Fuente: Ámbito ~ Con la explosión de la gastronomía, traducido en el éxito de los programas televisivos de cocina, la avocación de la gente a cocinar, e influencers compartiendo recetas por redes sociales, es que la gente comenzó a darse “gustitos”. Hoy el contexto obligó a reinventar este rubro muy golpeado por la pandemia, dando lugar al nacimiento de las famosas boxes: en una caja, toda la experiencia.
La nueva estrella gastronómica
Las boxes son el modo que encontraron los locales de gastronomía de llegar a sus clientes. Así como eran importantes en un restaurante la presentación y la ambientación, hoy cambiaron el soporte y el modo de exponer los productos pero cuidando esos mismos valores. El aumento de ventas de cajas fue exponencial después del confinamiento, si bien ya existían, la pandemia las convirtió en protagonistas. Las boxes se imponen en el mercado local ganando terreno y dejando su tradicional estacionalidad festiva de fin de año.
“La gente encontró en regalar una caja con quesos, fiambres y vinos, una forma de acercarse a sus seres queridos. De alguna manera el no poder verse, encontrarse o juntarse, genera angustia y mandar una picada es un modo representativo de decir te quiero y conozco tus gustos. Las cajas que eran un regalo clásico y casi exclusivo de fin de año se trasladó a esta época”, aseguró Germán Valenti, Gerente Operativo de Salumeria Ragni que cuenta con vasta trayectoria en el rubro.
Las boxes son el modo que encontraron los locales de gastronomía de llegar a sus clientes.
Respecto a lo dulce, Juliana Herrera Dappe es dueña de Mada Patisserie, una pastelería gourmet en el barrio de Belgrano que factura más de 8 millones de pesos y que abrió sus puertas a finales de 2015. Ella nos cuenta: “Después de la pandemia, la gente cambió muchísimo sus hábitos y para fechas importantes piensa en regalar algo relacionado a la comida. Cuando es dulce me toca a mí, pero noto esa inclinación hacia este tipo de regalos.”
Toda buena comida debe ser acompañada por una bebida acorde. En ese rubro se destaca Juan Carlos Baradela, un sommelier que se dedica a la venta de cajas de vinos. “Mi propuesta principal es hacer la selección de vinos y armar combos. Los clientes me piden un servicio personalizado, porque todas las personas somos distintas así que no tenemos los mismos gustos. Al momento de recomendar, escucho a la persona, hago ciertas preguntas claves que me dan una idea de sus gustos y guío hasta el momento del descorche. Lancé combos para el día del padre pero insisto que detrás de cada botella hay sabores particulares, y la gente quiere una selección hecha a medida.”
El servicio personalizado, el asesoramiento, la presentación y el trato cercano son principios que estos comerciantes tomaron como bandera, para hacer la diferencia con la competencia y tallar en sus productos un sello propio indeleble.
Tanto los que venden salado como dulce coinciden en que el ticket promedio bajó, pero a pesar de ese mal panorama no todo es negativo. La tienda online les permitió ampliar su clientela. La venta por internet, que era algo secundario, tomó un protagonismo sin precedentes y permitió alcanzar un mercado al que antes no llegaban, logrando que gente sin conocimiento de la marca los descubra.
Delivery propio
Todos coinciden en que hacer la entrega de manera personal por un sistema de mensajería propia es indispensable, evitando recurrir a una red de logística masiva. El especial interés en el cuidado del packaging y que los productos lleguen en perfecto estado, hacen sentir al cliente cuidado y esto es un plus en momentos donde la susceptibilidad está a flor de piel por la propia lógica de la pandemia. Mimar al cliente en estos tiempos no está de más.
“Desde la pandemia sumé la opción de delivery pero no por medio de una aplicación. Yo tengo mi propio sistema. Tengo un producto que me esmero en que llegue con un detalle, con una presentación determinada, todo perfecto, y en una moto la torta o el desayuno no llega bien. Por eso elegí una logística que tiene un costo extra pero el cliente lo valora y está dispuesto a pagarlo. También al ser mi delivery propio doy tranquilidad a mis clientes, ya que al principio estaba el miedo de que los paquetes llegasen infectados y se desconfiaba de los sistemas multitudinarios de envío. Yo con mis productos no elijo las aplicaciones de mensajería”, aseguró Juliana Herrera Dappe.
Si bien la pandemia ha afectado los negocios, mientras que algunos rubros gastronómicos disminuyen su venta, otros la han acrecentado. Las caídas de venta de Mada Pattiserie estuvieron entre un 30% a 40%, mientras que para Juan Baradela la venta aumentó en porcentajes similares.
Por otro lado, los nuevos desafíos de la pandemia, llevó a todos los rubros a ampliar sus horizontes y llegar a lugares que antes no lo hacían. La exposición democratizada por internet dio la pauta a estos comerciantes de que sus marcas eran conocidas y deseadas más allá de los barrios o zonas de cercanía. Encontraron clientes donde antes no sabían que tenían.
Ofertas para todos los bolsillos
Los productos son de lo más variados y de diferentes precios. En Ragni podemos encontrar cajas de quesos, fiambres y vinos desde $1.000 hasta $30.000 pasando por una extensa variedad de calidad y origen de los productos. Si la tentación es más dulce, en Mada Patisserie las cajas de macarrones o desayunos van de $1.140 a $1.750. Por su parte Juan Carlos Baradela ofrece sus combos por una caja de 6 vinos que van de $2.000 a $4.000.