Fuente: Clarín – de la Autopista Panamericana. Miércoles a las nueve de la noche. La dirección exacta es casi secreta, pero desde una vereda cualquiera del distrito bonaerense de Pilar, la vidriera de un local permite ver una cafetería de especialidad a oscuras, aparentemente cerrada. Sólo aquellos que van con cita previa o el dato preciso cruzan la puerta. Adentro funciona un bar oculto único en el Conurbano.
Visitar The Post London es toda una experiencia. De miércoles a domingos a partir de las 20, las luces de adelante se apagan pero las persianas no cierran. Algunos clientes llegan pensando en encontrarse con un bar tradicional pero al ver el café Sunday se confunden y siguen de largo, o directamente no se animan a ingresar.
La fachada de una cafetería normal oculta un pub de estilo británico con cócteles de todo el mundo. Unos minutos después del desconcierto, los empleados acompañan a los clientes hacia una puerta escondida tras una estantería con falsos vasos de café, como algunos pasadizos de películas. Puerta escondida. Detrás de la estantería se encuentra el «pasadizo» hacia el bar oculto. Foto: Peyerman PH.
Los bares ocultos o speakeasy empezaron a ponerse de moda en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en los últimos años. Pero recién en noviembre de 2021, de la mano de la pareja entre Nancy «Tana» Pissani (35) y Sebastián Serena (39) esta modalidad gastronómica llegó a la zona Norte del GBA.
Se llaman así por la época de la Ley Seca, que en Estados Unidos prohibía la venta y el consumo de alcohol. «Hablar bajo», el significado, hace referencia a la forma de comportarse dentro de los bares clandestinos que servían tragos a pesar de la prohibición.
Ese es el sentido que tiene The Post. Para llegar hay que pedir la dirección por Instagram o recibir la recomendación de alguien. El primer acercamiento al verdadero bar es en un pasillo corto que simula la oficina de un periodista de ese tiempo: un sillón con escritorio rodeado de cuadros con pinturas y fotos. Allí, comienza a notarse el ambiente, la decoración y la historia que esta guarda.
Al ingresar al bar oculto todo es especial. Desde los aromas (montados a propósito para que queden en el recuerdo de los clientes) hasta las luces tenues y cálidas de farolas y lámparas antiguas. De fondo, suena música serena y cocteleras agitándose. El bar simula un sótano londinense de los años 20: paredes de madera, sillas victorianas y una barra con cientos de bebidas de todo el mundo.El pub tiene la estética de los bares speakeasy que funcionaban durante la prohibición. Foto: Peyerman PH.
Los socios, Sebastián y Nancy, tienen casi una obsesión por lograr la calidad más alta en todo lo que producen o hacen. Para encontrar la identidad de The Post, visitaron más de 50 speakeasys de distintas partes del mundo. «Ibamos a cinco o seis bares por día», relatan.
Además, son dueños de Barbas, una cadena de cervecerías que tiene sucursales por varias partes de Capital y provincia. Incluso, su local en Pilar es un bar temático focalizado en New York. Solo que allí, a diferencia de The Post, no es un secreto su ubicación y entran muchas personas más. Esto, según Sebastián, hace que el bar oculto tenga más calidad en sus elaboraciones por la tranquilidad de trabajar y atender a pocos clientes en simultáneo. Los dueños junto al bar manager, el encargo de que el servicio sea especializado. Foto: Peyerman PH.
Entre risas, ella le recrimina que aún no están casados y él argumenta que ya lo están desde que se hicieron socios. Y si hablamos de casamientos, en The Post ya hubo varias propuestas.
Por la mística del lugar, se convierte en un espacio ideal para citas o encuentros personales para no más de cuatro. La capacidad es solo para 30 personas, por eso los dueños recomiendan reservar previamente. La mayoría de las mesas son solo para dos y el ambiente es muy discreto.
Una guitarra, un contrabajo y una trompeta empiezan a sonar en vivo mientras los clientes conversan. Ya es una tradición que todos los miércoles, distintos músicos toquen jazz para musicalizar la noche.Miércoles de jazz en The Post London. Foto: Peyerman PH.
«Algunos pensaron que el bar era ilegal como los que había durante la Ley Seca», cuenta Nancy y enumera todas las reformas que le hicieron al local para que se convierta en lo que es hoy. Desde sacar techo hasta colocar paredes ignífugas para mayor seguridad.
En las paredes, hay reconocimientos enmarcados de otros bares speakeasy del mundo. Entre ellos, de Manolo, un reconocido pub oculto de Liverpool. «Cada uno de ellos tiene su magia. En algunos lugares hemos hecho fila de dos horas para ingresar, porque mantienen el secretismo y la atención personalizada desde el comienzo hasta el final», recuerdan.
Ediciones de diarios ficticios por doquier y fotos de la primera barwoman del mundo enmarcadas. Por otro lado, un cuadro que ilustra lo peor de ese momento histórico: un bebé abandonado por su mamá ebria, un hombre colgado en su casa, otro alimentándose con huesos, entre otras cosas. «Fue la peor época y algunos cuadros que tenemos muestran la lujuria que se vivía en aquel entonces», dice Nancy.La obra artística que retrata la época de la Ley Seca. Foto: Peyerman PH.
Los speakeasy de la época, se convirtieron en un secreto mal guardado y los dueños ofrecían grandes sumas de dinero para que la policía mire para otro lado. Además, el alcohol era de pésima calidad y para suavizar el mal sabor, mezclaban licores y destilados con almíbares y otros complementos. De esa manera, nació lo que hoy conocemos como coctelería.
El fuerte de The Post es el gin. Los tres estantes del medio de una barra a la que ya no le entran más botellas, son dedicados a ginebras de Reino Unido, España, Francia, Italia, Canadá, Irlanda, Alemania, Escocia y hasta de Japón. «Viajamos seguido y en cada travesía nos traemos algunas bebidas para acá», menciona Sebastián.Luces cálidas y tragos especiales forman parte de la identidad de The Post. Foto: Peyerman PH.
El hermano de Nancy, Alejandro Pissani, es el bar manager de The Post. Vestido como un personaje de la época, con camisa, boina y saco, cumple un rol protagónico para que la atención sea exclusiva. «Mi tarea es estar en los detalles. Trabajo en la barra pero también en las mesas, hablo con cada cliente y los oriento para que elijan el trago indicado para ellos», explica.
«Tenemos un servicio que hace que todos los clientes tengan un vaso con agua lleno siempre. Hay que tomarse uno con cada trago para cuidarse», agrega. Un miércoles por la noche en The Post. Foto: Peyerman PH.
En la carta, además de decenas de tragos de autor y comidas para acompañarlos de manera ideal, está la historia ficticia que contextualiza el lugar. La misma cuenta la vida de Ethan Jones, un periodista de Londres que en 1908 fue despedido del diario más famoso de Inglaterra en ese entonces.
«Estuvimos muchos años ideando el proyecto. La historia de The Post la creamos en un bar de Londres en 2019», relatan los socios. Toda la decoración del pub tiene una explicación. Ethan Jones, el periodista ficticio creado por los dueños de The Post para darle una historia a la estética del lugar. Foto: Peyerman PH.
Así es como el personaje de ficción crea The Post, otro periódico que se volvió famoso por inventar la Trivia News, el primer crucigrama. Según el relato inventado por Sebastián y Nancy, el Reino Unido deja de respaldar a la libra esterlina en oro y el diario publica en su contra. Por esa decisión, le prohiben seguir imprimiendo periódicos y tras eso, cierran sus oficinas.
Jones emigró a Argentina con dos máquinas de escribir (que se pueden encontrar en el bar), su reloj favorito y más de 80 botellas para reabrir The Post, en otro formato. El personaje tenía variedades de bebidas para que sus empleados disfruten en horas de descanso. Era un fanático empedernido del gin, tal como sus creadores.