Fuente: Clarín by Bárbara Villar (Foto: La Hormiga Negra) ~ De luces apagadas y persianas bajas, a mesas al aire libre y un cartel que avisa: “Atendemos hasta las 00. Por favor, respete las normas”. Así cambió la fachada de los locales gastronómicos de Vicente López, San Isidro y San Miguel durante los primeros días de septiembre. Es que tras cinco meses de cuarentena por el coronavirus, los bares y restaurantes pudieron volver a abrir sus puertas y recibir clientes en el marco de la nueva normalidad.
La noticia era esperada por los trabajadores del rubro desde la habilitación que recibieron sus colegas en CABA. En San Isidro, tras implementación del Take Away Plus, el distrito dio un paso más y permitió esta nueva modalidad que abarca el servicio de los meseros y el consumo de alcohol en las inmediaciones de los locales. En Vicente López el caso es igual. No obstante, a diferencia del partido vecino, no hubo anuncios oficiales y los dueños se enteraron gracias a una red creada con comerciantes de la zona.
“Durante el confinamiento se armó un grupo con los locales del barrio para ayudarnos y mantenernos al tanto de cualquier novedad. Fue por medio de ese que nos enteramos sobre esta nueva habilitación”, explicó Daniel Pollarolo, dueño del bar Hormiga Negra ubicado en Olivos.
Desde ambas comunas explican que la misma es únicamente para aquellos locales que cuentan con la autorización previa de utilizar los espacios públicos y las terrazas. El motivo es que está prohibido el ingreso de clientes al interior de los negocios.
Los protocolos a seguir son estrictos y abarcan varios puntos. En primer lugar, las mesas no deben ser ocupadas por más de cuatro personas y debe haber una distancia de metro y medio con respecto a las otras. Quienes aguarden a la disponibilidad de un lugar, también deberán hacer una fila respetando el distanciamiento. Además, la carta debe escanearse por un código QR – para evitar el contacto con otros objetos- y está prohibido el ingreso a los baños.
«En estos primeros días, la experiencia resultó muy bien. Se autorizó a unos 90 comercios a utilizar mesas para facilitar el consumo. Hicimos hincapié en el cumplimiento de los protocolos y los horarios establecidos», remarcó Mauricio Gómez, subsecretario de Inspección general del municipio sanisidrense.
A diferencia de otros lugares del GBA, está permitida la atención de meseros y meseras, la venta de bebidas alcohólicas y la utilización de vajilla de vidrio. El horario máximo para atender es las 12 de la noche. Quienes no cumplan con las reglas, podrán ser multados por la municipalidad que pasan a controlar el correcto funcionamiento de estos lugares en las zonas más recurridas.
“Volver a abrir fue como revivir. Sentí que era nuestra inauguración otra vez. Nosotros nos enteramos la primera semana de septiembre y como contábamos con la autorización de espacios públicos, nos pusimos a armar el protocolo para proponérselo al municipio. Recibimos la aprobación a los tres días y ese mismo viernes ya pudimos atender”, detalla Pollarolo sobre la situación particular de su cervecería localizada en Maipú y Carlos Gardel.
Y agrega: “Armamos un croquis para explicar el despliegue de mesas. Tenemos seis sobre la avenida y el resto en el patio del bar. En cada una hay un alcohol en gel y se desinfectan después de cada uso. Cuando se acercan las 12 (el horario para cerrar), les ofrecemos a los clientes cambiar sus bebidas a un vaso de plástico para que puedan retirarse y terminar el consumo afuera del local. La vajilla la limpiamos en un lavavajillas a 90° de temperatura y después la desinfectamos con alcohol para asegurarnos su limpieza”.
En este contexto, desde Hormiga Negra afirman que los controles municipales no son invasivos y que pasan cada una hora para verificar que todo esté en orden. Sobre todo los fines de semana -los días que más gente se acerca para consumir- que suelen bajar de las camionetas al menos una vez en la noche para chequear el funcionamiento.
“La noticia nos vino muy bien. Si bien estamos trabajando con el 30% de nuestra capacidad, tenemos fe en que poco a poco podamos avanzar con nuevos protocolos”, cuentan.
Desde Vicente López afirman que los comercios podrán trabajar siempre y cuando respeten las medidas de seguridad y sanitarias ya conocidas. Al respecto, el intendente Jorge Macri señaló: “Es importante poder ayudar a los comercios, ellos son los que crean la identidad de cada barrio. Además, generan empleo local y hacen que la gente pueda reunirse cerca de sus casas”.
En el marco de la ayuda a los comerciantes, el distrito decidió eximir el pago de tasas municipales (Seguridad e Higiene, Publicidad y Propaganda y Ocupación de Espacio Público) a más de 450 comercios gastronómicos. Esto implica un beneficio fiscal para estos comercios de casi $25 millones.
En San Miguel hubo dos fases en la reapertura de locales gastronómicos para que los clientes consumieran al aire libre. Primero no permitieron la venta de alcohol, y la modalidad era similar al «take away plus» que había fundado San Isidro e imitado Tigre.
Parklets como los del local Taco Box son «terrazas» que, a diferencia de Capital Federal, San Miguel instala frente a los bares o restaurantes para cerrar y aislar a quienes están consumiendo al aire libre y garantizar la distancia social.
Pero esta semana comenzaron a implementar un novedoso sistema de mesas sobre las calles: extienden las veredas con parklets, terrazas sobre el asfalto, para no sólo señalizar sino también aislar los lugares donde consumen los clientes.
«Ahora se reglamentó y empezó a implementar, siempre con controles y un estricto protocolo sanitario, la venta de bebidas alcohólicas en los lugares habilitados para hacerlo», dicen desde el Municipio.
Así, bares tradicionales como Il Amichi, sobre la calle Sarmiento y a una cuadra de la plaza, ya ofrecen combos de cenas con pintas de cerveza artesanal, por ejemplo.
Las medidas sanitarias se repiten: un área de sanitización visible, vajilla descartable, distancia de dos metros entre cada mesa y no más de dos comensales por reserva.