Fuente: TN – Agustín Brañas nació en Buenos Aires, pero emigró a Gstaad para vivir “en un cuento de hadas” y cocinarles a magnates, aristócratas y miembros de la realeza que vacacionaban alrededor de las mejores pistas de esquí. Tras varios años, regresó para apostar a la Argentina y logró en menos de un año que su restaurante tenga un lugar en la lista de recomendaciones más importantes del mundo.
Gstaad es desde hace décadas una de las ciudades más lujosas de Europa. Magnates, aristócratas, miembros de la realeza y hasta las celebridades más top del mundo se refugian en sus encantadores refugios alpinos para disfrutar cada invierno de las mejores pistas de esquí de Suiza. Pero, además de sus cientos de kilómetros para esquiar, esta región cuenta, por supuesto, con hotelería y gastronomía imbatible.
Argentinos hay en todos lados y en los Alpes suizos no podían faltar. Agustín Brañas, es un chef que supo cómo deslumbrar durante años cocinando al asador y, sobre todo, las empanadas que enloquecían a los miles de turistas que hacían temporada en Suiza. Sin embargo, decidió junto a su esposa dar un giro de 180° para cumplir un sueño, volver a Buenos Aires y abrir las puertas de su propio restaurante.
“La verdad que esta es mi Patria. Siempre fue un desafío abrir un restaurante en Buenos Aires al que le fui esquivando, pero llegó el momento en el que me parecía que había que hacerlo. Fue una cosa muy sentida, muy de corazón, muy… Una búsqueda, creo que Benedetta es una búsqueda de una mezcla de muchas gastronomías que venimos haciendo hace muchos años en diferentes lugares”, cuenta a TN el chef argentino sobre el nuevo camino que inició hace poco más de un año y que logró una distinción de la Guía Michelin.
Emprender el desafío de volver al país no fue fácil porque Agustín volvió no solo con su pareja sino también con -por entonces- sustres hijos. “Gstaad la verdad que es como un cuento de hadas, en invierno con sus 3, 4 o 5 metros de nieve que por las noches brilla a la luz de la luna, mientras que en verano está llena de flores y colores”, asegura.
Aunque reconoce que, fuera de temporada, se convierte en un “pueblo fantasma” con 15 grados bajo cero y dónde solo quedan abiertos un restaurante y un supermercado. Todo eso, sumado a que es una región con la mayoría de habitantes alemanes y, que comparado con los argentinos, son más cerrados y fríos. “Fueron tres años lindísimos, los chicos aprendieron mucho y la experiencia de ver cómo funciona todo como un reloj fue alucinante. Pero, también yo estaba todo el día trabajando y a ellos se les hacía duro”, menciona.
Durante su estadía en Suiza, Brañas estuvo al frente del Chubut Food and Fire y supo cautivar a sus clientes con un típico plato argentino: las empanadas. “Siempre desde el día uno fue lo más vendido y las vegetarianas de acelga con queso suizo eran el hit. La empanada argentina ha traspasado fronteras y reconocían que era de nuestro país como el asado, el vino o Messi y Maradona”, explicó y agregó que junto a su equipo de cocina hacían desde la masa con grasa hasta los distintos rellenos.
La disciplina, las recetas y la experiencia de cocinar con colegas de otras nacionalidades lo llevó a no solo lograr el éxito en Europa, sino también a traerlo a Buenos Aires. Después de más de un año y medio de trabajo puertas adentro, Agustín y su esposa, Violeta, decidieron cumplir el sueño de abrir su propio restaurante. Situado en la esquina de Demaria y Sinclair, ella ocupándose de la estética y él de las hornallas.
Desde el helado que los hace distintos al reconocimiento de la Guía Michelin
En su restaurante, Agustín Brañas ofrece pastas, pizzas, mariscos y carnes, pero también se destaca por los helados caseros que él hace desde hace 15 años y que distribuye en 27 lodges de pesca que van desde Argentina hasta las Bahamas.
A fines del año pasado, Benedetta se ganó un lugar en la lista de recomendaciones para Buenos Aires de la Guía Michelin y en tan solo dos meses, sus reservas se dispararon: “Estamos recibiendo muchísimo turismo. Yo creo que todo el que pasa por Buenos Aires debería pasar por acá y probar nuestra gastronomía que está inspirada en la cocina argentina”.
Además, Brañas reconoció la importancia de “apostar al país” y de tomar el riesgo de hacer lo que se proponga. “Fue una alegría, una palmada en la espalda. Un ‘es por acá’. Es una gran alegría y un lindo reconocimiento a los que venimos peleando y remando hace muchísimos años por nuestra gastronomía”, aseguró.
Finalmente, también destacó que, si bien lograron ganarse un reconocimiento deseado por muchos, son conscientes de que siempre hay trabajo por hacer: “Siempre digo que lo más difícil no es llegar. Generalmente, si se llega, lo complicado es mantenerse, con lo cual el plan de ahora es ese. Exigirnos e ir por más”.