Fuente: Cronista ~ El vino es un ritual y en esta serie de notas, desde MALEVA te mostramos sus templo. ¿Cómo seleccionan al vino en Mengano, el restaurante de Palermo que sofisticó el concepto de bodegón? ¿Cómo es su cava con techos altos?Además: ¿con qué platos los maridan? ¿Cuáles son los vinos que le volaron la cabeza al equipo anfitrión?
En Mengano se valora tanto al vino que tiene una cava exclusiva con una mesa ovalada de mármol para reunirse a celebrarlo. Este restaurante está emplazado en una casa de Palermo viejo estilo chorizo y la cava está en una de sus habitaciones conectada con todo el restaurante pero separada, porque fue concebida como un espacio íntimo donde uno siente que está comiendo como en su casa, pero con un servicio que nos ayuda a elegir y sugiere en caso que se necesite. Un lugar privado para hacer negocios, reírse fuerte o hablar a los gritos con amigos y esas cosas que suceden con copas de más y buena compañía.
El techo de esta cava está construido con duelas de barricas y está pensado para tener intimidad pero a la vez calidez que aporta la madera. Tiene alrededor de 60 etiquetas en carta y otras 60 guardadas. A la hora del criterio de selección, André Parisier, uno de sus dueños, es el mayor responsable de que esas etiquetas lleguen a nuestras copas y cuenta que en el equipo les gusta descubrir proyectos que son especiales y hacen un trabajo original de acuerdo a la región de dónde vienen como el J Alberto de Noemia que llega desde Mainqué en Río Negro o el RD de Tacuil que crece en una zona prácticamente inaccesible o diferentes vinos de la zona de San Pablo en Valle de Uco. «También nos gusta tener íconos de la Argentina cómo Noemia y Felipe Rutini, y algunas perlas de Napa Valley como el Frontier Justice».
Esta Cava tiene proyectos originales en carta antes de ser etiquetados cómo el corte de blancas de Pancho Morelli de la bodega Sierra Lima Alfa o el Chardonnay de Otronia. «Ambos nos volaron la cabeza y sus sabores hablan de regiones muy específicas«. André le explica a MALEVA que la cava fue pensada para generar calidez, diversión e intimidad. En esa línea buscaron un equilibrio en las intensidades y sabores.
«Creemos que hay que respetar y hacer honor a la gran variedad de gustos y amplitudes que ofrece Argentina. Es por ello que logramos un balance entre pequeños productores que se destacan en poner en valor distintas regiones del país y productores clásicos que han elevado a la Argentina dentro del mapa mundial viticultor».
Por otro lado, Mengano es un restaurante muy estético como todos los de cocina moderna y a la hora del vino les importa muchísimo que se sirva en una copa indicada y desde que abrieron eligieron las copas Riedel como un partner fundamental, porque el vino siempre sabe mejor en una linda copa.
¿Quién piensa los vinos de Mengano?
La carta está diseñada entre sus dueños André Parisier y el chef Facundo Kelemen y Alfredo Mesa que está a cargo del servicio y es un apasionado de los vinos…¡Ojalá tengan suerte y los atienda él!
Una sorpresa: planean tener vino propio.
Tienen encaminados dos proyectos para hacer su vino: «nuestra visión es acompañar a un productor y lograr en conjunto sabores que hablen de nosotros, simples pero elegantes, sin discriminar ningún elemento de cómo se hace vino y que acompañen nuestra versión moderna de la cocina popular.
¿Qué platos maridan con los vinos?
Las empanaditas jugosas y picantes de carne maridan divino con un buen torrontés picantón y el sándwich de milanesa de wagyu pide intensidad elegante y pesada en la boca como la del Cabernet.
¿Qué dos vinos recomiendan probar en Mengano y con qué platos?
Con el criterio de precio y calidad recomendamos el 45 rugientes corte de blancas de Bodega Otronia con el tartar de cordero, las empanaditas o el pollo al puerro y Corte de Blancas 2020 de Sierra Lima Alfa con arroz crocante con mariscos.
Si Mengano fuera un vino: sería Otronia Chardonnay.