En San Telmo, los 35 años de un bodegón premiado por sus milanesas: desde suprema Maryland hasta la clásica napolitana

Fuente: Clarín Gourmet by Daniela GutierrezEl bodegón Manolo es un restaurante icónico ubicado en el barrio de San Telmo. Este lugar es conocido por su ambiente auténtico y su comida sabrosa y abundante, que refleja las tradiciones culinarias porteñas y españolas, típica de este tipo de establecimientos que tanto representan a la gastronomía porteña. Es famoso por sus porciones generosas, su servicio familiar y un menú que incluye platos como milanesas, pastas caseras, guisos, tortillas, donde se destacan sus paellas y risottos.

Manolo fue quién inició a la familia Fernández en la gastronomía. Este asturiano trabajó desde pequeño en distintos establecimientos hasta que tuvo el mando de varios locales, siempre en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Al principio él estaba frente a los fuegos, luego se dedicó a capacitar a sus cocineros.

Hoy, ya en manos de sus hijos, la esquina de Cochabamba y Bolívar despide aromas de los condimentos españoles que dan sazón a los arroces y funcionan como anzuelo para turistas y vecinos que pasean por San Telmo. Pero también se acercan los fanáticos de las milanesas, atraídos por el premio que el bodegón recibió en 2017 cuando quedó en el podio del concurso a la mejor Milanesa de la Ciudad de Buenos Aires.

La historia del bodegón Manolo

Manolo Fernández, nacido en 1944 en Asturias, España, llegó a la Argentina en la década del 50 junto a su familia en busca de nuevas oportunidades. Su pasión por la gastronomía y la cultura española lo llevó a abrir su primer local -bautizado Manolo- en 1989. Estaba ubicado en la esquina de Piedras y San Juan, en el corazón de Buenos Aires.

Desde el inicio, el restaurante se caracterizó por sus recetas tradicionales españolas y por la generosidad de sus platos, así que pronto se convirtió en un punto de encuentro para vecinos y turistas.La esquina de San Telmo donde está Don Manolo. Fotos:  Ariel Grinberg. La esquina de San Telmo donde está Don Manolo. Fotos: Ariel Grinberg.

En 1994, el restaurante Manolo se trasladó a Tacuarí e Ituzaingó, donde continuó funcionando hasta que la crisis económica de 2001 forzó a su propietario a buscar un nuevo lugar. Fue entonces cuando se mudaron a la esquina de Brasil y Bolívar, siempre manteniendo el mismo espíritu de bodegón con platos abundantes y caseros.

La historia tomó un nuevo giro en 2006, cuando Manolo adquirió el actual local en Bolívar y Cochabamba, donde antes había funcionado la histórica pizzería La Estrella, que estaba en ruinas tras haber estado cerrada durante un tiempo.

Con gran esfuerzo, la familia Fernández renovó el lugar por completo, pero lamentablemente Manolo falleció poco antes de la reapertura. «Le decíamos que afloje, que estábamos nosotros, pero no quería», recuerda Sebastián, su hijo, quien hoy lleva adelante el restaurante junto a su hermano Gastón.El salón del bodegón Manolo. Foto: Ariel Grinberg. El salón del bodegón Manolo. Foto: Ariel Grinberg.

Sebastián, de 42 años, ha trabajado junto a su padre desde pequeño.»Salía del colegio e iba al local a ayudarlo», cuenta con nostalgia. La cultura del trabajo fue un valor fundamental que Manolo inculcó en sus hijos. Tanto es así que Sebastián logró pagar su viaje de egresados trabajando como mozo por las noches: «Juntaba las propinas y con eso pude pagarlo», recuerda.

Las mesas de este restaurante fueron atendidas por mozos de oficio que hoy disfrutan de su retiro pero que dejaron su legado de servicio en el local. Por allí pasaron celebridades como el folclorista Jaime Torres y los futbolistas Beto Alonso y Ricardo Bochini.

Hoy, Sebastián y Gastón, ambos al frente del bodegón, continúan con el legado de su padre, manteniendo viva la esencia de un lugar que, más que un restaurante, es un símbolo de la cultura y la historia del barrio de San Telmo.

Qué comer en el bodegón Manolo

La milanesa Gran Manolo. Foto: Ariel Grinberg. La milanesa Gran Manolo. Foto: Ariel Grinberg.

El edificio de Manolo en San Telmo es imponente y difícil de pasar por alto. Sus paredes de color bordó destacan en el paisaje gris del barrio, y una placa en su fachada anuncia su designación como Sitio de Interés Cultural por la Legislatura Porteña. Al cruzar la puerta, uno se encuentra con un amplio salón de techos altos, decorado con antigüedades, camisetas y banderines de fútbol, que evocan la rica historia del lugar.

La carta, como corresponde a un bodegón de este estilo, es amplia y diversa, ofreciendo opciones para todos los gustos. Según Sebastián, las empanadas de osobuco ($ 1.500) son un éxito entre los comensales, así como las rabas ($ 12.000) y los calamaretis ($ 15.000), aunque estos últimos han disminuido en popularidad debido a la crisis económica. La tortilla también es una elección popular para comenzar la comida, servida en su versión tradicional ($ 7.500) o a la gallega ($ 8.500).La tortilla de Manolo. Foto: Ariel Grinberg. La tortilla de Manolo. Foto: Ariel Grinberg.

En 2017, el bodegón participó en un concurso organizado por el Gobierno de la Ciudad para elegir la mejor milanesa, obteniendo el tercer puesto. «Después de eso, la gente nos catalogó como un lugar para comer milanesas, pero tratamos de diversificar porque también tenemos otras especialidades, como los arroces», explica Sebastián.

Para los que deseen probar las milanesas premiadas, hay una gran variedad de opciones. Además de la clásica napolitana, la Gran Manolo es una de las favoritas: viene con muzzarella, jamón cocido, rodajas de tomate natural, huevo picado, aceitunas y perejil, acompañada por papas fritas ($15.500).Manolo, un bodegón tradicional.  Fotos: Ariel Grinberg. Manolo, un bodegón tradicional. Fotos: Ariel Grinberg.

También se destaca la suprema Maryland, un plato porteño que últimamente es difícil de encontrar. La preparan con jamón cocido, morrones, arvejas, banana frita, crema de choclo y papas paillé doradas y crujientes ($17.000).

Entre las especialidades mencionadas por Sebastián están los arroces, con la paella como el plato más buscado por los turistas. Abundante y sabrosa, se elabora con “mucho bicho” y se sirve para dos personas; si se pide entrada, comen tres ($ 30.000). En la misma categoría de la carta, también ofrecen risottos de osobuco, de hongos y de mariscos.Dentro de los postres del bodegón Manolo se destaca el sambayón y la isla flotante. Foto: Ariel Grinberg. Dentro de los postres del bodegón Manolo se destaca el sambayón y la isla flotante. Foto: Ariel Grinberg.

La parrilla y las pastas son otras opciones destacadas. Para el toque dulce final, el flan mixto ($ 3.500) es el postre más solicitado, aunque la especialidad de la casa son la isla flotante ($ 4.000) y el sambayón ($ 5.000).

Manolo. Bolívar 1299, San Telmo. Abren lunes a jueves de 20 a 24 hs y viernes, sábado y domingo de 12 a 16 y de 20 a 24 hs. Instagram: @manolosantelmo

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