Fuente: Cronista ~ Saltó a la fama cuando ganó un concurso mundial de cocina en YouTube. Cinco años después publicó dos libros, lleva tres programas en El Gourmet y es jurado en un reality show.
El fuego encendido en la parrilla de fondo y una remera que decía “You had me at Merlot”. Así, hace poco más de 5 años, la cocinera y sommelier Felicitas Pizarro presentaba su bife de chorizo relleno con ensalada fresca y chimichurri, la receta con la que ganó un concurso mundial de cooktubers organizado por el chef súperestrella Jamie Oliver.
En ese momento despegó la carrera de esta joven sonriente que contagia entusiasmo y simpatía: publicó su primer libro (YouCook), lleva tres programas en El Gourmet (actualmente se emite ‘Cocina para mis amigos’), fue parte del equipo local de Tastemade, es jurado en el reality show ‘El gran premio de la cocina’ y sigue nutriendo de contenidos sus canales online.
En cada proyecto, Felicitas estampa su sello. Hace unos meses presentó su nuevo libro, ‘Cocina feliz’ (Sudamericana), en el que también abre una pequeña ventana a su vida diaria, tal como hace en las redes sociales. “Me casé, formé una familia, me fui a vivir a una casa con jardín, tuve un hijo y arranqué con mi huerta. Crecí, muté. Y lo mismo pasó con mi cocina”, dice en la introducción del libro en el que comparte recetas que hace para su hijo Ramón y junto a su marido, para amigos, para la familia.
“Cocinar hace bien, principalmente porque vincula”, agrega. “Para mí, la cocina tiene que ver con la felicidad. Mi nombre es así: no me puedo despegar de eso, por suerte”, se ríe. “En el libro les digo a mis papás ‘gracias’ por toda su generosidad, por el apoyo y la libertad siempre. Nunca pusieron un pero. Eso me dio la seguridad de decir ‘quiero cocinar, quiero ser cocinera’. Pero cuando les escribí la dedicatoria también les agradecí por elegirme el nombre:
evidentemente me marcó”, cuenta.
En el libro insistís con el “comé como quieras, comé bien” , hablás de usar las manos, de compartir, de estar al aire libre.
¿Esos son los ejes que te definen?
Sí, me gusta la informalidad a la hora de comer, dándole importancia al producto, a con quién lo comemos. No es que siempre tengamos que comer acompañados: es lindo cocinarse para uno. Pero muchas veces el comer tiene que ver con momentos en que compartís. Mi familia me enseñó mucho a través del sentarnos a la mesa. La cocina es comunicación. Te hiciste conocida a través de un concurso mundial y siendo muy joven.
¿Te costó encontrar el mensaje que querías dar?
Cuando gané el concurso de Jamie Olivier, ahí me agarró Soledad Barruti, que es la editora del libro, y me dijo: “Ahora que tu cocina va a ser pública, tenés que saber qué querés contar”. Yo era nueva, no tenía una trayectoria. Me quedó eso: ahora cuento la historia que yo quiero. Sé que puedo tener un impacto, generar una motivación, despertar un interés. Eso es lo que más me gusta: ver que alguien compra el libro, lo usa, lo enchastra, me manda las
fotos de lo que preparó. En la calle me paran y me preguntan cómo es la receta de tal cosa porque me vieron en la tele. Eso es re lindo: estás en sus casas. Después de tenerlo a Ramón empecé a subir videos de lo que le preparo, así que ahora también me consultan muchas madres, me mandan videos de sus hijos probando algo por primera vez… Me cuido mucho en las cosas que digo: no soy médica ni nutricionista. Mientras más real y natural sea, mejor.
En ‘Cocina feliz’ y en Instagram (NdE: 114 mil seguidores) recomendás consumir carnes de pastura y huevos orgánicos, aunque equivalga a hacerlo menos veces por semana por su alto costo.
¿Creés que los cocineros famosos pueden ayudar a cambiar más hábitos de alimentación que las políticas públicas?
Soy re carnívora, me crié así. Siendo cocinera, creo que los consumidores podemos poner las reglas. Siento que pongo un mini granito de arena contando que puede haber otra manera de alimentarse. Muchos replican que la carne de pastura, los huevos de granja y los alimentos orgánicos son más caros. Y es verdad. Pero entre comer cuatro veces a la semana un pollo malo, elijo comer una vez uno mejor. Soy consciente de que puedo elegir, disponer de dinero, decidir en qué gastar. Sé que no todos pueden, que hay gente a la que no le alcanza para comer. Pero hay gente que se queda con “el huevo orgánico es re caro”. ¡Pero
también es caro tu teléfono o tu auto último modelo! Se trata de prioridades.