Fuente: IProfesional ~ Daniel Paradiso se hizo heladero a los 12 años y en 1978 a sus 19 fundó Helados Daniel. Cuarenta y cuatro años después sus hijas manejan la empresa.
Daniel Paradiso se hizo heladero a los 12 años trabajando en una heladería de su barrio. En octubre de 1978 a sus 19 fundó Helados Daniel y en 1981 creó el popular sabor «Súper Dulce de Leche». Cuarenta y cuatro años después son sus hijas María Sol y Florencia las que manejan la empresa familiar que opera en Buenos Aires a través de una red 83 locales (entre franquicias y propios) y que elabora 1 millón y medio de kilos de helado al año.
La historia de Paradiso se remonta a fines de los 60 cuando, mientras cursaba el secundario en un industrial, empezó a trabajar los veranos en Helados Roberto, una heladería de San Fernando en la zona norte del Gran Buenos Aires donde vivía con sus padres y su hermana. Empezó lavando baldes y ayudando al jefe de producción hasta que fue aprendiendo las recetas y Roberto lo puso a elaborar los helados.
«Eran 8 sabores, pero se hacían todos los días porque si bien era una heladería chica vendía todo lo que se preparaba. Era un helado muy económico, costaba tres veces menos que el resto de las heladerías. Por lo tanto lo que recuerdo de aquella época es estar trabajando muchísimo. Pero fue bueno porque cuando puse mi propia heladería ya conocía bien lo que era trabajar sábados, domingos y feriados», cuenta el empresario a iProfesional.
Arrancó elaborando y vendiendo 12 sabores en un pequeño garage que pudo alquilar con la ayuda económica de su padre en Victoria (San Fernando) y usando máquinas que consiguió de segunda mano. Él mismo preparaba y creaba los sabores mientras que sus padres y su novia Silvana lo ayudaban con la atención al público.
Helados Daniel, enmarca Paradiso, es parte de la generación de heladeros que no venían de tradición italiana, pertenece a una época en la que el oficio se fue abriendo y fueron entonces apareciendo más opciones.
Daniel Paradiso arrancó con 12 gustos de helado en un garage en Victoria
«En los 80 el rubro explotó. En aquel entonces importar era más fácil y podías traer máquinas más potentes. Incluso las metalúrgicas locales se sumaron y empezaron a fabricarlas. Guarracino, el fundador de Freddo, que había arrancado unos pocos años antes, nos marcó el norte al resto de las heladerías», relata el empresario de 63 años.
Sin embargo la suya, a diferencia de la de su colega, es una «segunda marca» y aclara que nunca estuvo en sus planes tener un producto premium de precios altos; al contrario, Paradiso eligió posicionarse con un helado de calidad, pero con un precio accesible.
Helados Daniel arrancó en la época en que las heladerías abrían en verano, pero esta práctica duró hasta los 90 con la aparición del servicio de envío a domicilio.
«El delivery fue una experiencia que hizo Pizza Hut y que rápidamente copiaron el resto de las pizzerías y nos acoplamos las heladerías. Fue paulatino, al comienzo abríamos durante 10 meses y nos guardábamos dos meses para vacaciones y para preparar el negocio para el resto del año. Sin embargo ya para fines de los ‘90 tener cerrado esos dos meses era muy caro y entonces las heladerías empezamos a trabajar todo el año», recuerda.
Cómo surgió el helado de súper dulce de leche
En los ’80, cuenta Paradiso, alcanzaba con vender un helado barato, pero una década después con tanta oferta en el mercado la diferenciación de producto fue tomando relevancia ylas carteleras se fueronllenando de sabores y cada vez más distintos. Uno de ellos, hoy popular, pero disruptivo en la época fue el súper dulce de leche, una creación a la que Paradiso llegó mezclando dulce de leche fresco y helado cuando quiso improvisar un postre en una reunión familiar de domingo.
Helados Saniel arrancó en la época en la cual las heladerías sólo abrían en verano
«Por muchos años fuimos la única heladería que lo ofrecía, pero quizás luego de probarlo en nuestras sucursales o por sugerencias, otros heladeros empezaron también a elaborarlo. La innovación es constante, hoy quizás menos visible porque los clientes están acostumbrado a encontrar frecuentemente nuevos sabores», cuenta el empresario.
De vender helado en un garage a copar la ciudad
La segunda sucursal la inauguró en 1985 en La Horqueta; su hermana quedó como encargada de ese local, pero desde entonces y ya con la heladería funcionando todo el año Helados Daniel empezó su expansión.
Las siguientes aperturas fueron a pedido de terceros, primero empleados propios deseosos de independizarse para tener su propia heladería y años más tarde, con el modelo de franquicias formalizado, inversores que apostaron por la marca.
«Podría decirse que al comienzo empecé a franquiciar sin saber que lo estaba haciendo, pero no por ignorancia sino porque el modelo aún no estaba desarrollado en el país. La primera la abrí en 1999 cuando dos empleados que tenían un dinero ahorrado se juntaron y me propusieron abrir una franquicia; aunque claro, no le llamábamos así. Si bien se llamaba Helados Daniel, el local no tenía una estética definida, se pintaba de cualquier color y se ponía los muebles que se podía», recuerda.
Daniel Paradiso es el creador del popular sabor de helado súper dulce de leche
En el medio del proceso de expansión los agarró la crisis del 2001, pero por fortuna reconoce el empresario que en su caso no resultó tan tremenda teniendo en cuenta que muchos de sus colegas tuvieron que cerrar. «Los que sobrevivimos tomamos los clientes de los que cerraron, pero además en tiempos de crisis salir a tomar un helado es todavía el gustito que una familia se pueden dar teniendo en cuenta lo que cuesta por ejemplo salir a cenar a un restaurante», justifica el empresario.
Ya para 2004, detalla, la crisis había aflojado y Paradiso retomó su plan de expansión; plan que implicó la mudanza de su planta de Victoria a una planta que le permitiera elaborar en cantidad ya que con cada nueva apertura corría riesgo de no poder satisfacer la demanda.
Así fue que, con ISO 9001 incluida, en 2012 inauguró una nueva planta de producción en Garín dentro de un predio de 6000 metros y 2500 metros cubiertos. La movida le permitió triplicar la producción y aún hoy les queda capacidad para duplicar su producción actual. En la empresa emplea a alrededor de 50 personas y el 90% lo trabaja en la planta.
El modelo de franquicias
Con la nueva planta apunto salieron Helados Daniel salió a buscar franquiciados de manera proactiva aunque no sin errores, reconoce. «Las franquicias son un tema delicado porque uno espera que el franquiciado tenga los mismos valores que uno y que aprecie la empresa como propia y la realidad es que no siempre sucede. También nos hemos equivocado eligiendo locaciones, pero todo fue aprendizaje».
Hoy Helados Daniel tiene 78 franquicias en operación y 5 sucursales propias que básicamente les permite no perder contacto con el cliente final, tener un panorama del mercado de primera mano e incluso testar innovaciones antes de implementarlas en todo la cadena.
Por ahora las franquicias operan solo en Buenos Aires, fundamentalmente en la ciudad y la zona norte del Gran Buenos Aires. Pero, adelanta Paradiso, el equipo está en este momento delimitando los pasos a seguir para los siguientes 2 años, pero adelanta que tendrán que ver con terminar de consolidarse en la provincia para luego cruzar al interior del país.
Hoy Helados Daniel tiene 78 franquicias y 5 sucursales propias
¿La clave del éxito? «Sin duda las ganas de querer llegar. Por supuesto en algún momento tuvimos que decidir si dar el salto o quedarnos como estábamos. A mí que me gusta el desafío me la jugué, pero nunca creí que reto iba a ser tan grande. Me acuerdo estar mirando la fábrica cuando estaba aún en obra y pensar que era demasiado, miraba la cámara de refrigeración y pensaba cuánto iba a tener que elaborar para llenarla; me parecía una locura y entonces pensaba en cómo dividirla para usar una parte en verano y achicarla en invierno. Un amigo del rubro me decía que no me preocupara, que me iba a quedar chica y no se equivocó», cuenta el empresario quien hace un mes terminó una obra de ampliación que le requirió una inversión de $100 millones.
El momento de descansar en la segunda generación y su profesionalización
Aunque en el camino Paradiso se fue perfeccionando en temas empresariales, reconoce que en el camino hacia la profesionalización de la pyme fue clave la entrada a la empresa de sus hijas Florencia y María Sol con sus conocimientos y su visión.
«Mi mejor creación fue armar un buen equipo de trabajo. Si bien Helados Daniel fue una iniciativa propia y lleva mi nombre, siempre me apoyé en el círculo familiar. Mi padre cerró su propia carpintería para venir a trabajar conmigo cuando abrí aquel primer local, también me acompañó desde el inicio Silvana mi ex esposa quien aún sigue participando de la empresa y ahora mis hijas gerenciando. Otro pilar de Helados Daniel es Javier, el marido de Florencia. Él trabaja conmigo desde 2004 y le transferí todos mis conocimientos; ahora sabe más que yo y se encarga de la planta y de desarrollar productos», dice orgulloso.
En la empresa hoy trabajan unas 50 personas
Paradiso como parte del directorio mantiene reuniones periódicas con sus hijas y las grandes decisiones las toman juntos como empresa familiar, sin embargo asegura que su objetivo es disfrutar de su retiro descansando y viajando.
»Una empresa es como un hijo, pero uno al hijo le da lo mejor para que sea independiente, vuele y arme su propio camino. Yo hoy siento que ese hijo que se llama Helados Daniel está transitando su propio camino, que ya no depende de mí sino de mis hijas, de los 50 empleados que trabajan en la empresa y de los más de 300 contando a los franquiciados y su gente», concluye.