Fuente: iProfesional – Las medialunas hechas con manteca de esta panadería platense ya está en Buenos Aires y, antes de franquiciar en el resto del país, llegó a Miami
Pedro Jáuregui Lorda fundó La Mantequería hace 8 años con el ambicioso objetivo de elaborar la mejor medialuna del país, y asegura que ya lo ha cumplido. Ahora, el plan es llevarlas a cada mesa de cada argentino, otorgando franquicias de su marca, que comenzó con un pequeño local en la Ciudad de La Plata en 2015. Ya tiene 15, llegó a la Ciudad de Buenos Aires y, sin escalas, desemabarcó en Miami (Estados Unidos). Próximamente, también en Uruguay.
El secreto para lograr la mejor medialuna, explica Jáuregui Lorda, no es más que usar manteca de calidad y abandonar la margarina, una materia prima poco saludable y ampliamente utilizada para abaratar costos. Además, agrega que utiliza huevos pastoriles, leche fluida agroecológica, harina con bajo contenido de gluten y no escatima en almíbar, el dulce elixir para el paladar.
«La manteca suele tener mala prensa porque engorda, pero injustamente, ya que en realidad es un producto natural que el cuerpo procesa y elimina de forma natural, a menos que tengas una vida sedentaria», explica el empresario, quien se crió en la fábrica de quesos que tenía su padre en Pellegrini (Provincia de Buenos Aires) y que trabajó como maestro quesero en La Serenísima.
Cómo surgió La Mantequería
La Mantequería es el resultado de una promesa que se hizo en 1985, cuando hacía el Servicio Militar Obligatorio y un domingo la madre de uno de sus compañeros les llevó una docena de medialunas de La París, una confitería de La Plata que cerró sus puertas durante la pandemia después de más de medio siglo de actividad ininterrumpida.
«Vivíamos a guiso desabrido en una carpa, y una medialuna era un manjar que me voló la cabeza, tanto que me prometí hacer una medialuna de esa calidad. Con 18 años, durante un franco, fui a la confitería a preguntarle al encargado del local cuál era el secreto de la medialuna, y como ahora digo yo de mis medialunas, me dijo que sencillamente usar la mejor manteca«, recuerda.
Sin embargo, pasaron algunos años antes de que Jáuregui Lorda se decidiera a cumplir su promesa y perseguir el objetivo de elaborar la mejor medialuna posible. Después de terminar el servicio militar, volvió a Pellegrini y comenzó a trabajar en Los Potreritos, la fábrica de quesos que su padre tenía en la localidad del noreste bonaerense, la cual quebró, como muchas otras, en la década de los 90. Jáuregui Lorda fue contratado como maestro quesero en La Serenísima y estuvo allí durante una década hasta que finalmente renunció para darle vida a La Mantequería.
El secreto de una buena medialuna es no usar margarina
La medialuna que hizo todo el trabajo de marketing
Comenzó en 2015 con una Pastalinda en un local que alquiló en la Calle 11 de La Plata, ciudad que lo hizo descubrir las medialunas de su inspiración y que adoptó como residencia. Él elaboraba y, detrás del mostrador, su hija Celina atendía a los platenses que cada día eran más. Sin hacer publicidad, la medialuna hizo todo el trabajo de marketing; la calidad y su sabor generaron un «boca a boca», y La Mantequería ganó clientes.
Para dar respuesta a la alta demanda que sus medialunas generaban, con un sobrino, abrió una sucursal en la Calle 46, y en 2017, tres más entre La Plata y la localidad platense de City Bell. «Algunos familiares o amigos me pedían tener una sucursal, así que abrimos una planta de elaboración en Los Hornos y empezamos a otorgar franquicias», cuenta el empresario, quien produce unas 2.200 docenas diarias de facturas con 60 empleados.
Para abrir una franquicia de La Mantequería se necesitan u$s55.000
Para ser parte de la cadena, que ya tiene 15 franquicias distribuidas entre La Plata y la Ciudad de Buenos Aires, se requiere una inversión de alrededor de u$s55.000, teniendo en cuenta la obra civil, que varía según el tamaño del local, que en este caso debe tener entre 80 y 120 metros cuadrados.
El tiempo de recupero, asegura, no supera los 24 meses, y para que la franquicia funcione óptimamente, el franquiciado debe tener contratados 6 empleados. La empresa se encargará de las capacitaciones, por lo que no se exige que el franquiciado tenga experiencia en el rubro.
«El franquiciado recibe a diario las piezas refrigeradas, y en el local debe rellenarlas y darles la cocción final. La operatoria es muy sencilla, por eso les exigimos que estén detrás de cada detalle del local, desde la limpieza hasta la sonrisa con la que se atiende a los clientes. La higiene, la alegría y la buena onda son los valores que queremos que acompañen a estas medialunas, que sé que cuando el cliente se las lleve a la boca, lo conquistarán, pero es más difícil si no se les da una calidad de atención adecuada», aclara.
Desde su planta en Los Hornos, Jáuregui Lorda asegura que tiene capacidad para seguir abasteciendo al menos un 50% más de las franquicias que ya tiene. Sin embargo, para asegurar no solo el abastecimiento de cada una de las franquicias que vaya abriendo, sino también la calidad y frescura de los productos, el empresario planea invertir en centros de producción más pequeños en cada provincia, localidad, ciudad o país que lo necesite.
La cadena ya tiene 15 franquicias distribuidas entre La Plata y la Ciudad de Buenos Aires
La expansión de franquicias hacia el interior
«Cuando comencemos la expansión hacia el interior, desde donde ya nos están pidiendo franquicias, pondremos mini plantas en Mendoza, Córdoba o Bariloche, como lo estamos haciendo ahora en Miami. La idea es que no dependan de un único centro de producción», remarca.
«Otra batalla en la que estoy comprometido es recuperar al argentino docenero que se fue perdiendo con la llegada de la pastelería europea y sus Pain ou Chocolat o sus croissants grandes. La pieza de 50 gramos, como las nuestras, permite que el consumidor pueda probar no una gigante, sino que pueda disfrutar un poco de cada tipo. Con esta batalla, vamos a lograr un estilo propio que tiene que ver con la argentinidad», cuenta el empresario.
En este sentido, desembarcar en Miami, desde donde habló con iProfesional, resulta para Jáuregui Lorda y sus franquiciados un riesgo, pero que están dispuestos a correr a pesar de no ignorar las diferencias alimentarias que hay entre Estados Unidos y Argentina. «En unos meses podré contar más, pero estamos poniendo el local en una zona con gente de buen poder adquisitivo, que consume lo que puede, pero no lo que quiere porque no tiene opciones de calidad, acá todo tiene mucho colorante y materia prima artificial. Yo estoy seguro que es una batalla que vamos a poder ganar fácilmente», dice esperanzado el empresario quien además en noviembre estará abriendo una franquicia en Punta del Este, Uruguay.