Fuente: IProfesional ~ La ruta de la medialuna perfecta tiene muchos obstáculos. Aunque algunos no la respetan, subsisten templos que le hacen honor a la tradición argentina.
Empecemos por aclarar un punto fundamental: una medialuna no es un croissant, estas dos facturas pertenecen a universos diferentes aunque suelen confundirse. En el principio de los tiempos, fue el croissant. Aunque su nombre es francés (significa creciente), nació en Austria en el siglo XVI durante una guerra. Los turcos tenían sitiada Viena y los panaderos se cargaron al hombro la tarea de alimentar a una ciudad que veía decrecer sus reservas. Así surgió la o el croissant, un producto que requiere pocos ingredientes y que tiene un alto poder saciante (además de rico).
Con la llegada de las distintas olas migratorias, las facturas desembarcaron en el país y se reconvirtieron gracias a la abundancia de productos de buena calidad y nuestro espíritu goloso. Así nacieron las medialunas, que además de manteca, harina y leche llevan huevo y azúcar. Poco tiempo después, redoblamos la apuesta y a un ya producto perfecto le agregamos dulce de leche ¿Por qué? Porque podemos.
Ningún argentino debería tolerar una medialuna mal hecha, apelmazada, dura y compacta; hay que respetar los íconos nacionales. Aquí elaboramos una lista de los lugares que le hacen honor a este gran producto argentino.
Los 8 lugares en los que comprar las mejores medialunas
Las medialunas de manteca de La Valiente
En La Valiente hay medialunas grandes pero livianas y aireadas
Germán Torres desarrolló para esta pastelería que tiene junto al chef Christian Petersen una medialuna que ya alcanzó la categoría de leyenda. La clave está en los ingredientes: harinas no industriales, de alta calidad que -sumado a la manteca (jamás margarina), el uso de masa madre y el respeto por los tiempos de leudado- dan como resultado medialunas grandes pero livianas y aireadas para comer acompañadas del clásico café con leche (pero de especialidad). El auténtico upgrade de un clásico porteño. Av. Cabildo 4300, CABA.
Las medialunas de grasa de Atelier Fuerza
En Atelier utilizan técnicas europeas aplicadas al mejor producto local
Las de grasa son tal vez las medialunas más porteñas. Sin embargo, habían quedado relegadas en las panaderías porque cada vez se hacían peor. Francisco Seubert las rescató del olvido, se convirtió en embajador de las medialunas de grasa y las puso en lo más alto de la pirámide panadera. En Atelier, que cuenta ya con varios locales, utiliza técnicas europeas aplicadas al mejor producto local. Hoy, junto a las de Germán Torres, son la máxima expresión de lo que debe ser una medialuna. Mansilla 3801, CABA.
Las medialunas rellenas de Nuna
En Nuna se rellenan las medialunas con crema de avellanas, marroc, manzana o membrillo
Siempre hubo medialunas rellenas pero se suelen encontrar solo de dulce de leche o crema pastelera. En Nuna decidieron enaltecer este producto que preparan con una esmerada elaboración donde el amasado de los laminados está cuidado para obtener una medialuna gordita y suculenta que una vez fuera del horno, se rellena con crema de avellanas; marroc; manzana o membrillo, y salen bañadas en canela y nuez; chocolate semi amargo o chocolate blanco y frambuesa, entre otras. Av. del Libertador 2735, Vicente López, Bs As.
Con un touch italiano en Martinelli Caffe
Se puede pedir solas o rellenas con crema de pistachos, bañada en chocolate o en chocolate blanco y pistachos
Acá se combinan la tradición panadera española, materia prima local y la pasticceria italiana. El resultado: una medialuna pequeña y gordita que se puede pedir sola o rellena con crema de pistachos, bañada en chocolate o en chocolate blanco y pistachos. Hacen también medialunas de cacao. Malabia 1779 y el nuevo local en el Mercado de los Carruajes, Leandro N. Alem 852, CABA.
Medialunas y algo más en Ninina
En Ninina hay medialunas aireadas por dentro y crujientes por fuera
Elaboradas de forma artesanal con harina y azúcar orgánicas, huevos de campo y manteca son medialunas muy aireadas por dentro, pintadas con una leve pincelada de almíbar para mantener el hojaldre crujiente por fuera. Tienen además croissants, así que pedir ambas es una buena forma de ver las diferencias. Estas últimas vienen también rellenas de jamón y queso así que seguramente se puedan pedir las medialunas rellenas de la misma forma ya que el dulce del almíbar con el salado del relleno brinda una nueva capa de sabor que resulta irresistible. Sucursales en CABA y GBA, se pueden también pedir por delivery.
Los clásicos:
Dos Escudos
Las medialunas de Dos Escudos tienen mucho almíbar que se carameliza levemente y le da un hermoso color tostado
Desde su apertura hace más de 40 años en el barrio de Retiro, esta confitería es una de las mejores del país. Aún cuando Atalaya estaba en su pico de popularidad y calidad (no es el caso ahora), las medialunas de Dos Escudos eran aún mejores. Así de buenas eran y lo siguen siendo. Se elaboran como antes, menos aireadas pero livianas, chiquitas y con mucho almíbar que se carameliza levemente y le da un hermoso color tostado. Además de las medialunas, no hay que dejar pasar la oportunidad de probar los fosforitos y los sandwiches de miga que son absolutamente perfectos. Juncal 905, CABA.
La Vicente López
Las medialunas de La Vicente López son un ícono del barrio
Esta confitería abrió sus puertas por primera vez en 1905 y desde ese momento no ha cambiado. Sus medialunas son un ícono del barrio y hay cola desde temprano para no irse con las manos vacías. A diferencia de las tradicionales, las medialunas de grasa no son saladas sino dulces y tienen también un baño de almíbar que aporta una cuota de crocancia que suma muchos puntos. Av. Maipú 707, Vicente Löpez, Bs. As.
Gran Córdoba
En Gran Córdoba siguen amasando a mano lo cual, más allá de la mística, le da un mayor control sobre el producto final
Cerramos con otra confitería tradicional, esta vez ubicada en Villa Crespo desde 1963 (si bien antes estaba a unas cuadras de la actual locación). Gran Córdoba arrancó, al igual que muchas pastelerías de la época, como un negocio familiar ¿Un dato? Además de ser una de nuestras favoritas lo es del maestro pastelero Osvaldo Gross. Siguen amasando a mano lo cual, más allá de la mística, le da un mayor control sobre el producto final. Ese carácter artesanal, las hace aún más ricas. Av. Córdoba 4460, CABA.