Fuente: Clarín Gourmet by Daniela Gutierrez ~ En un paisaje residencial de casas bajas emerge La Sarita, un bodegón en Florida, Vicente López que existe desde 1934 pero que en octubre del año pasado reabrió con una propuesta que fue tan bien recibida por los vecinos que hoy hacen cola para comer allí.
Este restaurante, en sus casi 90 años de historia, pasó por varias manos pero desde que Florencia Estrella y Federico Aljavic lo comandan, el salón y la vereda se llenan, tienen que organizarse con reservas en tres turnos y aún así hay gente que decide quedarse y esperar.
La pareja asumió el desafío de conservar el espíritu de un lugar que estaba instalado en la memoria de los vecinos y a su vez, el reto de mejorar el servicio y la calidad de los platos que se servían hasta ahora. Para eso eligieron seducir al nuevo público con recetas típicas de la cocina de nuestros ancestros.
La historia de La Sarita
La Sarita cuenta con casi 90 años de historia. Foto: Emmanuel Fernández.
Desde sus orígenes que La Sarita se llama igual. El arquitecto que construyó el local lo bautizó así para que llevara el nombre de su hija menor y los sucesivos dueños decidieron conservarlo.
Este local de zona norte en sus inicios albergó un despacho de bebidas al frente y detrás una típica casa chorizo. Recién en 1960 se convirtió en un bar que luego se transformó en un restaurante que tomó la vivienda para transformarla en salón.
Los últimos años, antes de la llegada de Florencia -sommelier y camarera- y Federico -cocinero- el restaurante funcionaba con horario acotado, sólo al mediodía y con una opción como plato del día. “Tenemos clientes que nos cuentan que viven en la zona hace años pero que nunca habían venido hasta que abrimos nosotros”, señala Florencia. El antiguo salón de La Sarita, antes de la llegada de los nuevos dueños. Foto: Facebook.
Ellos se conocieron trabajando en Café San Juan, el restaurante de Lele Cristóbal. Cuando surgió la idea de un proyecto propio y en común, Federico recordó esta esquina por la que solía pasar y mirar con admiración cada vez que visitaba a su abuela que vivía a dos cuadras.
“Romantizamos la idea del local con años, pensábamos que sólo íbamos a cerrarlo un mes”, confiesa Florencia. Es que al tomar posesión se toparon con obstáculos que no esperaban y que demoraron la obra 4 meses. Para reabrir tuvieron que cambiar la instalación eléctrica, los caños de gas y hacer la cocina a nuevo.
“Estuvimos un mes entero rasqueteando las aberturas y marcos para recuperar su madera natural”, cuenta Florencia.
Cómo es La Sarita
La fachada Art Decó de La Sarita se destaca en el barrio. Foto: Emmanuel Fernández.
Posters -todos originales- de Palito Ortega, La Coca Sarli, El Club del Clan y Luis Sandrini decoran las paredes. Se entremezclan algunas fotos de Diego Maradona y otras -más recientes- de Messi levantando la copa del mundo. En ese collage del recuerdo funciona La Sarita.
Los pisos de damero, las mesas de fórmica y la sillas de caño retapizadas forman parte del salón. En el centro, una gran barra de madera que en su extremo sostiene una inmensa e imponente caja registradora que está ahí desde 1930. La cena -porque por ahora solo abren de noche- se disfruta mientras suenan los éxitos de grandes de la música popular argentina como Palito Ortega o Sandro.
Las ventanas portan el arte de un letrista que los actuales dueños buscaron especialmente para darle la impronta nostálgica que acompaña al resto del lugar. Las persianas y las aberturas exteriores tienen un tono lila que acompaña muy bien el estilo art decó de la llamativa fachada. Las paredes del salón de La Sarita son un homenaje a los ídolos popualres argentinos. Foto: Emmanuel Fernández.
Y en el salón se lo ve a Pedro: “Con sus 30 años de oficio te corta la milanesa con cuchara en la mesa, te quema el panqueque, es todo un showman”, señalan entre risas. Lo conocieron trabajando en un restaurante cercano que ya no existe y no dudaron en ofrecerle trabajo cuando los atendió: «Su incorporación va con la filosofía del lugar que es valorar la experiencia, los años”, afirma Florencia.
Si bien, como adelantamos, hay que reservar para ir, Florencia y Federico aclaran que una vez sentado nadie corre al comensal. Valoran la sobremesa y respetan a aquellos que eligen quedarse durante todo el servicio.
Qué se come en La Sarita
La milanesa de nalga a la napolitana es abundante y para compartir. Foto: Emmanuel Fernández .
La carta es corta para ser la de un bodegón pero las opciones son tentadoras. Al diseñarla buscaron revalorizar sabores cotidianos y traer de vuelta a platos olvidados. Si bien son para compartir no tienen el tamaño XL de las que sirven en restaurantes de este tipo.
“De los inmigrantes fundadores de bodegones hasta ahora ha habido un decaimiento. Vos ibas a lugares como este y por ahí la comida era abundante, pero ya no tan rica, no estaba tan bueno el producto: lo que quisimos es recuperar lo que eran los bodegones comandados por esos gallegos o italianos que dejaban la vida en ese lugar y daban el mejor producto”, explica la sommelier.
Las entradas pueden funcionar como tal o ser parte de un rico vermouth: “No son platitos, son porciones importantes”, distinguen. La tortilla con chorizo colorado es para disfrutar entre dos y vale $ 1.300. Otra opción para comenzar son los buñuelos de espinaca con alioli por el mismo precio.
Entre los platos principales se destacan las milanesas y supremas. La napolitana de nalga, por ejemplo, es para que coman dos personas con mucha hambre, se sirve con papas fritas bien crocantes y cuesta $ 2.400. “Lleva la misma cantidad de mozzarella que una pizza”, destaca Federico. El arroz bomba es una de las estrellas de la carta de La Sarita. Foto: Emmanuel Fernández.
La comida italiana está presente a través de las pastas caseras y hechas en el día. Algunas opciones son los sorrentinos de jamón y queso o de arvejas ($ 2300). Ravioles de osobuco o de pollo. Tortelli o cavatelli.
El arroz bomba es el representante de la comida española. Lo sirven en sartén de hierro de 24 centímetros, mejillones, calamares y langostinos de tamaño considerable, es para dos personas y sale $ 3.100.
Para la hora del dulce ofrecen panqueque de dulce de leche con bocha de helado de Fior Di Latte vale $ 1.100 y es para cucharear entre varios. Y hay affogato, ese postre tradicional italiano que combina el frío del helado con el calor de un café espresso. La porción de panqueque con dulce de leche es abundante y se sirve con helado. Foto: Emmanuel Fernández.
Los días de poco ajetreo, se puede pedir pedir el panqueque de manzana. Es un secreto a voces que es el postre más rico del lugar pero no figura en carta porque se cocina en el momento, el caramelo que lleva requiere de un cuidado especial y resulta difícil servirlo en días de mucha concurrencia. Será cuestión de tirarse el lance.
La Sarita. España 506, Florida, zona norte de Gran Buenos Aires. Para reservar: 7729-6159 Instagram: @lasaritaflorida.