Fuente: La Nación ~ Vecino abrió en junio de 2021; los clientes destacan el ambiente cálido y familiar; el patio, la joya del lugar.
En Rioja 3053, en el límite entre Olivos y La Lucila, hay una casa que este año festeja su 111° aniversario. Desde 1911 funcionó como diferentes espacios: conventillo, carpintería, venta de antigüedades y casa de té, entre otras. Hoy es Vecino, un café y restaurante que mezcla historia barrial, cocina casera y un ambiente hogareño.
“Es un lugar que tiene mucha historia en el barrio y una energía muy linda, porque todos los que pasaron por acá son bien recordados por los vecinos. Hubo un señor, Federico, que vendía muebles y antigüedades; dicen que toda la gente que se casaba en Olivos tenía un mueble de acá”, contó Federico Yantorno, uno de los cuatro amigos que son dueños del restaurante.
Los vecinos también recuerdan que al principio de todo hubo un conventillo, luego fue una carpintería y más adelante se alquiló como salón de fiestas. La fachada, que hoy es naranja y anuncia el nombre del local con un cartel de azulejos, estuvo pintada de blanco durante mucho tiempo y siempre mantuvo el estilo colonial austero que aún conserva.
“Por toda esa historia tratamos de mantener la casa tal como era”, dijo Francisco González Chiappe, otro de los creadores.
Yantorno y González Chiappe, junto a Joaquín Agüero y Juan Cruz Diez, abrieron Vecino en junio de 2021 después de ver la propiedad en febrero de ese mismo año y decidir que era el lugar perfecto para armar la idea que tenían en mente.
“Viviendo acá me daba cuenta de que no había un lugar como este. Hay panaderías, cafés, pero no existía una casa que te recibiera y en la que pudieras pasar un rato, no solo tomar un café, sino pasar el día sintiéndote como en casa. Era lo que le faltaba al barrio. Los vecinos lo pedían hacía tiempo. Si querías comer, tenías que ir hasta la avenida, que no es lo mismo”, explicó Yantorno.
En Vecino hay mesas cuadradas, redondas y un espacio reservado con una mesa más grande que funciona a modo de living para una sensación aún más hogareña. Pero la joya del lugar es el patio. A tono con las clásicas arboledas del barrio, el jardín es un espacio con muchas plantas apodado “El paltecito”, por el árbol de paltas que ofrece sombra a los visitantes.
La propuesta gastronómica
Vecino está abierto todos los días para desayunar, almorzar y merendar, y también de miércoles a sábados para cenar. Sus dueños aseguran que reciben gente en todo horario, pero que el fuerte es desde la mañana hasta la tarde.
“Apuntamos a la gente que le gustan los sabores de siempre con un toque diferente. Por eso trabajamos con, por ejemplo, productos de masa madre y café de especialidad”, sostuvo González Chiappe.
La “mila napo” es la estrella del restaurante, la que tanto los dueños como los vecinos más quieren. Sale 1500 pesos, se prepara con lomo y tiene salsa de tomate, pesto, ciboulette y queso, con acompañamiento de ensalada. “A la mila napo la amamos desde antes que estuviese en la carta. Fue lo primero que pensamos porque sabíamos que tenía que estar”, dijo Yantorno.
En pastelería, el hit es la torta de nuez, confirman sus creadores: una base de nuez con dulce de leche y crema, que vale 520 pesos. Los macarons, que se hacen solo los viernes, también son muy pedidos y salen 400 pesos cada uno.
Yantorno agregó: “Tenemos gente quebrándose el bocho en la cocina para ver qué sacamos de nuevo. Estamos constantemente probando variaciones de carta, que es chica, pero cambiante. Tratamos de hacer todo lo más honesto y casero que se pueda. Hoy se complica un poco con los precios, pero buscando y siendo conscientes de los productos que estás dando, la gente se da cuenta de la diferencia”.
Los fines de semana, Vecino está recibiendo 200 personas por día. “Viene muchísima gente. Sábado y domingo ya no tomamos reservas porque se solapaban los clientes que venían a desayunar con los que venían a almorzar y era un lío. Ahora es por orden de llegada. A la mañana temprano cuando abrimos, muchas veces no terminamos de armar y ya hay gente esperando”, reconocieron.
Según contaron los dueños, la clave del éxito que está teniendo Vecino son, justamente, los vecinos, el boca en boca que recorre el barrio.
Lucas Ales, un vecino de 45 años que va muy seguido al local, comentó: “Queda en la misma cuadra en donde vivo, y es muy cálido y agradable. Trajo mucho movimiento al barrio sin perder su estilo familiar y tranquilo. El jardín es hermoso y la atención, supercordial. Las medialunas y el café son de lo más recomendable y la milanesa napolitana, una delicia”.
“Amo este lugar porque me transporta al patio de la casa de mi mamá, lleno de plantas, madera y ladrillo. No es pretencioso, me transmite paz mental y calidez, como un hogar”, dijo María Inés Conti, una joven de 33 años que visita habitualmente el restaurante.
“Olivos York”, una zona que se consolida
Con un perfil más bajo que el de la zona del puerto, en las cuadras entre la estación La Lucila del ferrocarril Mitre y Borges del Tren de la Costa, se armó un circuito cultural y gastronómico conocido como “Olivos York” –por el histórico cine York– con propuestas que invitan a sentirse como en casa, como la de Vecino.
El partido de Vicente López fue creado el 21 de diciembre de 1905 y Olivos es uno de los nueve barrios que lo componen. La Lucila, que va desde la calle Roma hasta Paraná y desde el río hasta la avenida Maipú, fue parte de Olivos hasta 1980, cuando fue declarada barrio independiente.
“A comienzos del siglo XX, se iniciaron grandes loteos y remates de tierras que posibilitaron el crecimiento de pobladores en la zona. Las primeras construcciones se realizaron en el área que actualmente está entre las vías del ferrocarril y la Avenida del Libertador. Se trataba de grandes residencias construidas por familias de la aristocracia porteña, de las cuales una de las primeras fue la de La Lucila, inaugurada en 1916. Su dueño fue el teniente coronel Alfredo de Urquiza. En la década del 20, los loteos se multiplicaron y nuevas familias llegaron para instalarse. A partir de entonces, la zona de La Lucila y Olivos comenzó a crecer con rapidez”, explica la página del Centro Histórico de Vicente López.