Fuente: Crónica – El porcentaje surgió de un relevamiento de Crónica en contacto con empresarios gastronómicos. Aseguraron que algunos de los clientes que asistían dos veces por semana, ahora, concurren una vez cada 15 días. Preocupación por cierres.
La reducción en la capacidad de compra de los consumidores se profundizó en los últimos meses. La realidad económica actual está marcada por una caída generalizada de las ventas.
La retracción ocurre de manera abarcativa: ya sea que se trate de un artículo de consumo inmediato o durable, imprescindible o de lujo. Desde la leche hasta los autos están afectados por una fuerte merma de la demanda.
La recesión impacta con mayor dureza en el sector de las pequeñas y medianas empresas, donde siete de cada diez compañías informan desplome del consumo. Además, calculan que la crisis se profundizará en los próximos 12 meses. Esos datos surgieron de una reciente encuesta realizada por Industriales Pymes Argentinos (IPA) entre sus asociados.
El 31% de las pymes consultadas definió como “muy mala” a su situación, en tanto que otro 38% la calificó como “mala”. Estos porcentajes redondean casi un 70% de una grave coyuntura.
El sector comercial también está alcanzado por las esquirlas del hundimiento de la demanda. Un relevamiento efectuado en abril último por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) registró un retroceso del 4,5% interanual en el consumo para ese mes.
“Al igual que en marzo (pasado), las elevadas tasas de inflación impactaron fuertemente en la capacidad de compra de las personas. El dato de abril de 2024 presentó la mayor caída en la serie del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora la CAC, lo cual implicó una profundización de la pérdida real de poder adquisitivo de los individuos”, detalló la cámara en un informe.
Caída de consumo de 30% en los restaurantes: «La recesión pegó bastante fuerte en los últimos dos meses«
Crónica.com.ar constató este miércoles que la crisis golpeó con fuerza también en el rubro gastronómico.
El empresario del sector Ariel Amoroso resaltó en contacto con este medio que “la recesión pegó bastante fuerte en los últimos dos meses”. Y amplió: “Hasta marzo pasado, hubo un consumo medianamente lógico. La caída, desde entonces a la fecha, fue muy importante. Abril fue duro y , en mayo, siguió cayendo la demanda”.
“En una mediación interanual, comparando mayo último con el mismo mes de 2023, el consumo en los restaurantes cayó un 30%”, estimó Amoroso, ex presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) de la Ciudad de Buenos Aires.
Por su parte, Pablo Bangardino, encargado de un reconocido restaurante situado en la Capital Federal, coincidió: “El dato es totalmente certero; en algunos casos fue del 20%, en otros, del 25%; en la mayoría, del 30%; e incluso hubo casos extremos de algunos locales en los que el porcentaje fue mayor y tuvieron que cerrar”.
“La baja en cantidad de comensales es muy significativa. Si nos agarramos de ese 30%, la merma en un local de 100 cubiertos se nota mucho”, lamentó Bangardino en conversación con crónica.com.ar.
Amoroso, cuando se le preguntó cuál fue el primer síntoma de la crisis que notó en su clientela, respondió: “Lo primero que se cortó fue el postre y el café, no hay plata en la calle”.
“Además, la gente antes salía con mayor asiduidad: dos veces semanas. El cliente quiere salir y consumir gastronomía pero ahora no puede hacerlo con la misma frecuencia. Algunos lo hacen una vez por semana y otros cada 15 días”, puntualizó el ex presidente de la AHRCC de la Ciudad de Buenos Aires.
Bangardino también percibió cambios en su clientela producto de las dificultades económicas. “El comensal, cuando viene, se fija el precio de punta a punta de los vinos y las pastas, por mencionar dos ejemplos. Antes no se fijaban tanto en eso. Ahora no salen decididos a cualquier cosa”.
Una vuelta de rosca en procura de revertir el desplome de la demanda: las promociones
Amoroso advirtió que “ya no alcanza una propuesta a la carta”, porque los clientes “buscan mucho las promociones”.
“Entonces, tuvimos que trabajar en esa línea, haciendo combos u otro tipo de promociones para que el comensal pudiera pagar”, expresó.
Amoroso, quien tiene varios restaurantes, contó que en un local suyo situado en el barrio porteño de Parque Patricios una hamburguesa cuesta $8.500 y una gaseosa de medio litro sale $2.500. “Pero, si compran una promoción de esos dos productos juntos, pagan $9.500”, diferenció.
Bangardino, por su parte, dijo que en el restaurante a su cargo “un menú parrilla, que se sirve con gaseosa o agua, cuesta $15.000; entre un 20% y un 25% menos que si se pide a la carta”.
No obstante, aclaró que el local “no lanzó esa promoción producto de la recesión”, debido a que ya la venía realizando.