Fuente> BigBang Tres semanas pasaron ya desde que el 28 de mayo Mendoza abrió sus bares y restaurantes al público con un protocolo que, entre otras medidas, dicta una ocupación máxima del 50% y la firma de una declaración jurada al momento de hacer la reserva, que es obligatoria para concurrir.
Y si bien en algunos espacios la ocupación rondó el 30%, en otros la respuesta fue más favorable. «Hemos completado la ocupación total del 50% desde el segundo día de apertura», le cuenta a BigBang Carolina Macaya, encargada de Hospitalidad y Turismo de la bodega Kaiken, sobre el funcionamiento de Ramos Generales, el restaurante del establecimiento vitivinícola, que abrió en febrero con menú diseñado por Francis Mallman.
«Hubo mucho trabajo la semana anterior a la apertura para completar todos los puntos que exige la ley, aunque no fue tan difícil porque Kaiken ya tiene desde hace años un estricto control de higiene y seguridad seguido por una persona especializada en el tema», agrega.
El trabajo de distanciamiento de las mesas, mientras tanto, también fue favorecido aprovechando el jardín del restaurante.¿Cuánto vale la verdad?El periodismo de calidad necesita de la ayuda de los lectores. Tu apoyo es fundamental. Tu contribución es super importante para nuestro futuro.
Además, el menú ahora puede accederse a través de un código QR adherido a un cartel que se lleva a la mesa, los cubiertos y servilletas recién se acomodan luego de tomar el pedido y los platos se reconfiguraron para usar la menor cantidad de vajilla posible.
«Por ejemplo si el sándwich de lomo con papas antes se servía en un plato y un canastito para las papas, ahora ponemos las papas en el mismo plato del sándwich», explica Macaya.
Puntos fuertes y dificultades
Abrasado, el restaurante de la bodega Los Toneles, ya había tomado la previsión de implementar algunas medidas antes de la apertura, como el distanciamiento entre mesas, y el uso de guantes y alcohol en gel por parte del personal.
«Además sumamos dos cosas que no exigían el protocolo: tomamos la temperatura de cada uno de los visitantes y colocamos una alfombra sanitizante en el ingreso», agrega Melisa Millán, encargada de Hospitalidad de la bodega.
«Abrasado siempre ha sido un restaurante enfocado en el público local, y hoy más que nunca de nuestro lado estamos haciendo todas las acciones para que nos sigan visitando», explica Millán dejando en claro que ante la ausencia de turismo extranjero ese plus es una ventaja dorada.
Sin embargo, las dificultades económicas son obvias cuando no se permite trabajar a capacidad completa y los gastos fijos siguen siendo los mismos. Así, en Abrasado calculan que el negocio recién volverá a ser rentable a partir de la Vendimia 2021.
En Kaiken, mientras tanto, por ahora sólo decidieron abrir Ramos Generales los fines de semana. «Tendremos que esperar a poder recibir más turistas, aparte de los residentes en Mendoza, para abrir más días por semana y así obtener resultados satisfactorios», señala Macaya.
«Además sería ideal poder sentar 10 personas en las mesas de 10 y 8 en las de 8, en vez de solo 6. En definitiva, tendremos que esperar a que la situación de salud mejore en Argentina y en los otros países de la región».
Cautela en Rosario
En Santa Fe, mientras tanto, bares y restaurantes pudieron reabrir bajo protocolo sanitario desde el 8 de junio, aunque no todos lo hicieron al mismo tiempo: en Rosario, por ejemplo, el titular de la Asociación Hotelero Gastronómica, Carlos Meliano, calculaba en diálogo con el canal El Tres que hasta el viernes 12 de junio se había reactivado el 65% de los negocios del rubro.
El bar y restaurante Belgrano Café, por ejemplo, recién se sumó a partir del último fin de semana largo y con cautela. «Comunicamos poco porque queríamos ir despacito ya que aún no tenemos cena, pero nos sorprendimos porque la gente respondió bien», le cuenta a BigBang el bartender Matías Dana.
De todas formas, admite que «va a ser difícil cubrir gastos, porque los costos son los mismos e incluso hay que gastar un poco más para cuidar a la gente y la capacidad es menor».
«Quedará en nuestro ingenio trabajar con los productos que más salgan, acortar la carta, generar menos desperdicio y trabajar con otra lógica. Pero hay que meterle», sentencia.