Fuente: La Nación ~ Si 15 años atrás, alguien hubiese dicho que los churros podían ser también salados nadie lo habría creído. Lo cierto es que este alimento popular en casi todo el mundo – que no siempre fue relleno- es aceptado en todas sus variantes y gana cada vez más terreno en los menús de los locales gastronómicos argentinos.
El clásico en la playa –con un poco de arena-, el relleno con un tazón de chocolate durante el invierno… El churro es un compañero ideal para cualquier momento del año.
¿De dónde viene?
Como todo clásico, muchos se disputan su creación y lugar de origen. Aunque en un momento se habló de su historia inicial en México, lo cierto es que, su origen se sitúa en la Península Ibérica, adonde habría llegado de la mano de los árabes. Y su nombre hace referencia a que su forma es similar a los cuernos de las ovejas churras, originarias de Castilla y León. Una preparación sencilla a base de harina y agua caliente con sal, como la que sigue manteniéndose al día de hoy.
Fue a partir de un grupo de inmigrantes españoles a principios del siglo XX, entre quienes había panaderos profesionales, que empezó a ganar popularidad en nuestra región.
Se reinventa y suma sabores
La gastronomía local incluye cada vez más variantes de churros en sus cartas.
Desde hace unos años, en Palermo se encuentra Juan Pedro Caballero, una churrería –que en pandemia también sumó su taquería- que ofrece los clásicos dulces, pero que suma variantes originales de postres clásicos como Lemon pie o banana Split y “las hacen churros”. “Vimos la necesidad de revalidar las fábricas de churros porteñas, que sentíamos que se estaban perdiendo, y de esa forma, la fusionamos con las típicas churrerías españolas, es un mix entre las dos. Si bien tenemos dos opciones saladas, los dulces siempre están en el podio”, cuenta Pedro Peña, uno de los socios.
Así como en el momento de su origen no era relleno, y luego fue sumando ingredientes además del dulce de leche y la crema pastelera, tampoco tenía su opción salada. Si hablamos de churros salados, ya son varios los que lo ofrecen en sus locales y la cervecería Peñón del Águila fue una de las primeras en incluirlos. “En nuestro caso, queríamos generar un producto salado que acompañe bien a nuestras cervezas y que la gente pueda disfrutar de un plato que no es tan común o al menos no se encuentra tan fácilmente. Le sumamos puré de papas, ajo, perejil, tomillo, pimienta negra molida y queso rallado, y los acompañamos con nuestra salsa Bier BBQ y por supuesto, queso cheddar fundido”, explica Fabrizio Morandini, chef ejecutivo de la cervecería.
Churros sin gluten
Vanina Séptimo y Ale Temporini creaban productos aptos para celíacos y se conocieron hace casi 10 años en una feria gastronómica. Juntas decidieron participar en un evento presentando churros sin TACC, donde tuvieron un éxito inesperado y ahí nació “La churrería sin gluten”.
“Siempre consideramos que sean ricos. Los ingredientes que usamos son a base de una mezcla casera de harinas sin gluten, que modificamos incorporando trigo sarraceno (pseudocereal apto celíacos)”, cuenta Vanina Séptimo, y agrega: “Participamos en las distintas ferias duarente el año, que se postergaron por la pandemia. La realidad es que eso también nos llevó a reinventarnos y hoy los vendemos freezados y sin cocinar”.