Fuente: Cronista – Covent Spirits nació en 2019 en Córdoba y también produce vermut y licor. Ahora busca invertir para sumar más productos y lanzarse al exterior.
Gastón Colotto hizo de todo. Fue dueño de un kiosco, una santería y un restaurante, también manejó una distribuidora de artículos de cuidado personal y le sumó otros productos, como electrodomésticos y piletas. Pero una mala experiencia lo decidió a cerrar todo y mudarse a Córdoba, donde abrió una cervecería. «Un día me aburrí de todos los problemas del rubro», confiesa. En 2018 empezó a hacer pruebas para producir gin y creó Covent, una marca que se expandió a otras bebidas alcohólicas y está en pleno proceso de inversión para incrementar su capacidad de elaboración de 600 botellas por hora.
«Encontré que varios empleados me robaban y encima me hicieron juicio, entonces decidí cerrar todo», recuerda Colotto. Así fue como llegó a Villa Carlos Paz e instaló una fábrica de cerveza, en pleno boom artesanal. Sin embargo, su verdadero interés siempre había sido el whisky. «Me compré un alambique para probar de producir sin tener idea de nada. Era pura curiosidad, nunca lo pensó como negocio», asegura.
Pero aquel alambique de tres litros no era el ideal para destilar su bebida favorita por lo que decidió probar con el gin. Hizo más de 100 pruebas hasta que finalmente creó la variedad Serrano, hecho con botánicos autóctonos cordobeses. Su producto tuvo buena aceptación entre los bartenders de la zona y en 2019 fundó la marca Covent, inspirada en su barrio favorito de Londres.
Hoy la compañía cuenta con una planta de 160m2 en la zona sur de Córdoba capital, donde produce también vodka, licor de hierbas estilo alemán y pronto planea presentar un vermut y un ron dorado. Todos los meses elabora unos 1700 litros de gin y vodka, sus productos insignia.
«Este año la idea es invertir para agregar una línea automática de llenado, tapado y sanitizado y con eso vamos a poder aprovechar el 100% de la capacidad de destilación que tengo», señala Colotto. En total planea desembolsar u$s 100.000 en 2024. Además, el emprendedor se encuentra en la búsqueda de un espacio más grande para su fábrica porque el próximo mes contará con una nueva embotelladora con capacidad para 600 unidades por hora.
Medallas, alianzas y a empezar de nuevo
Los primeros años del emprendimiento fueron de crecimiento rápido y a paso firme. Primero compró un alambique de 100 litros para estirar su producción y sumó un gin clásico London Dry, el cual rebautizó American Dry. «Como soy inquieto y tenía todavía cosas de la cervecería, empecé a experimentar. Por ejemplo, mezclé el London Dry con chips de roble y ahí nació el gin Roble», detalla. Luego llegó el Pink, macerado con hibiscus y frutos del bosque.
Su experiencia en el rubro cervecero fue clave para poner la marca en movimiento. Aquellos antiguos clientes del anterior proyecto se transformaron en los primeros en comprar Covent. Asimismo, buscaba vinotecas interesadas en revender y distribuir su creación. «No había tanta oferta en ese momento porque éramos, como mucho 20 marcas en el país y estábamos desparramadas a nivel nacional», comenta.
Pero la llegada de la pandemia puso en jaque el funcionamiento del sector, entonces en 2020 unió fuerzas con otra empresa coterránea, Peñón del Águila. «Me llamaron para armar la destilería de Peñón y sacar Covent desde ahí. Era mejor que estar solo«, asegura Colotto.
Ese año el proyecto ganó reconocimiento internacional. Envió su gin Serrano a la Wine & Spirit Competition en Londres y se quedó con la medalla de bronce. En 2021 hizo lo mismo con su American Dry y ganó una medalla de plata en la capital inglesa y la misma presea en Nueva York, además del oro como «mejor gin argentino».
Sin embargo, la unión con Peñón del Águila no funcionó y Colotto volvió a empezar por su cuenta. «Ese vínculo no me permitía ampliarme y yo quería hacer otros destilados», explica. Entonces alquiló un local de 120m2 donde volvió a armar su fábrica, aunque esta vez agregó un nuevo negocio: la producción a fasón. «Hoy me llaman todas las marcas más chicas para averiguar cuánto les sale que yo les produzca y les termina costando menos que ponerse a producir ellos. Si yo empezara ahora todo de nuevo, haría eso y me gastaría todo en marketing», apunta.
Su última gran apuesta fue la elaboración de vodka, que comercializa en cuatro versiones (original, maracuyá, manzana verde y uva). «Es un segmento durísimo porque hay una competencia muy fuerte, pero ahí apuntamos», remarca. También lanzó un licor de hierbas para pelearle terreno a Jägermesiter y hace poco también incursionó en el segmento de las bebidas con cannabis con la línea 420. «Usamos el terpeno como saborizante. Igualmente por un tema de costos hacemos menos producción. Cuesta el doble que cualquiera de mis gins».
La idea de Colotto es terminar de asentarse en el mercado local para después lanzarse a nivel regional. «El año pasado viajé a Brasil y estuve en unas ruedas de negocios. Hay interés en el producto», afirma. Para el mercado brasileño ideó un vodka de açaí, aunque para cristalizar ese sueño todavía tiene que encontrar un lugar para su nueva fábrica.