fuente: Somos Pymes – La PyME familiar está liderada por la tercera generación de emprendedores, que logró profesionalizar la marca y desarrollar un modelo de negocios orientado hacia un constante crecimiento.
Atalaya es la clásica marca de medialunas argentinas oriunda de Chascomús, que hace un tiempo encaró un proceso de expansión hacia otros puntos del país.
La tercera generación de la compañía familiar logró consolidar el sistema de franquicias que le permitió llegar a tener 15 puntos de venta.
En una entrevista con PyMEs de A24.com, Juan Ignacio Castoldi, vicepresidente de Atalaya, contó cómo logró cambiar el modelo de negocios y apuntalar la actividad en tiempos de crisis económica.
El secreto de Atalaya
«Mi padre tuvo un primer intento de franquiciar en los 2000, cuando no era el mejor contexto. Eso fracasó rotundamente porque no hubo metodología para hacerlo, sólo las ganas del público de que la firma estuviera en otros lados», explicó el emprendedor.
«Pasaron más de 15 años hasta que tuvimos el primer caso exitoso de una franquicia, en la ciudad de La Plata, que fue un especie de revancha a lo que había pasado en el intento inicial», remarcó.
«El riesgo de que la autopista nos pasara por arriba en el parador que teníamos en Chascomús hizo que mi padre empezara a pensar en movernos ya en la década del 90. Él murió en 2007 y no pudo ver que su sueño finalmente se cumplió», recordó el ejecutivo.
Pero enfatizó: «La necesidad de supervivencia hizo que mi padre pensara en crecer y expandirse, pese a que mi abuelo no quería abandonar la zona».
«Unos 18 años después, cuando yo volví a intentar abrir una franquicia, lo hice con metodología y manual, pude asentar el modelo y aportarle la energía de la tercera generación para ser disruptivo y lograr cosas nuevas», describió.
«Fue así que pudimos pasar de 1 a 15 puntos de venta actualmente», afirmó Castoldi.
Desarrollo del modelo de negocios
En otro tramo de la charla, el vicepresidente de Atalaya, mencionó: «El contexto nos fue empujando para aplicar este sistema porque nos llegaban 30 solicitudes por mes a través de correos electrónicos, para abrir nuevos locales».
«Le dimos importancia a este primer franquiciado en La Plata porque él nos demostró un amor hacia la marca que logró convencernos. Ese fue el brazo que necesitábamos para descubrir al candidato ideal y que dure en el largo plazo», destacó el protagonista de la historia.
«Pensando en los errores del pasado, aplicamos un modelo de contrato robusto de franquicia y con planes para no volver a fallar», ilustró Castoldi.
«Siempre estuvo en mi la idea de demostrarle a las generaciones anteriores de que nosotros podemos. Ellos me dieron la oportunidad de mostrar el plan de negocio y los números atados a esto», puntualizó.
Y aclaró: «Ahora tenemos el primer Directorio de la empresa formado por todos profesionales. Por eso es más fácil hablar de planes de negocios para tomar decisiones que antes no se tomaban».
«Para tener más locales primero invertimos adentro de la empresa, en busca de crecer, y lo hicimos en fábrica, producción, logística, sistemas e información», sentenció al respecto.
Profesionalización de las franquicias
«Las PyMEs tienen algo bueno que es la mejora constante a medida que aprendés de los errores. Pese a que la mochila del pasado influye en la toma de decisiones, hay que creérsela un poco más», comentó Castoldi.
«Cuando comenzamos con este proceso lo que queríamos eran franquiciados activos en el mostrador. Después nos fuimos dando cuenta de que a medida que iba creciendo el volumen de ventas, era mejor traer a alguien con experiencia para atender ese caudal», relató.
Según el ejecutivo, «la virtud del franquiciado es tener la capacidad de encontrar una persona que esté en el día a día. Esta parte evolutiva del sistema hace que tengamos la posibilidad de tener franquiciados pasivos».
«Ellos vienen a invertir en la marca y nosotros le damos el gerente del local y le seleccionamos a los empleados, como parte de un proceso de avance que logramos después de seis años«, graficó.
«El crecimiento a través de franquicias tiene que tener una base sólida. Tu PyME tiene que tener el sentido de que vas a crecer y lo vas a poder sostener», exclamó el entrevistado.
«En Atalaya invertimos en nuestra empresa para que las demás franquicias crezcan, sumando tecnología y conocimiento. No hay que quedarse quieto a la hora de emprender un modelo de negocios», recomendó el emprendedor.
«El franquiciado tiene que tener un objetivo superador para crecer día a día en estos aspectos, como también lo hacemos nosotros», concluyó.