Fuente: IProfesional – Una enóloga y un ingeniero agrónomo comenzaron elaborando vinos en su casa. Hoy alumbran partidas ultra limitadas con el Valle de Pedernal como estandarte.
Hay una cuenta pendiente que, muy paso a paso, está siendo saldada. La provincia de San Juan, siendo la segunda mayor productora de uvas y vinos, por detrás de Mendoza, recibe muy poco crédito. Por una serie de factores -que dan para una nota aparte-, las bodegas de San Juan no suelen estar en la mente de los consumidores argentinos.
Pero decíamos que esa deuda estaba siendo saldada gracias al esfuerzo que están poniendo desde pequeños proyectos hasta algunas (pocas) grandes bodegas, que vienen alumbrando vinos súper interesantes, principalmente en dos Valles: Pedernal y Calingasta.
Y uno de los proyectos que viene trabajando para mostrar el gran potencial de la provincia es Elefante Wines, creado por Juliana Rauek y Felipe Azcona, quienes se conocieron mientras estudiaban en Mendoza y que, apenas recibidos, decidieron mudarse a San Juan.
Ella es enóloga; él, ingeniero agrónomo. Y su historia en común arrancó en 2013 con una primera vendimia que, literalmente, la terminaron elaborando en el garage de su casa. Comenzaron experimentando con un Syrah de Calingasta pero cuando en 2015 compraron uvas Malbec de Pedernal, aseguran que fue amor a primera vista.
Elaboraban sin tener un plan muy definido. La idea era algo tan simple y fascinante como hacer vinos. Incluso, presentaron ese primer Malbec en su propio casamiento, entre familiares y amigos. Sin fuegos de artificio ni presentaciones formales, habían iniciado la construcción de su propia marca.
El primer vino se llamó El Elefante (in the room). Les gustó esa expresión de origen inglés que hace referencia a todo aquellos que es visible pero de lo que nadie quiere hablar. ¿El número? Apenas 400 botellas, de las cuales 100 bebieron en esa boda y el resto las vendieron entre sus allegados.
Elefante Wines arrancó como un proyecto de vinos de garage
Conforme el proyecto creció, el garage quedó muy chico y la familia decidió dar un paso trascendental: comprar una bodega. En 2021 encontraron un establecimiento que estaba totalmente cerrado desde hacía 30 años pero tenía la ventaja de que estaba ubicado a poco más de 1 hora de Pedernal, en la localidad de Santa Lucía. La contra es que había que ponerle mucho esfuerzo: la bodega había sido desguazada y solo estaban las piletas y una prensa vieja. Se trataba de una apuesta fuerte, dado que había que poner plata y esfuerzo.
Felipe asegura que se trató de «una apuesta con cierta magia, porque esa bodega cuenta la historia de lo que fue el vino en San Juan, en la época de los 90 litros per cápita. Allí se elaboraba un millón de litros». Para tener una referencia, según el INV, el consumo de vino en Argentina fue de 18 litros per cápita en 2022, el menor de la historia.
El trabajo todavía continúa: la bodega sigue en proceso de restauración y la están adaptando a las necesidades actuales. Mantuvieron las paredes de las piletas de concreto de hasta 25.000 litros pero las fueron adaptando para tener recipientes más chicos y funcionales, en línea con la escala de la bodega, que elabora 15.000 botellas anuales.
Aseguran que el objetivo es hacer vinos con trazabilidad e indicación de origen, en una bodega moderna pero respetando el patrimonio y manteniendo la estructura antigua de la bodega y que «sean huellas o cicatrices de un pasado del cual estamos orgullosos».
Y, en relación a lo que marcábamos sobre la necesidad de volver a poner en valor la vitivinicultura de la provincia, desde Elefante Wines se lo tomaron muy en serio: están por habilitar un restaurante y abrir un espacio al turismo.
«Va a ser un hito para San Juan, porque no hay bodegas chicas abiertas al público que hagan cosas de alta gama, siendo la segunda provincia vitícola», aseguran.
Juliana Rauek y Felipe Azcona, creadores de Elefante Wines
¿Qué vinos probar?
El corazón de este emprendimiento hoy está en Pedernal, donde cosechan la uva a mano y en cajas chicas. Allí están trabajando con un productor con el que tejieron una relación estrecha a partir de 2015. «Tenemos un acuerdo para llevar adelante las parcelas y las labores que se hacen. Estoy mucho en la finca, sobre todo en la vendimia. Además nos hacemos cargo de todo el transporte de la uva, voy personalmente con un carro y traigo toda la uva para tenerla rápido en la bodega», relata Felipe.
Si bien elaboran partidas ultra limitadas, el portfolio de vinos es complejo: tienen 6 líneas y un total de 15 etiquetas.
En esta producción, te recomendamos 5 etiquetas de este proyecto que, literalmente, nació en el garage de una casa:
El Elefante (in the room) 2021
Es la nave insignia de la bodega por ser el vino que dio origen a todo. Este Malbec proviene de Pedernal, de suelos limosos, con piedras y pedernales y presencia de calcáreo. Su elaboración es sencilla: maceración previa en frío, luego fermentación en tanques de acero y posteriormente crianza en barricas usadas por 12 meses. Se embotella sin filtrar. El resultado es un vino con mucha, mucha fruta y algo herbal de fondo. En boca es amplio, con buen volumen y taninos con grip, algo rugosos. La fruta se vuelve crocante y la acidez aporta buen filo. Vino con mucho carácter y de larguísimo final.
Memoria de Elefante – Capítulo I Pinot Noir 2022
Para elaborar este Pinot Noir, utilizaron 15% de racimo entero y realizaron una fermentación corta en un tanque sin tapa. La idea fue moverlo poco, dejarlo tranquilo y pasarlo a una barrica usada donde estuvo 7 meses. La clave de Pedernal y de los Pinot Noir, como ya hemos contado en otras notas, está en que es un lugar fresco pero con buena irradiación solar. Entonces, el estilo de estos vinos está lejos de esos Pinot terrosos, que la gran Elisabeth Checa definía como «podriditos». En este caso, hay fruta roja de sana madurez y flores. La acidez es casi mordiente pero se entiende muy bien con el suave dulzor de la fruta, sin ser nunca sucroso. Bebible, fresco, frutado, con una historia diferente para contar.
Memoria de Elefante – Capítulo II Syrah 2022
Felipe cuenta que, al comienzo, le escapaban un poco al Syrah, porque es una variedad que tuvo su época de auge pero luego sufrió el ocaso. Sin embargo, le dieron una segunda oportunidad y la decisión fue acertada: «nos dimos cuenta de la calidad que se podía lograr». Elaboraron apenas 1.200 botellas, con una vinificación simple, con maceración en frío, fermentación en tanques de acero con remontajes y maceración post fermentativa. Permaneció 1 año en tanques de acero y luego se crió durante 12 meses en barricas usadas. Al degustarlo uno siente que es un acto de justicia: qué bien se están dando los Syrah en Pedernal, que poco tienen que ver con esos Syrah cárnicos. En este caso, va más por el lado de la fruta negra, con toques especiados, herbales y hasta balsámicos, que hablan de un clima un poco más fresco y de una mayor amplitud térmica. En boca ofrece mucha tensión y taninos bien texturados, pero a la vez largo, jugoso y fluido. Si te gusta la variedad, tratá de conseguirlo ya. Si hace mucho que no probás un Syrah, te damos el mismo consejo.
Los vinos nacen en el Valle de Pedernal
Memoria de Elefante – Capítulo III Blend 2022
Juliana y Felipe cuentan que miraron un poquito a Burdeos y buscaron un vino más de diseño, con una mirada más enológica, para obtener un vino con buena nariz y pensado para la guarda. Para este blend optaron por un 50% de Malbec, poco más de 37% de Cabernet Sauvignon y menos del 13% de Syrah. Todo fue fermentado en tanques de acero y criado por separado en barricas usadas hasta el corte final. De esta etiqueta se elaboraron 1.200 botellas y el resultado es un vino exuberante en nariz, con mucha fruta negra y roja y trazos de pimentón rojo, con un toque ligeramente herbal dado por el Syrah. El toque de barrica es muy sutil y le suma una tercera capa, fina. Al paladar se muestra jugoso y sabroso, con taninos con grip que ofrecen buena estructura. Este vino se siente un poco más graso, pero siempre con la frescura como hilo conductor. Muy rico blend.
A través de mis ojos – Parcela Tinca 2021
Un Malbec que busca transmitir la esencia de Pedernal. Para elaborarlo, cosecharon un pequeño cuartel que tiene la particularidad de que brota antes que el resto, a inicios de septiembre. «Al ser un lugar con calcáreo extremo, las plantas producen menos. Es un lugar muy particular que madura antes y por eso cada vendimia representa un desafío especial para nosotros», explica Felipe. Para elaborarlo, eligieron una vinificación sencilla, con un porcentaje de racimo entero, algo de pisoneo y nada de remontaje. El resultado fueron apenas 300 botellas de un Malbec de paisaje: se percibe la fruta roja y también un fondo herbal. En boca ofrece una expresión diferente: largo, con linda tensión y textura marcada pero delicada a la vez. Al escuchar hablar de tanto calcáreo, uno se predispone a encontrarse con un tinto igual de extremo, con una sensación de tiza dominando el paladar, pero no, aquí hay mucha fluidez, mucha elegancia y mucha frescura.
Si tenés la oportunidad de cruzarte con una botella de la bodega, dale una chance. Hay mucho por descubrir de este proyecto que, para la concepción de sus vinos y de sus etiquetas, sus hacedores transitan desde El Principito hasta Frida Kahlo. Cada vino es una puerta a una historia diferente.