Fuente: Perfil ~ Ante el aumento del consumo, un grupo de bartenders argentinos impulsa el festejo cada 18 de septiembre, como es habitual en España. Hoy se piden aperitivos para cualquier ocasión y en cualquier momento. En bares especializados, hay nuevos cócteles basados en vermuts que tienen sabores muy originales.
Clásicos o nuevos, puros o diluidos, prealmuerzo o en medio de la noche, con amigos o en solitario. Como sea, el consumo de aperitivos en Argentina sigue creciendo en busca de ser un clásico. O, de hecho, de «volver» a serlo. Y aunque salta de generación en generación en este momento está en plena expansión. Así es que hasta un grupo de bartenders locales impulsa el festejo, cada 18 de septiembre, del “Día del Aperitivo” a la Argentina.
Esta acción –basada en el marketing– se apoya en una movida que ya se está volviendo un clásico de la industria gastronómica española: el día del aperitivo que se arma alrededor del consumo de bebidas y tapas antes de las comidas, para “abrir” el apetito. Ante este éxito español algunos dueños de bares y restós en Argentina están tratando de localizar este festejo.
“En Argentina tomarse un aperitivo antes de las comidas ha sido un clásico que llegó a principios del siglo XX de la mano de los inmigrantes italianos”, le cuenta a PERFIL Matías Jurisich, productor de este tipo de bebidas y Embajador de Malasangre, un bar especializado en vermuts. Y aunque en España el aperitivo se asocia al picar y compartir pequeñas porciones de diversos alimentos, en nuestro país esa conducta quedó más asociada a tomar ciertas bebidas alcohólicas, de sabor amargo, que buscaban abrir el apetito antes del almuerzo o cena.
Se piensa que el concepto evolucionó de la palabra “aperitivus”, que se traduce como “que tiende a abrir”. Y en la Argentina el “aperitivo” quedó asociado a un puñado de clásicos: el Fernet, el Cynar, el Negroni, el Campari, la Hesperidina, el Aperol Spritz y el Pineral, entre algunos otros.
¿Por qué estos y no otros? Jurisich tiene una teoría: “A los argentinos nos gustan las bebidas amargas, porque nuestro paladar suele estar adaptado desde chicos al mate. Y por eso tienen éxito los aperitivos amargos con alcohol, a punto tal de que somos uno de los países donde tenemos mayor consumo per cápita de esta categoría de bebidas”.
El gusto por lo amargo es algo significativo ya que los aperitivos sigue teniendo esa característica aunque se los rebaje con cola, jugo de naranja u otros “diluyentes”.
El auge de los aperitivos clásico ha hecho que, en los últimos tiempos, algunos productores pequeños estén innovando en los sabores de estas bebidas. Según Jurisich “hay gente elaborando aperitivos artesanales con variantes sobre los clásicos. Por ejemplo variantes de aperitivos de naranjas o de Fernet. Otros están desarrollando nuevos sabores a caballo de un Aperol y un Campari”. También se están ofreciendo, en bares especializados, nuevos cócteles basado en vermuts y aperitivos que tienen sabores muy originales.
Otra de las costumbres locales que están en pleno desarrollo es el momento del consumo. Es que, según Jurisich, “mientras que en Europa se sigue consumiendo el aperitivo antes de las comidas, los argentinos ya no solo lo hacen en ese horario clásico, ni para “abrir” el apetito. Hoy se piden aperitivos para cualquier ocasión y en cualquier momento”. Aunque, eso si, como se suelen tomar rebajados, la graduación alcohólica de nuestras versiones suelen ser menores que en otros países.
Y, finalmente, otra innovación es que se están ofreciendo como aperitivos algunas opciones originales, como ciertos vinos espumantes o blancos solos.