Fuente: Agrofy – Cada 20 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Papa Frita, en honor a uno de los platos más emblemáticos y apreciados en todo el mundo.
Dia Mundial de la Papa Frita
Las papas fritas, cuyos orígenes se sitúan en Bélgica o Francia, lograron destacarse como un elemento fundamental en la gastronomía global.
La versatilidad de este alimento, permite que la papa pueda ser cortada en variadas formas y tamaño. Sin embargo, la presentación más tradicional de las papas fritas es en forma de «tiritas», que luego son sometidas al proceso de fritura en aceite vegetal, otorgándoles su característica textura crujiente y sabor inigualable.
En Argentina, las papas fritas conquistaron corazones y paladares de la población. Siete de cada diez argentinos eligen disfrutarlas como acompañamiento en sus comidas. No obstante, surge la interrogante de cómo podemos incorporar un enfoque de consumo más saludable de este popular manjar.
Una de las cuestiones que se plantea es si el aceite utilizado para freír, tanto en hogares como en restaurantes, puede ser reutilizado. La reutilización del aceite de fritura es un tema que involucra varios factores de consideración.
Bajo ese marco, el Ingeniero Agrónomo Diego Wassner, quien formó parte de la reciente investigación sobre la gestión del aceite vegetal usado en Argentina en colaboración con la empresa DH-SH, señala que durante el proceso de fritura, se desencadenaron diversas transformaciones químicas en el aceite.
“Estos cambios implican la ruptura de moléculas (hidrólisis), la oxidación y la formación de nuevos compuestos como resultado de la interacción entre el aceite caliente, los alimentos, el agua y las moléculas de aceite degradado”, indica.
Wassner advierte que en el proceso de fritura se generan compuestos no deseados y, en algunos casos, perjudiciales para la salud, que actúan como indicadores del grado de deterioro del aceite. Estos indicadores pueden evaluarse para determinar si el aceite debe ser descartado. Sin embargo, el desafío reside en que muchas de estas determinaciones requieren equipos de laboratorio, lo que no resulta práctico para el uso doméstico.
El tipo de aceite utilizado también influye en la rapidez con que se degrada, y esto está relacionado con los ácidos grasos que contiene. Los aceites con mayor contenido de ácidos grasos saturados, como las grasas animales o el aceite de palma, tienden a durar más que aquellos con una mayor proporción de ácidos grasos poliinsaturados, como el aceite de girasol o canola.
Wassner destaca la importancia de considerar varios parámetros al evaluar si el aceite está en condiciones de ser reutilizado en la cocina. Entre parámetros se encuentran la acidez libre, el porcentaje de compuestos polares y humedad, así como el aroma, sabor y color del aceite. Además, el contenido de agua en los alimentos y la temperatura de cocción también influyen en la duración del aceite, ya que diferentes tipos de alimentos requieren temperaturas distintas, lo que puede acelerar la formación de compuestos no deseados.
¿Qué hacer a la hora de descartar el aceite de fritura? Tan solo un litro de aceite usado de cocina puede contaminar hasta mil litros de agua e infertilizar la tierra. Entonces, depende de una correcta gestión por parte del consumidor o generador, que ese residuo pueda tener una nueva vida y evitar la contaminación de recursos naturales.
“Recicla tu Aceite” es la campaña de concientización que lleva adelante la empresa DH-SH, oriunda de la ciudad de Capitán Bermúdez en la provincia de Santa Fe, con el objetivo de separar y disponer en forma responsable el aceite usado de cocina para su reconversión en biocombustible de segunda generación.
¿Cómo hacer para ser parte de la solución? Una vez que se utiliza el aceite para freír, dejar enfriar y verterlo en un recipiente plástico limpio, seco y con tapa. Repetir el proceso hasta que la botella esté llena y acercarla al punto verde más cercano para completar el proceso.
La propuesta alcanza a 15 provincias del país y consiste en la recolección del aceite vegetal usado a grandes generadores (restaurantes, hoteles, rotiserías y deliverys), la instalación de puntos verdes para los pequeños generadores -los que hacen frituras en casa- y el desarrollo de un programa de educación ambiental en forma virtual y gratuito para escuelas.