinado: Joaquina Espínola (@joaquinamakeupartist)
Agradecimientos: Puma Argentina