20 restaurantes que surfean con éxito la crisis

Fuente: Clarín ~ Desde distintos rincones del país, cuentan sus historias y secretos. Además, cómo exportar bienes y servicios a China.

No hay manera de hacer una radiografía completa del negocio gastronómico de la Argentina, con miles y miles de propuestas basadas en la excelente materia prima de la industria alimentaria local y una cocina cada vez más exigente. Y en no pocos casos, con la informalidad como regla para poder seguir funcionando.

La nota de tapa de Revista Pymes de abril se enfoca en 20 casos que buscan dejar huella. Algunos de esos emprendimientos, como El Globo, El Imparcial o Banchero ya forman parte de la historia de Buenos Aires. Al otro extremo están los que expresan a la nueva generación, como Koyum o Hasta la Masa. Pero en el informe sobresalen además historias de emprendimientos gastronómicos de todo el país. Es una muestra, tan aleatoria como cualquiera. Pero todos muestran una historia sólida, basada en una tarea que tiene mucho de gratificación, pero que a la vez exige jornadas de trabajo interminables.

El fuerte viento en contra de la economía local aparece en las notas financieras. En el Dossier, dedicado a la financiación de los bancos a los emprendedores agropecuarios, queda implícito que los bancos hoy no pueden ofrecer al sector privado otra forma de crédito que no sea para capital de trabajo inmediato.

En sentido contrario, la sección Finanzas muestra cómo la Bolsa de Valores, tanto la porteña como la de Rosario, hoy les ofrece a las pymes instrumentos de financiación (vía descuento de documentos o bien ON a tasas menos astronómicas).

En la sección Entrevista, el profesor de la Escuela de Negocios del IAE, Guillermo Fraile, plantea además una especie de curso acelerado para achicar gastos que implican un fuerte costo financiero: cuenta que muchos empresarios pyme, por aferrarse a fórmulas, suelen acumular un enorme stock comprado a dólar barato, pero a la vez se pasan todo el dìa ocupados, haciendo malabares para pagar sueldos e Ingresos Brutos. Fraile les sugiere, sin muchas vueltas, que pongan cuanto antes a trabajar a alguien que sepa traducirles qué son los costos financieros.

La sección Comercio Exterior muestra a una conjunto de emprendimientos heterogéneos (frigoríficos, bodegas, productores de arándanos, así como de servicios tecnológicos y espectáculos) que tienen una interesante cualidad en común: todos ellos le exportan sus productos y servicios al mercado chino, una tarea que exige mucho trabajo previo.

Desde ahora los hoteles y restaurantes de Corrientes deberán tener menúes en inglés y portugués

Fuente: La República de Corrientes ~ La obligatoriedad de que los hoteles y comercios que se dediquen a la venta y expendio de alimentos al público tengan sus menues en inglés y portugués además de español, esta vigente desde la reglamentada de la ordenanza que fue aprobada en diciembre del año pasado por el Concejo Deliberante buscando mayores facilidades para el turismo extranjero.

La Res. N° 2907/18 del Municipio promulga la Ordenanza N° 6683 sancionada por el Concejo Deliberante en diciembre último busca orientan estos servicios hacia la política municipal de fortalecimiento de servicios para el turismo.

Hasta la actualidad regía la Ordenanza Nº 6166 que estableció la obligatoriedad de que las cartillas de menús de los hoteles de la ciudad se escriban también en una lengua internacional. La mentada Ordenanza se limitaba al ámbito de los hoteles, y no especificaba de qué idioma internacional se trata.

En ese sentido, la nueva ordenanza dispone la obligatoriedad de contar con una cartilla de menú escrita en idioma inglés, y otra de portugués, de los hoteles y comercios que se dediquen a la venta y expendio de alimentos al público, sean restaurantes, resto-bares, confiterías, cafés, pizzerías, carros de comida, casas de comidas y demás locales que se dediquen a tal fin en la ciudad.

Las cartillas de menú mencionadas, deberán ser actualizadas, siempre y cuando hubiesen sufrido cambios. Deberán contener el nombre y descripción del plato, bebidas disponibles, sus respectivos precios, y todo otro aspecto que determine la reglamentación.
Los comercios afectados, deberán contar con un ejemplar de cartilla de menú en cada uno de los idiomas establecidos en la presente, por cada diez mesas.

Se fundamenta que entre los objetivos de las políticas municipales se encuentra “promover el turismo sustentable como factor de desarrollo económico, social, ambiental y cultural, potenciando la creación, protección y aprovechamiento de sus recursos e infraestructura turística; y asegurando el uso, disfrute pleno y efectivo de los bienes y servicios turísticos, en igualdad de condiciones. Incentivar la protección, promoción y puesta en valor del patrimonio cultural y natural, de los lugares históricos, áreas recreacionales y circuitos señalizados.

Kentucky abrirá el primer local “autopizza” del país

El novedoso espacio será instalado en el mes de mayo en la provincia de Buenos Aires.

Fuente: Impulso ~ La cadena de pizzerías Kentucky planea realizar la apertura de un sistema gastronómico sin precedentes en nuestro país: un local de “autopizza”. La fecha de inauguración sería en mayo de este año.

De esta manera, la reconocida cadena de pizzerías irrumpirá en el mercado nacional con una propuesta inédita, que posibilita la comodidad de realizar el pedido sin bajar del auto. El lugar donde se instalará es un local de 1300 metros cuadrados, ubicado en el partido de Morón, en la zona oeste de Buenos Aires.

El sitio donde estará emplazado el negocio tendrá 20 lugares de estacionamiento interno, sección de juegos destinado a los niños y terminales de autoservicio para efectuar el pedido.

En tanto, la firma, que actualmente cuenta con 32 sucursales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y otras 8 en la provincia bonaerense, planea abrir otros 12 locales, de los cuales cinco están próximos a inaugurarse.

La nueva parrilla de lujo: qué son los ‘restaurantes de carnes’

Fuente: Cronista ~ Abordan el clásico asado con técnicas de alta gastronomía. También suman cortes poco habituales, charcutería artesanal y guarniciones gourmet

El año 2018 fue bisagra para las carnes argentinas. Y no sólo porque las exportaciones crecieron 78 por ciento respecto a 2017 y alcanzaron el volumen más alto de la última década. También se consolidó un nuevo modelo gastronómico a la hora de abordarlas y se pasó de la casi hegemónica parrilla barrial a la apertura de restaurantes que trabajan el producto con técnicas de alta cocina.

En realidad, este concepto vio la luz allá por 2012, cuando Le Grill, y poco después Elena –el restaurante del Four Seasons–abrieron sus puertas y demostraron que cocinar carne a las brasas es mucho más que elegir un corte y dejar que el fuego haga lo suyo. Ellos fueron los responsables de instaurar las carnes maduradas y de ofrecer guarniciones que trascienden las clásicas fritas.

Sin embargo, el año pasado tuvo un significado especial, ya que marcó otro hito en el derrotero de las carnes nacionales: por primera vez, una parrilla ingresó en el top ten de los mejores restaurantes latinoamericanos. Se trata de Don Julio, 6° del ranking Latin America’s 50 Best Restaurants.

Y, como plus, el año pasado abrieron varios “restaurantes de carnes”, un nuevo término que se usa para referirse a los establecimientos que le dan un tratamiento especial a la proteína que puso al país en el mapa gastronómico mundial.

Chau amor francés

El mejor ejemplo para dar cuenta del cambio fue el cierre de La Bourgogne, el restaurante francés más prestigioso de Buenos Aires, que funcionaba dentro del Alvear Palace Hotel. Tras 25 años, la cadena hotelera decidió no renovar el contrato del chef galo Jean Paul Bondoux para apostar por las carnes Argentinas. Así, el 14 de julio, con una cena de lujo que se realizaba desde 1993 para celebrar el día nacional franco, el hotel le dijo adiós al charme francés para darle la bienvenida, unos días después, a Alvear Grill, como bautizó a su nueva propuesta.

Según explica Alfredo Rodríguez, gerente de Alimentos & Bebidas de Alvear Palace Hotel, “el cambio fue impulsado por la permanente demanda del turismo internacional y regional en búsqueda de lugares identificados con la comida típica de nuestro país”.

A pocos metros, en Rodríguez Peña y Alvear, el chef Daniel Hansen abrió La Pécora Nera Grill, la versión cárnica de su primer restaurante, el especializado en cocina italiana: La Pécora Nera Ristorante. Hansen coincide con su vecino: “Hay una necesidad por parte del turista de comer carne argentina. Muchos locales buscan una propuesta distinta, con un servicio y ambiente de lujo”

Es que para sustentar estas propuestas superadoras de lo que es una parrilla tradicional se va más allá de la carne en sí. La puesta arquitectónica del Alvear Grill mantiene el sello de su antecesor y conserva el encanto de la Belle Époque. Para llegar al restaurante hay que bajar una fabulosa escalera de mármol de Carrara que data de 1932, cuando se inauguró el edificio.

Además, tanto el grill como el rotissoire son originales y están en un espacio bien vistoso del salón, pero detrás de un vidrio, de modo que los comensales pueden ver al chef en acción sin llevarse restos de humo de suvenir.

En La Pécora Nera Grill la entrada también es majestuosa, la recepción es amplia y a la derecha una primera sala alberga un bar que funciona a partir de las cinco de la tarde. “A esa hora suelen venir turistas a tomar un cóctel. Ya a la noche, alrededor del 40 por ciento de los clientes primero va al bar, toma algo y después pasa al restaurante”, cuenta Hansen.

Fuego revolucionario

En materia gastronómica, la evolución de la clásica parrilla incluye un combo de cortes poco habituales, embutidos caseros, técnicas de maduración y razabilidad del producto, entre otros ingredientes. En Le Grill trabajan con ganado de los campos de Andrés Porcel, el empresario gastronómico propietario del lugar. Además, los crían a pastura, a diferencia del sistema feedlot que encierra a los animales en corrales y los engorda en tiempo récord a base de cereales, heno, concentrados proteícos y antibióticos. Lo mismo sucede en Don Julio: las reses pastaron en campo abierto.

La maduración es otro punto fuerte de esta nueva forma de entender la carne a las brasas, por eso muchos restaurantes trabajan con el sistema dry aged. La fórmula es sencilla: si para que la carne sea de mejor calidad la vaca debe pastar y estar libre en el campo, una vez que se la faena el secreto del éxito es el contrario: reposar. De este modo, el efecto del rigor mortis –que pone rígidos los músculos– desaparece y se evapora la humedad, lo que provoca una concentración de sabores y actúan unas enzimas propias de la carne, que la ablandan.

La maduración debe realizarse en unas cámaras especiales, con estrictos controles de temperatura, para evitar la pudrición de las piezas. La cantidad de tiempo depende del chef pero, en general, oscila entre los 15 y los 100 días. “La maduración en seco aporta a las carnes un sabor y una terneza que nos hacen ir un paso más allá. Nos interesa resaltar la paleta olfativa que aporta este proceso”, señala Porcel. En su restaurante, cuyos fuegos comanda el chef Ignacio Klein, los favoritos son el ojo de bife y el bife de chorizo de 45 días. Otro plato muy demandado es la degustación de carnes, que ofrece tres cortes con diferente maduración

En La Pécora Nera Grill ofrecen cortes con 30 días de maduración. “Como es carne de novillo en teoría no necesita maduración, por eso proponemos algo mínimo, 30 días, pero nos gusta hacerlo porque le da concentración de jugos y sabor”, indica Hansen.

Innovación en todas

Las parrillas tradicionales también innovan. Vaya como ejemplo Cabaña Las Lilas que, con 24 años en el mercado, apuesta a lo diferencial. “Tratamos de aplicar nuevas técnicas sin perder la identidad de lo que nos trajo hasta este momento, como la cocción al vacío, a bajas temperaturas, los braseados”, cuenta su chef, Juan Ignacio Caverzaschi. Quienes busquen algunas de estas perlas deben pedir el asado especial, un costillar madurado en manteca de hierbas, luego cocinado durante 16 horas a baja temperatura y, para finalizar, lo doran en la parrilla.

En Alvear Grill no trabajan con carnes maduradas, pero sí eligen cocciones especiales: el ojo de bife con hueso, por caso, se cocina entero a las brasas y luego al horno. Antes de servirlo lo dejan reposar más de tres horas a temperatura controlada para que los jugos se distribuyan en toda la pieza y se logre una terneza y textura formidables.

El uso de cortes poco convencionales es otro plus: en Las Lilas eligen la marucha (la tapa de los bifes anchos), mientras que en Alvear Grill la estrella de la carta es hookipa beef, como llaman al centro de la paleta; su consistencia es similar a la del lomo pero mucho más sabroso.

Y no todo pasa por las proteínas, ya que la innovación también llega a los acompañamientos, que reciben un tratamiento digno de plato principal. “Hacemos zanahorias caramelizadas, papas fritas en doble cocción, reinterpretamos la ensalada de lechuga”, cuenta Porcel sobre Le Grill.

Por último, muchos de estos establecimientos trabajan con su propia charcutería artesanal. En Corte, un restaurantcarnicería que abrió a fines del año pasado en el Bajo Belgrano, ofrecen ediciones limitadas, como la mortadela casera con pistacho, o chorizos especiales, como el amarillo (con mostaza y panceta) o el verde (menta, lima y cilantro). Los clientes pueden disfrutarlos en la parte del Comedor o llevarlos directo del sector carnicería para comer en su hogar.

Pero no todo es de alta gama y la parrilla tradicional también se reinventa en nuevos formatos. En el codiciado espacio donde estuvo Olsen, desde el año pasado funciona Jagüel, un restaurante de carnes que opera bajo la modalidad self service. El cliente se acerca a la caja, ordena los platos, recoge la bebida (con vinos de bodegas boutique) y se va a la mesa con un beeper, que suena cuando está listo para pasar a retirar lo que ordenó.

“Siempre manejamos nuestros restaurantes sin servicio de mesa y nos dimos cuenta de que llevar este sistema a la parrilla era complejo, por eso nos demandó tiempo idear cómo implementarlo sin que fuera engorroso para el cliente”, indica Nicolás Wolowelski, uno de los socios. La idea prendió, con un ticket promedio que ronda los $ 400. Casi todos los días, sobre todo los fines de semana, el patio de 200 metros cuadrados y el sector cerrado ven pasar a muchos comensales.

Cada vez más restaurantes cobran un recargo por compartir los platos

Fuente: IProfesional ~ El Gobierno porteño admite que no es una medida ilegal, pero los consumidores lo consideran un abuso. Los restaurantes lo consideran adecuado

En los últimos años, cada vez más locales gastronómicos están utilizando el abono de un recargo a los consumidores que comparten el plato. Esto significa que cobran un precio diferente para los mismos productos, según cuántas bocas vayan a ingerirlos.

Y ante un público cada vez más propenso a dividir porciones por la crisis económica, esta práctica se está instalando cada vez con fuerza en la Ciudad de Buenos Aires.

Los recargos varían de entre $40 hasta $100 de adicional y pueden encarecer el valor de las porciones hasta el 40%, según informa Clarín.

Si bien el Gobierno porteño dice que no es una medida ilegal, para los consumidores se trata de un abuso, más en tiempo en donde el bolsillo está más castigado y el consumo está en baja.

En algunas oportunidades, se realiza en locales que no cobran servicio de mesa. Otras veces, se dan las dos prácticas. Y en casi todos los casos esta cláusula aparece avisada en los menús, pero en letra chica, por lo que muchos clientes terminan sorprendidos cuando les llega la cuenta.

Por ejemplo, en la carta de una parrilla de Palermo, dice: «Los platos que se compartan tendrán un recargo de $80».

«Estos cobros surgieron ante la disminución del consumo. Se han naturalizado y no siempre está claro con qué criterio se realizan. Hay locales que los aplican incluso cuando lo único que se comparte es la entrada, y luego cada uno pide un plato principal, algo que es costumbre para muchos», comentó a Clarín Claudia Collado, presidenta de Acción del Consumidor (Adelco).

Para muchos clientes esta práctica es abusiva. Sin embargo, según la Cámara de Restaurantes de la Ciudad es una medida aceptable. «No me parece inadecuado cobrar recargos por compartir plato, siempre que se le avise eso claramente al cliente y que lo que se cobre sea razonable, sin desvirtuar el valor del plato», explicó Verónica Sánchez, presidenta de la entidad.

Comer en las nubes

Fuente: Ambito ~ ¿Se puede pensar en relajarse en pleno centro porteño? Sí, sólo es cuestión de subir al ascensor. Los restaurantes en pisos altos se imponen para ofrecer menús de alta gama y relax sin alejarse de las zonas de oficina. Y de noche, se descontracturan para volverse los favoritos de las parejas.

El centro porteño tiene su encanto, aunque el ruido y el tráfico hacen que nos olvidemos de su belleza. Más allá de que al ras del suelo el caos nos haga creer que vivimos en una suerte de infierno terrenal, la magia ocurre cuando se cambia de perspectiva. Un importante polo gastronómico se erige en los pisos más altos de edificios emblemáticos y dos de sus máximos exponentes abrieron durante 2018. A su vez, se prevé para junio la inauguración de un nuevo espacio con reminiscencias neoyorkinas. Sin duda “comer en las nubes” resulta tentador para los curiosos que desean conocer menús emblemáticos e innovadores con el espectáculo adicional de las vistas de día y de noche.

CELEBRAR EL PAISAJE CON UN PURO

Desde octubre de 2018 funciona en el piso 15 del Edificio Comega Vuelta Abajo Social Club, la tercera sucursal de este club de puros que tomó su nombre de una importante zona tabaquera en Cuba. Esta vez agrandó la apuesta en comparación con sus locales de Belgrano y Recoleta al incorporar tragos de autor y clásicos, cuatro dispensers de vinos y de whiskys -funcionan con una tarjeta especial para servirlos por copa o medida- platos pequeños y contundentes a cargo de la chef Manuela Carbone y chocolates de elaboración propia, todos pensados para “acompañar la fumada”.

El espacio no sólo garantiza la tranquilidad en pleno caos, ya que desde arriba el ruido desaparece para dar lugar a vistas soberbias de Puerto Madero, el Obelisco y hasta Uruguay, sino que además, al tratarse de un club de puros, brinda la posibilidad de fumar habanos adentro, al poseer en su interior un sistema de inyección, extracción y purificación de aire que elimina el humo. Ahora, los que se inclinan por los cigarrillos comerciales sólo pueden consumirlos en su terraza descubierta.

Arquitectónicamente, el club propiedad de Nicolás Weil se destaca por su diseño muy al estilo 1960: en su interior se ven amplios sofás de cuero, lámparas de hierro, una barra Art Nouveau Escocés, un humidero -una suerte de ‘cava’ de tabaco que conserva más de 100.000 habanos de distintas marcas y orígenes a la temperatura indicada-y también 42 lockers en donde el comprador de habanos o accesorios puede guardar sus adquisiciones.

El ambiente se completa con tres terrazas. Una de ellas, la vip, posee un jardín vertical, sillones de cuero y mesas de madera. La segunda, semiabierta, deslumbra con sus grandes ventanales, techos corredizos y barra de 10 metros de longitud revestida con una moderna pared de burbujas. Por último está el espacio al aire libre, con vegetación variada, cómodas sillas de hierro, y, por supuesto, las mejores vistas.

“Sabemos que el cigarro es nuestro negocio fundamental, pero nos dimos cuenta de que el cliente también quería comer y tomar. Si bien en un principio arrancamos con platos chicos que oficiaban de acompañamiento, hicimos un cambio de carta con opciones para compartir”, indicó Francisco Tessey, manager del local de Comega. Y enfatizó en que todos los alimentos y bebidas en carta están pensados “para que combinen bien con el cigarro”.

Funciona desde las 10 a las 2 de la madrugada, por lo que se puede “fumar durante todo el día, mientas se desayuna, se almuerza, se come algo a la tarde y se cena”, indicó Tessey. Para la mañana se puede optar por un yogur de buffala, granola y frutas secas ($185) o bien por tostadas con queso de cabra y mermelada ($225); mientras que para las comidas más fuertes se recomienda el ceviche de salmón con salsa teriyaki y leche de tigre ($390); el magret de pato, kabutia, zanahorias confitadas y puerros ($530) o el ojo de bife con hueso, batatas al horno, verduras de estación y balsámico ($600). Los tragos de autor merecen un capítulo aparte. Entre ellos se destacan el J.A.M Mai Tai, una reversión del Mai Tai recomendable para todos los paladares y el Vuelta Abajo y Scent, que incluye tabaco en su receta.

Pero si se quiere una experiencia completa para aprender a fumar y acompañar con los mejores sabores, se puede adquirir sólo con reserva previa el menú Vuelta Abajo, que consta de ocho pasos, dos puros, cinco bebidas, cafetería y agua. Su precio con maridaje es de $3.600.

“Estamos comunicando que no somos un club exclusivo, que está abierto al público y puede ser disfrutado también por los no fumadores”, destacó Tessey. Por todo el cuidado en la ambientación y la carta, el local no sólo se destaca por lo que se ve desde la ventana sino también por todo lo que pasa adentro.

COCINA ALEMANA PARA EJECUTIVOS Y ENAMORADOS

“Los restoranes de pisos altos son muy útiles para los acuerdos comerciales, porque contemplar el horizonte lejano también te hace tener horizontes más lejanos”, dice Carlos Esnal, un hombre de negocios nato que desde 2013 se encarga de Zirkel, el restaurante y bar del Club Alemán, que de día alberga principalmente a empresarios y durante la cena, a parejas. Es que quienes quieran celebrar su amor y escapar de la rutina no deberían perderse las noches temáticas de Luna Llena, que se aprecia mejor desde el piso 22 del edificio Goethe, considerado además uno de los mejores miradores de la Ciudad.

Esnal, quien tuvo entre sus locales gastronómicos a Katrine, en Puerto Madero, el restorán La Colección del Museo Fortabat y el Chandon Bar, entre otros, fue convocado por el Club Alemán para iniciar una transformación integral del establecimiento, que antes era exclusivamente para socios y funcionaba solo al mediodía. Ahora sus horarios se extendieron, pasó a ser abierto al público y los salones del piso 21 se emplean para eventos, con la misma perspectiva envidiable de un río y dos países.

“Hoy los mediodías funcionan a tope y las noches están a full los jueves, viernes y sábados. Es que además de ofrecer un menú con una muy buena relación precio-calidad, el club tiene cocheras en el subsuelo, sin cargo”, señaló Esnal, quien se puso al hombro la tarea de elevar la cocina alemana “porque la cultura porteña suele menospreciarla al pensar que se limita a ser chucrut, salchichas y guisotes”. Con el chef Pablo Greco al mando, platos muy cuidados se combinan con otras exquisiteces de cocina internacional.

Entre los principales típicos está el goulash con spatzle ($460) o bien el kassler (un corte de cerdo ahumado) con cremoso de papas, cremas y remolacha ($490), pero también se pide mucho pescado, como el salmón con crema de camarones y quinoa ($550). Aunque los “best sellers” son los strudels, tanto el que se sirve como entrada (de queso brie con mermelada de cebolla morada), o el de postre, de masa filo, con puré de manzana y helado de canela.

Esnal comentó que, por su locación privilegiada, Zirkel albergó momentos como un pedido de casamiento filmado con una cámara adentro y con un dron desde afuera. Pero es elegido por todos los que quieran disfrutar de la buena cocina en un ambiente diferente. “Funciona mucho el boca a boca y eso nos convierte en un bicho raro, porque vamos a contramano y crecemos en tiempos difíciles”, señaló. Lo que confirma que una buena experiencia es, sin duda, la mejor inversión.

DOMINAR LOS SENTIDOS

Estar de la vereda de enfrente, pero también en las alturas. Eso es lo que propone Kayla, el restaurante en el piso 31 del Hotel Alvear Icon que, situado sobre la parte más mo derna de Puerto Madero, despliega una vista insuperable de los atardeceres en el centro. Y si bien sólo funciona a la hora de la cena, para apreciar el paisaje en su esplendor se ofrecen brunchs los domingos a un precio de $2.000.

Lo que los comensales deben saber es que desde el primer minuto los sabores querrán opacar a los ventanales en una feroz competencia por dominar nuestros sentidos. Los panes de masa madre realizados en espigas húmedas o con cerveza roja resultan difíciles de olvidar cuando se los unta con una manteca preparada con tomillo, naranja y olivas encurtidas. Pero ese es sólo el comienzo, ya que cada cocinero se convertirá en el embajador de su propio plato y se acercará a la mesa para enumerar los ingredientes y explicar las preparaciones.

Ángel Barrera, gerente de los restaurantes del Alvear Icon, indicó que Kayla buscó el concepto “de cocina de autor, pero pensada para el paladar argentino, al haber entre sus platos ingredientes como mollejas, ojo de bife y bife de chorizo”. Aunque estas carnes no se cocinan a las brasas sino en cuidadas preparaciones a cargo del chef ejecutivo Diego Novo, en menús de dos, tres y cinco pasos. Los primeros, que incluyen una bebida sin alcohol, té o café, se eligen a la carta y sus precios son de $2.300 y $2.750 respectivamente. Pero si se prefiere vivir la experiencia completa se recomienda el menú degustación con maridaje ($3.500), en el que sus cinco pasos son acompañados por distintos vinos de la bodega del mes.

Entre las entradas se puede optar por el fresco pez limón, con sopa fría de melón, ensalada cítrica y plátano, o bien si se prefiere un sabor único en materia de originalidad, por el tomate confit cocido al vacío con crocante de algarroba y queso de cabra. Los principales merecen un capítulo aparte al lograr equilibrio y elegancia con combinaciones impensadas. Un ejemplo es la merluza negra, que viene pincelada con vainilla, pero también con un deshidratado de cantimpalo, hinojo dulce, pomelo y aceituna Kamalata. Otro es el chivito crocante en preparación de 12 horas, con berenjena ahumada, hongos, gremolata y crema de almendras. Y, para terminar con un sabor bien argentino se sugiere el pastel de durazno y mate, con helado de cedrón y pistachios.

Al estar en un hotel cinco estrellas, se podría sospechar que la mayoría del público constaría de sus huéspedes extranjeros. Sin embargo, Barrera señaló que “el 90% de los concurrentes son argentinos de distintas partes de la ciudad de Buenos Aires”, la mayoría recomendados, que buscan encontrarse con “excelencia en menú y servicio y uno de los atardeceres más bellos de Buenos Aires”. Algo que se logró en apenas menos de un año, ya que funciona desde abril de 2018.

Gastronomía: por qué comer en la barra de un bar

Fuente: Noticias ~ Sentarse a un paso del chef está de moda: claves y ventajas de esta tendencia vintage que se impone. Guía de lugares top donde probar la experiencia.

Una de las maravillas de comer en la barra es la velocidad con que se sirve, además de la posibilidad de una charla con el personal. A veces incluso hay propuestas fuera del menú.

Puede convertir la experiencia en algo distinto. Incluso en los restaurantes ya conocidos, sentarse en la barra en lugar de una mesa tradicional le dará otra gracia a la situación. Y es que no es lo mismo estar ahí nomás de la cocina, pudiendo pispear todo aquello que allí se cuece y recibir recomendaciones de primera mano de qué probar y pedir. Ni hablar, claro, de ver la magia del bartender en vivo y poder charlar sobre la vida en general. Por todas estas razones, y tanto para los solitarios como para las parejas o pequeños grupos, la costumbre de comer en la barra está retornando con fuerza y algunas novedades.

Sentirse habitué. Aunque todos los lugares tienen su barra en la que acodarse, su protagonismo ha ido creciendo de forma tal que en el último tiempo incluso han surgido propuestas donde son casi la única ubicación posible. Es el caso de Mito Mercato, que quizás puede explicarse a partir de ser creado por dos bartenders reconocidos, Ani Varela y Maximiliano Salomón. “Sentimos que la costumbre de sentarse en la barra siempre estuvo, el dilema es que hay pocos bares que permitan comer en ella”, apunta Salomón.

Así, en Mito Mercato se pueden beber tragos con talento cuyo mayor énfasis está puesto en aquellos con vermouth rosso (en clara sintonía a otro regreso con gloria, los aperitivos), pero también comer regias picadas, paninis y ensaladas, todo desde una mesada de 12 metros de largo. “Esta disposición te permite interactuar y conocer gente nueva, o que el bartender te sorprenda con alguna mezcla personal”, sintetiza Salomón.

Pero incluso en los lugares con mucho más espacio para sentarse, el sector de la barra oficia de corazón de la casa. En Cincinnati, por ejemplo, tientan los cómodos boxes, pero sin embargo el mejor lugar para ver los hipnóticos procesos de amasado es la barra. “En nuestra amplia barra de mármol se puede disfrutar de una variedad de cocktails y cervezas tiradas en las tardes, pero también se puede almorzar o cenar pizza mirando cómo trabaja el maestro pizzero en nuestro horno traído especialmente de Italia”, narra Pedro Bello, el dueño.

También en Mengano, autoproclamado bodegón, con platos autóctonos bajo un ojo sofisticado, las ganas de ser parte del backstage pueden más, y así la cocina abierta y todos sus procesos son admirados por muchos desde la altura de las banquetas. “Hay un vínculo y una interacción con la cocina y los platos, lo que permite sentir que están cocinando particularmente para el cliente”, apunta Facundo Kemelen, socio y chef.

Algo similar sucede en el nuevo local de Vico Wine Bar en Palermo, un espacio cuyo concepto implica poder probar más de 140 vinos por copa a partir de 18 “wine dispensers”. Aquí sentarse a la barra genera un ámbito más privado y exclusivo, casi una “chef table”. “Es decir, un estilo ‘de la cocina a la mesa’ que permite conocer en profundidad el proceso de los platos, la naturaleza de los productos y algunos tips que el chef siempre regala. Genera un sentido de pertenencia, de habitué del lugar y dueño de casa”, ilustran los socios Gabriela Vinocur y Pablo Colina.

Un espacio ágil. Otro punto que atrapa de la barra es su dinamismo. En su sensación de ser parte del lugar también se aloja un trato ágil y más informal, en el que hasta es posible acceder a opciones económicas fuera del menú. Desde Amalur, el restaurante vasco del centro Laurak Bat, están de acuerdo: “la barra tiene un ritual liviano: da más libertad al comensal, quien está entre sentado y parado, tiene un servicio más rápido y usualmente ofrece propuestas especiales”, describe Lucía Horovitz, parte del management del lugar. Por caso, este sector de Amalur, armado en forma de isla, ofrece pintxos fríos y calientes y una barra de pintxos libres los miércoles.

Las ganas de interiorizarse en el mundo gourmet también influyen en el alza de las barras: aquí es posible tener una mirada personal y cercana a las cocinas y su movimiento, casi como un dueño de casa.
Además, estos sectores en algunos casos también han modificado su estructura original para ofrecer mayor comodidad, dejando en ocasiones de lado los clásicos (pero no tan acogedores) taburetes y banquetas. En El Quinto, una propuesta de sabores asiáticos de carácter vanguardista en platos y puesta en escena, se instaló una barra baja, más agradable y atractiva para comer toda la noche. “Está trazada de pared a pared, cruzando lo ancho del salón con la cocina y el sushiman a la vista. Se pueden ver los fuegos de las brasas, el wok salteando verduras y el arte al momento de preparar las piezas”, cuentan los socios Quique Yafuso y Gonzalo Sacot. Aunque para los más tradicionales, siguen ofreciendo la barra de cócteles, donde es posible comer disfrutando de ver cómo se hacen los tragos.

Asimismo en la línea de comida asiática, Green Bamboo es otro preferido de esta modalidad. “Aquí comer en la barra es un anzuelo para los que disfrutan de la buena coctelería”, describen. Frutas de estación y productos frescos seducen con tragos que maridan a la perfección con la cocina vietnamita del lugar. Y si bien es posible pedirlos en cualquier mesa, beberlos contemplando la acción del servicio y viendo de cerca las más exóticas combinaciones de sabores, sin duda ofrecerá otro encanto.

Efecto inmigración: restós venezolanos ya compiten con peruanos y mexicanos

Fuente: Ambito Financiero ~ En los últimos años se multiplicaron los emprendimientos gastronómicos con comida típica del país caribeño en Buenos Aires. Aseguran que cada vez más argentinos se vuelcan a probar los platos.

Los tacos mexicanos y el ceviche peruano, dos de las estrellas de la gastronomía Latinoamericana, tienen nuevos “contrincantes” en las calles porteñas: las empanadas, las arepas y los pepitos venezolanos. Con la masiva llegada de inmigrantes del país caribeño en los últimos años (se estima que fueron más de 100.000), proliferaron en la Ciudad de Buenos Aires los restaurantes y bares con comidas típicas de esa región. Apuntados inicialmente para sus compatriotas, distintos emprendedores reconocieron que con el correr del tiempo esos platos se volvieron todo un éxito también entre los argentinos.

“Hay un crecimiento de comercios venezolanos, sobre todo en estos últimos años, que es proporcional al crecimiento de la población de compatriotas. Es una cuestión de oferta y demanda”, sostuvieron desde la Unión de Venezolanos en Argentina, una asociación civil que asesora a quienes llegan al país con los trámites migratorios. De esos emprendimientos se hace eco “Cuáles cambures”, un directorio de negocios y productos de ese país en Argentina, que tiene más de 40 mil seguidores en Instagram y en su página web figuran más de 60 locales gastronómicos en Capital Federal. “Por mi propia experiencia noto un aumento de locales. También notamos que hay cada vez más interés del público argentino en nuestra comida. Pero hay mucha gente que no la conoce y por eso estamos organizando ‘La noche de las arepas’, para el 6 de abril, donde todos los restaurantes ofrecerán ese plato al 50%”, señaló Diana, una de las responsables del sitio web.

Típica. Las arepas es el plato típico en todos los restaurantes venezolanos. Hechas con harina de maíz, puede tener distintos rellenos.
La Carbonera, ubicado en Palermo, es un local especializado en empanadas venezolanas. “Empezamos hace cuatro años, como parrilla, pero no funcionaba y nos especializamos en empanadas. Hoy en día el público argentino está más abierto a probar cosas nuevas. Lo que más piden es nuestra empanada típica: la masa es de maíz, frita y muy grande; rellena con carne sazonada a lo venezolano, poroto, queso y plátano maduro frito”, aseguró Ramón García, propietario del restaurante, quien luego de trabajar en distintos locales gastronómicos, pudo abrir su propio negocio. “Influyó mucho en el crecimiento de los locales la cantidad de personas que migraron en los últimos dos años. Al que llega se le hace sencillo emprender con comida, primero de manera más casera y luego pueden progresar”, agregó García.

Palermo parece ser la meca de los locales gastronómicos venezolanos. Aunque estos se extienden también a otros barrios. Uno de ellos, cuyo nombre no pasa desapercibido, queda en pleno centro porteño. “Maduro C… e Tu Madre”, ubicado en Viamonte al 800, abrió hace dos meses y su dueño, Alexander, asegura: “Hasta ahora ha sido muy buena la recepción de nuestra comida. En cuanto al nombre del restaurante, ha tenido bastantes críticas, tanto positivas como negativas. El nombre es una protesta con relación a lo que pasan muchos venezolanos”. Alexander llegó hace cuatro meses al país con la idea de abrir un restaurante. “En Venezuela tengo uno dentro de una reconocida universidad”, señaló, a la vez que detalló: “Al principio los clientes eran 100% venezolanos, pero rápidamente al argentino le gustó la comida. La arepa se vende bastante. Pero más se vende el pepito: un pan, como un sándwich, de 25 centímetros, relleno de pollo, carne y salsas, más papas fritas, que cuesta entre $160 y $250”.

También en el centro, más precisamente dentro de la Galería Jardín, se encuentra Guaica Bar o, como se denomina en su página web, “un oasis en la city”. Allí es posible comer “sopas, platos, arepas, postres y otros bocados alegóricos”, además de tomar “el mejor ron del mundo” o tragos tropicales. “Más allá de la comida, ofrecemos música típica y una ambientación especial. Toda una experiencia. Viene gente a comer al mediodía, que sale de la oficina y pasa un rato distinto”, sostuvo Javier, su dueño, quien contó: “Hace cinco años que tengo el bar. Pero en los últimos dos se notó un aumento en la llegada de venezolanos y mucha gente comienza con sus emprendimientos”.

Hace tres meses, Sabrina y su novio se hicieron cargo de “TuArepa.com”, un comercio que ofrece delivery y cuenta con un pequeño lugar para comer en Recoleta. “Los argentinos compran incluso más que los venezolanos, y lo que más piden son las arepas. Si bien en un principio estaba apuntado sólo a venezolanos, que a los argentinos les guste tanto nos beneficia”, señaló. Daniela, encargada del local Changir en Villa Crespo, explicó por su parte: “A los venezolanos nos gusta trabajar y nos gusta la gastronomía, por eso abren muchos locales de este tipo”.

El caso de negocio de restaurantes que ahorran dinero al reducir el desperdicio de alimentos

Fuente: Comunica RSE ~  Un nuevo estudio de WRAP y WRI presenta un caso empresarial convincente para la acción en la prevención del desperdicio de alimentos en los restaurantes. Los restaurantes ahorraron $us. 7 por cada dólar invertido en la reducción del desperdicio de alimentos en la cocina.

Un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo se desperdicia, con tremendas consecuencias económicas, sociales y ambientales.

En este nuevo informe, escrito en colaboración con WRAP y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), se demuestra que la reducción del desperdicio de alimentos en los restaurantes puede ser una gran oportunidad financiera para reducir costos, aumentar los ingresos y comprometer al personal y los clientes.

El informe es el tercero en su tipo que analiza diversos sectores de la industria de alimentos y bebidas. Todos muestran ahorros impresionantes de una inversión mínima en acciones contra el desperdicio de alimentos.

Además demuestra cómo reducir el desperdicio de alimentos en los restaurantes no tiene que ser complicado, y destaca cinco tipos de acción para lograr programas de reducción exitosos.

  1. Medir la cantidad de comida que se desperdicia para saber dónde priorizar los esfuerzos.
  2. Involucrar al personal en acciones contra el desperdicio.
  3. Repensar el inventario y las prácticas de compra.
  4. Reducir la sobreproducción.
  5. Reutilizar el exceso de comida.

«Hemos demostrado cómo las empresas grandes y pequeñas pueden ahorrar dinero, motivar al personal e impresionar a sus clientes mediante la reducción del desperdicio de alimentos. Es un ganar-ganar para la economía y el medio ambiente», acentuó el Dr. Marcus Gover, CEO de WRAP.

Escrito en nombre de la red Champions 12.3, la coalición de cerca de 40 líderes del gobierno, empresas y sociedad civil, llama a los propietarios de restaurantes a «apuntar, medir y actuar». Incluye la historia de éxito de IKEA que, a través de su iniciativa «Food is Precious» (La comida es preciada), desde 2016, ha evitado que se desperdicien más de 1.4 millones de kilos de alimentos, el equivalente a más de 3 millones de comidas. Al seguir el enfoque simple y de baja inversión que propone el informe, los restaurantes pueden comprobar el caso de negocio por sí mismos.

Se analizaron datos de residuos de alimentos de 114 sitios de restaurantes, ubicados en 12 países, y se calculó los siguientes resultados:

  • La relación costo-beneficio promedio para la reducción del desperdicio de alimentos fue de 7: 1 en un marco de tiempo de tres años.
  • Dentro del primer año de implementación de un programa de reducción de desperdicio de alimentos, el 76 por ciento de los sitios había recuperado su inversión. Dentro de dos años de implementar un programa, el 89 por ciento de los sitios había recuperado su inversión.
  • Al reducir el desperdicio de alimentos, el sitio promedio ahorró más de dos centavos en cada dólar de costo de bienes vendidos (COGS).
  • No parece haber una correlación clara entre las relaciones beneficio-costo y una segmento de mercado o geografía del sitio.

Ingresar al estudio en este link.

Lomo lomo estrenó su primera franquicia

Fuente: Info Negocios ~ Con 20 años en Córdoba, Lomo lomo abrió la primera franquicia en pleno Barrio General Paz (esquina 24 de septiembre y Ovidio Lagos). Detalles, en palabras de franquiciante y franquiciado.

Hace 20 años que Lomo lomo cocina para sus clientes en su local (para 300 cubiertos) de Barrio Alta Córdoba (Mariano Fragueiro 2054).

Recientemente, Tomás Alberiano, al frente de la marca, decidió que era el momento de lanzar la franquicia. Diego Biani, además de su amigo, es su primer franquiciado.

El nuevo local de Lomo Lomo se encuentra en  la esquina de 24 de septiembre y Ovidio Lagos, en Barrio General Paz.

Aunque su nombre hace alusión al plato en particular, su carta es muy variada: pizzas, milanesas, hamburguesas, tablas de fiambres, pescados, entre otras opciones. En cuanto a la bebida, ofrece cerveza tirada y tragos. El lomo ronda los $ 270.

Ambos locales abren todos los días a partir de las 18:30 horas y cuentan con delivery propio o a través de Rappi, Glovo y PedidosYa.

¿Por qué General Paz? Preguntamos.

“Porque es un punto que nos interesaba, está creciendo mucho el polo gastronómico en esta zona, y vimos que no había un local, a nuestro entender, y con buena calidad de lomos”, explica Biani.