Fuente: Cronista ~ Palermo y Las Cañitas se reconvirtieron. Los locales de indumentaria fueron perdiendo peso y, poco a poco, la oferta gastronómica se transforma. Muchos de los clásicos restaurantes no sobrevivieron a la pandemia y dieron lugar a cafeterías al paso, locales de comida saludable y hasta un nuevo estilo de verdulerías, con productos orgánicos.
Según datos relevados por la inmobiliaria de la zona Maure, en 53 manzanas de Las Cañitas, hoy existe un 10% de vacancia. Los locales chicos son los que más rápido se alquilan, mientras que aquellos grandes, con más de 300 metros cuadrados (m2) pueden tardar meses hasta encontrar locador.
La pandemia generó un cambio de comportamiento. Con el home-office, la gente pasa más tiempo en el barrio y todas las compras las realiza allí. Según Maure, en 2020, creció un 54% la oferta de locales saludables en Las Cañitas, seguido por verdulerías que incrementaron un 12% su presencia en comparación a 2019.
Los perdedores fueron los rubros de indumentaria y calzado, este último, con una caída del 45% de locales en la zona. Y el sector gastronómico sufrió cierres emblemáticos, como el clásico La Fonda del Polo, parrilla ubicada en la esquina de Báez y Chenaut.
«Antes de la pandemia, en Maure 1592, esquina Migueletes, funcionaba un centro de estética. Ese local tuvo una reconversión total. En plena cuarentena, fue reemplazado por una cadena de verdulerías con productos orgánicos y una oferta premium de productos», explicó Soledad Balayan, titular de Maure Inmobiliaria, que, año tras año, hace una radiografía de la ocupación comercial del barrio.
Otro de los ejemplos que muestra la llegada del Covid en el barrio es en Soldado de la Independencia 892. Allí funcionaba un kiosco con locutorio que, durante la cuarentena, se subdividió y en el área del locutorio abrió Preto, una cafetería al paso. En Migueletes 921, también llegó el concepto de local de cercanía y desembarcó Fresco, una fábrica de pastas con productos importados del chef italiano Mario Sciolla.
Lejos de ser el distrito de moda, Palermo y Las Cañitas se están reconvirtiendo con la llegada de locales de cercanía pero, todos, con su propia impronta. «Los locales chicos no bajaron los precios. Ni siquiera, en pandemia. Pero sí hay poder de negociación, que depende de cada propietario. Hay gran demanda de este tipo de negocios. Aquellos más grandes son los que, todavía, están vacantes y cuesta más ocupar. En esos casos, sí hubo desaceleración en los precios«, explicó Balayan.
En los Palermos Soho y Hollywod, la situación es similar. Pero el cambio se ve, más que nada, en el sector gastronómico. «Había sobre-stock de oferta en este rubro. Los gastronómicos que debieron cerrar definitivamente, como consecuencia de la pandemia, son aquellos que no pudieron poner sus mesas en las calles y adaptarse por la llegada del virus«, explicó Karina Longo, de L.J. Ramos.
«Hay arterias a las que el Gobierno de la Ciudad hizo peatonal. Muchos restaurantes y bares ocuparon estacionamientos y veredas, hicieron rendir sus patios y balcones. Y, hoy, están haciendo inversiones para adaptarlos para la llegada del invierno«, describió Longo.
Lo cierto es que la vacancia creció. Pero, en vez de llegar más competencia gastronómica, se instalaron los locales de cercanía, como dietéticas, carnicerías y verdulerías, entre otros rubros.
Los locales de menos de 300 m2 son los que más demanda tienen. «En promedio, estos espacios se alquilan en una semana. Por el contrario, los más grandes, a pesar de que bajen sus precios, tardan meses en ocuparse», explicó la especialista.
Palermo es un verdadero shopping a cielo abierto: al barrio llegan compradores y visitantes de toda la capital. «Siempre hubo movimiento turístico y de otros barrios, que elegían la zona para juntarse a comer o tomar una cerveza. Hoy, eso lo hacen en sus propios barrios porque creció la oferta», remarcó Longo.
Lo cierto es que, hoy, los barrios más top de la Ciudad están viviendo una verdadera reconversión como consecuencia del Covid. Si bien no faltarán cervecerías ni cafeterías, la oferta gastronómica dejó de reproducirse para dar lugar a los comercios más pequeños, con productos saludables. Lo mismo ocurrió con el sector de indumentaria. «La crisis afectó a esta actividad, que ya venía en caída en los últimos cinco años, con una baja sostenida«, concluyó Balayan.