Mercado mayorista autogestionado

Fuente: Página 12 ~ El nuevo mercado, ubicado en Lanús, busca incrementar el volumen de ventas mayorista y minorista para evitar los intermediarios.

Después de la experiencia de los verdurazos, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) se prepara para abrir el primer mercado mayorista de hortalizas y frutas agroecológicas. Va funcionar, desde este sábado, en Lanús, para ofrecer sus productos a restaurantes y verdulerías. El paso es una apuesta a ampliar el acceso a los alimentos agroecológicos, pero también una necesidad propia para su desarrollo: “Si no aumentamos el volumen de venta, no podemos seguir creciendo en la escala productiva”, indican en la organización.

El mercado de abasto va a abrir lunes, miércoles y viernes para la venta al por mayor y los sábados también para el consumo familiar. La inauguración está anunciada para este sábado, a las 11 horas, con un acto y una feria minorista abierta a los vecinos y vecinas del barrio. La dirección es Patxot 945, de Valentín Alsina, Lanús.

“Desde hace más de 4 años venimos pensando alternativas  de comercialización”, cuenta sobre la apertura Juan Pablo Della Villa, secretario de comercialización de la UTT. “Fuimos sumando posibilidades: bolsones a domicilio, venta en los espacios públicos, almacenes propios, nodos en la capital y el conurbano, la campaña de los feriazos. Al por mayor tenemos ya estábamos trabajando, tenemos unos 70 clientes entre verdulerías y restaurantes. Lo de ahora es cantar truco y es que en la Argentina, no podemos pensar en dar vuelta el sistema productivo si no construimos a escala. Necesitamos una escala que deje de especular con los alimentos como si fueran commodities”.

Conocida por sus feriazos, la Unión de Trabajadores de la Tierra reúne a unas 16 mil familias de quinteros distribuidas en 15 provincias. No toda su producción es agroecológica, pero vienen dándole un impulso fuerte a la siembra sin químicos.

“A lo largo de nuestros diez años de construcción fuimos creciendo y teniendo muchas victorias y muchas luchas, pero la agroecología y la profundización de un modelo de producción sano, saludable sustentable, es una de las victorias mayores”, dice Nahuel Levaggi, coordinador de la UTT. “Para nosotros es la oportunidad de unir la producción libre de químicos como propuesta política, a un modo de trabajo digno, libre y cooperativo”.

Con la agroecología adoptaron un método de capacitación de quintero a quintero, que tiene el asesoramiento de ingenieros agrónomos pero está centrado en la cercanía que tienen las familias de quinteros entre sí. De esta manera pasaron de unas pocas hectáreas a más de 200 sembradas sin agrotóxicos.

“Logramos producir y cosechar, pero sin embargo, en la distribución nos topamos con un cuello de botellas. Sin bocas de expendio todo termina en que cobramos 2 pesos la acelga”, señala Della Villa.

El trabajo autogestivo lleva mucho esfuerzo. Salvo dos colonias en tierras a las accedieron en comodato durante el gobierno anterior, la mayor parte de la tierra es alquilada por los quinteros. La UTT paga los fletes para llevar la verdura a los feriazos porque no tiene logística propia. Hace los repartos con camionetas privadas y sus almacenes funcionan en locales también alquilados. “En esta situación, mientras en el mercado convencional el 30 por ciento del precio se lo queda el pequeño productor y el 70 por ciento los intermediarios, en el mejor de los casos, en los Almacenes de Ramos Generales de la UTT garantizamos la relación es la inversa: el 70 por ciento lo gana el productor y el 30 por ciento a la logística y comercialización”, asegura Della Villa.

Con el galpón para la venta mayorista tienen el objetivo de abastecer al polo gastronómico que va de Las Lomitas a Lanús, y llegar con menos esfuerzo a la Capital Federal, hasta donde hay 15 minutos de viaje. La meta es mover por semana 60 mil kilos de verduras fresca, 24 mil de papa, zanahoria y cebollas y 84 mil kilos de frutas.

En coordinación con otras cooperativas de trabajo también van a ofrecer otros productos, como quesos de cabra del norte, dulces de Santiago del Estero,  mandioca y yerba de Misiones y vinos de Mendoza. En la UTT aseguran que se puede crear y sostener un sistema de comercialización justo, controlado por los quinteros. “La escala y la rentabilidad no son exclusivas de la Sociedad Rural ni de los grandes pooles de siembra”.

¿Por qué un bife de chorizo no baja de $ 400 en una parrilla porteña?

Fuente: Clarín ~ Todos los costos, desde que la carne llega envasada del frigorífico hasta la mesa del restaurante.

Uno de los platos emblemáticos de la parrilla porteña está cada vez más salado, pero no por error del cocinero sino por los altos costos involucrados en su preparación. Así, un bife de chorizo de aproximadamente medio kilo arranca en $ 400 en un bodegón, precio mínimo que pudo registrar Clarín en un parrilla al paso, con mesas sin mantel.

En el otro extremo, por ejemplo en Puerto Madero, o en algunas parrillas de Palermo o San Telmo, el precio es mucho mayor y hay razones para ello: pagan más por la carne (promedio $ 380), tienen mucho personal y toda la cadena de costos es exorbitante: el alquiler de un restaurante en Puerto Madero oscila el millón de pesos al mes.

A pedido de Clarín, empresarios de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) describen toda la cadena de precios, desde que la carne que llega del frigorífico pasando por el mozo, el carbón y el lavado de las servilletas, para explicar el precio final más económico del bife de chorizo.

La materia prima. El bife de chorizo envasado al vacío, ya se está pagando arriba de los $ 300 por kilo. Un bife de 500 gramos tiene entonces, crudo y bajado del camión, un valor mínimo de $ 150.

La conservación. La carne es recibida y almacenada en cámara por dos personas. El costo mensual de la cámara frigorífica y del salario de los responsables de su manipulación es, por cada kilogramo de carne, de $ 40, por lo que un bife demandaría $ 20.

La cocción. La realiza una persona en la parrilla, sólo con sal y carbón (por estos insumos, $ 10 pesos por bife), y es despachado por otra persona en la cabecera. De salarios, $ 15.

El servicio. Acá interviene el mozo que lleva el bife a la mesa, previamente «vestida» con mantel, platos, cubiertos, vasos y copas. Se calcula por mesa un costo de $ 10 de lavandería, $ 10 de pan y $ 20 de salario.

Los otros actores. También están en juego los comises que son los que asean y rearman el servicio, un cajero, un encargado, y un lavaplatos. Todos estos son los intérpretes que actúan desde la apertura al cierre de la mesa: un bife pasa por todas estas manos. La mano de obra desagregada se calcula en $ 40 para cada plato.

Gastos adicionales: El resto de los gastos totales (electricidad, agua, impositivos, alquiler del local, comisión de tarjetas de crédito, productos de limpieza, etc.) distribuido por cada bife que se sirve suma aproximadamente $50.

Las viandas, una opción de los restó para sobrevivir

Fuente: LMCipoletti ~  En algunos casos, el servicio representa el 50% de las ventas.

Con creatividad y dinamismo, los comerciantes que tientan el paladar de los cipoleños con un menú a la carta o una vianda de comida no bajan la persiana. Se reinventan todos los días y ofrecen promociones y descuentos para mejorar el volumen de ventas.

El servicio de viandas que ofrecen algunos restaurantes ayuda y mucho y tiene una salida cada vez más fuerte. Si bien no salva las ventas, porque el margen de ganancia es menor al plato de comida que pueden ofrecer en sus salones, es un complemento que da resultados al cierre de cada mes y los mantiene en movimiento.

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“Hoy estamos a los volantazos en la ruta, utilizando la creatividad para no caer, con promociones y descuentos varios, todos los días, buscando siempre mejores precios. A veces nos sale bien, otras veces nos sale mal”, expresó Javier Alcaino, de la parrilla El Nuevo Fogón.

El servicio de vianda los acompaña desde un comienzo, pero ha sido un adicional en franco crecimiento, a tal punto que hoy representa el 50% de sus ventas.

Observó que los cipoleños van y vuelven de sus casas para comer, sobre todo al mediodía. De modo que ofrecer menús económicos, ricos y abundantes fue una opción más que tentadora.

“Tenemos hasta 15 menús para llevar por día, y por la crisis, abarcamos todas las ramas de la gastronomía. De restaurante, pasamos también a ser rotisería e, incluso, ofrecemos café por las mañana. Hay que ser dinámicos y ofrecer descuentos y promociones”, comentó.

Puntualmente, dijo que el servicio de viandas anda muy bien, ya que por poco dinero, el cliente puede llevarse un menú rico y abundante sin tener que cocinar. “En los últimos dos años, la cantidad de viandas que hacemos se triplicó. Incluso lo asimilaron familias enteras que vienen y piden para cuatro”, advirtió el referente de El Nuevo Fogón.

Los descuentos de hasta el 30% en los salones es otra de las formas con las que buscan paliar la crisis.

Desde las 11 hasta las 15:30 ofrecen viandas por 130 pesos la porción. Claro que en otros comercios pueden salir un poco más, a razón de 250 pesos. Pero si el cliente busca precio, en Cipolletti puede encontrar. Además de promociones y descuentos de hasta el 30 por ciento para comer en el salón, la otra forma de sostener abierta la puerta. Sin embargo, es una realidad del rubro que los márgenes de ganancias no son reales, porque el dinero no rinde, y están buscando todo el tiempo mejores precios y ofertas.

Por eso, desde hace algunas semanas que los referentes de la gastronomía cipoleña se vienen juntando para pulir una idea que está muy buena y puede darles un poco de alivio (ver recuadro).

“Hoy el objetivo es vender”, concluyó Javier, mientras que el dueño de La Cocina de Rolo, Ricardo Spatula, apuntó: “Este veranito nos está ayudando, ahora viene la época más dura. Todos estamos con problemas, pero en el rubro nadie cerró la persiana o cambió de negocio. Vamos a ver qué pasa”.

Compras mayoristas para conseguir mejores precios

Ricardo Spatula, de La Cocina del Rolo, comentó que comenzaron a juntarse con otros gastronómicos con la idea de hacer compras mayoristas en todo lo que se consume en los restaurantes. “La situación está complicada, pero si encontramos mejores precios, hacemos compras más eficientes, nos beneficiamos todos. La idea es colaborar entre todos y está bueno porque aparecen oportunidades y nos conviene”, reflexionó.

Según explicó Javier Alcaino, de El Nuevo Fogón: “La idea es unificar proveedores y llevarlos a concurso para que podamos abaratar costos. Hay mucha diferencia de precio entre uno y otro, y tal vez la calidad es la misma”. También se baraja la posibilidad de unir a los restós para ofrecer descuentos de entre el 20 y el 35 por ciento uno o dos días a la semana.

La gastronomía cordobesa vuelve al 30% de descuento los miércoles

Fuente: El Diario de Carlos Paz ~ Córdoba.- Llega la primera “Noche de Miércoles” del año con un 30% de descuento en bares y restaurantes, y viene con novedades: la promoción estará vigente todos los miércoles del año en toda la ciudad de Córdoba -Centro, Zona Sur, Alta Córdoba, General Paz, Güemes, Nueva Córdoba, Zona Noroeste- y en resto bares del interior.

Impulsado por la Municipalidad de Córdoba y la aplicación Appetizer, bares y restaurantes adheridos ofrecerán durante todos los miércoles del 2019 un importante descuento para promover un día de bajo consumo, ¡comenzando este miércoles 10 de abril!

Cómo es la noche de Miércoles

Bares y restaurantes de todos los polos gastronómicos de la ciudad y alrededores ofrecerán 30 % de descuento los días miércoles. El beneficio será para aquellos clientes que paguen en efectivo y presenten la aplicación Appetizer en sus teléfonos celulares (disponible para Android).

El beneficio no es acumulable con otras promociones o combos vigentes en los establecimientos (se puede chequear el alcance de la promo en “Términos y Condiciones” de Appetizer).

Una propuesta que prendió

En 2018, la “Noche De Miércoles” generó un movimiento de alto impacto: logró un incremento promedio del 20 por ciento de la actividad durante un día de bajo consumo.

Este es el listado de los resto bares participantes. Hoy tenemos más de 40 especialistas en hamburguesas, pizzas, pescados, mariscos, parrilla, sándwiches gourmet, helados, cervezas artesanales, bodegones, comida árabe, mexicana, brasilera y española. ¡Para todos los gustos! Si hacés clic en el nombre vas a ver su perfil más completo:

General Paz y Alta Córdoba

Emir Restaurant (Fragueiro 1302)
La Cava (24 de Septiembre 1131)
Bocados (25 de mayo 1013)
La Kermés (25 de Mayo 1045)
Moll American Food (25 de mayo 1035)
El Patio de los Naranjos (Pringles 76)
Ouro Preto (Domingo Faustino Sarmiento 1135)
Café de la Plaza (Fragueiro 1989)
Fortunato (Antonio del Viso 11)
El Celta (Jerónimo Luis de Cabrera 269)
Valdés Marisquería y Restó (Gral. Justo José de Urquiza 1894)
Fernet Club (Jacinto Ríos 126)
Primo Restaurante (Gral. Justo José de Urquiza 1971)
Zona Noroeste

Panicafé Helados (Rafael Núñez 4385)
Renato Pizza y Calzoni (Colón 5681)
Sale 1729  (Tejeda 4444 , esquina Martel de los Ríos)
Espacio San Miguel (Colón 5300)
Fenix Parrilla y Restó (Gigena 1977, casi Tejeda)
Los Cabritos (Raymundo Montenegro 2764)
Patio Burgués (Tejeda 4500, Cerro de las Rosas)
San Picoteo (terraza del Córdoba Shopping)
Pepecito (Gauss 5500)
Pan Plano Urca  (Lamarca 4135)
7 Onzas (Mariano Larra 3540)
Black Pan Gavier (Gregorio Gavier 2056, Cerro de las Rosas)
Albufera (Rafael Núñez 3912)
El Chiringuito (Recta Martinoli 8074, Villa Belgrano)
Mex Resto Bar (Recta Martinoli 8794, Argüello)
Crepas (Luis de Tejeda 4354)
La Comanda (Recta Martinolli 8866)

Centro, Güemes, Nueva Córdoba y Zona Sur

Caelia Factoría (Laprida 255)
Glotón (Laprida 273)
La Perla (Avenida General O Higgins 3571)
Le Marine Marisquería & Restó (Elías Yofre 917)
Pan Plano barrio Jardín (Ricchieri 3283)
Pan Plano Güemes (Belgrano 647)
Pan Plano Nueva Córdoba (Crisol 240)
Tea Shop (Galería Convento. Belgrano 649, local 6)
Interior

Raíz – Mendiolaza (Av. José de Calasanz 1240)
La Cocinita Barro y Fuego – Mendiolaza (San José de Calazanz 1070) – LOS JUEVES
Bodegón 7 Onzas – Mendiolaza (Ruta Intermunicipal Km.16)
La Atalaya – Mendiolaza (Av. Martín Tissera 50)
Chance – Carlos Paz (Liniers esq Av. Uruguay)
Punto G – Mina Clavero (Olmos y Colón )

Cómo ser parte

Los establecimientos gastronómicos interesados en participar, pueden hacerlo inscribiéndose en este link: http://bit.ly/InscripciónNochedeMiercoles.

Alimentos congelados, una tendencia en alza

Fuente: Diario C ~Un ejemplo en este sentido es el de la empresa nacional Tomasso, que está trabajando con el INTI para ampliar la exportación de empanadas y pre-pizzas a España, Italia y Estados Unidos. La asistencia del Instituto le permitió triplicar la producción, estandarizar procesos e implementar Buenas Prácticas de Manufacturas.

La presencia de alimentos congelados en los hogares es una tendencia que crece día a día, especialmente en países como Estados Unidos donde su consumo per cápita supera los 20 kilogramos anuales. En Argentina, una de las empresas que está transitando este camino es Tomasso, dedicada a la fabricación de empanadas y pre-pizzas.

Tomasso nació hace más de diez años como una pizzería convencional de barrio con venta al público y delivery, luego fue mutando la parte societaria y a principio de 2017 ya contaba con profesionales, tres niveles gerenciales y 38 empleados. Este crecimiento exponencial llevó a la empresa a profesionalizarse, para lo cual fue importante la participación del INTI en el sistema productivo. Como resultado, pasaron de producir 9 mil empanadas por día a más de 30 mil.

La firma se acercó al INTI para solucionar un defecto en la elaboración final de las tapas de empanadas, ya que la masa se cuarteaba en la etapa de cocción. Para resolver el problema, especialistas del Instituto diseñaron una nueva formulación. La asistencia se amplió, por pedido de la empresa en la implementación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), el rediseño de nueva planta (LayOut), la consultoría en inversiones necesarias para avanzar en el mejoramiento y la estandarización de la producción a fin de poder realizar la documentación requerida para exportar pre-pizzas a Estados Unidos, Italia y España.

“Frente al crecimiento de la producción, la firma nos solicitó un trabajo de mayor alcance orientado a estandarizar la elaboración de las tapas, los rellenos, el armado de la empanada, su refrigeración y traslado. Trabajamos en cada uno de esos procesos indicando cuáles eran los parámetros críticos, tipos de controles que realizar y encontrar desvíos que podían inferir en la calidad final del producto. Así se logró estandarizar y documentar cada uno de sus procesos disminuyendo la posibilidad de tener defectos”, detalla Mariana Sánchez del INTI.

En esta línea, el objetivo de máxima era llevarle al mundo empanadas y pizzas argentinas de calidad y para lograrlo el INTI llevó adelante un proyecto de desarrollo integral con Tomasso el cual incluyó incorporar la reformulación de las masas de tapas de empanadas, el diseño de la nueva plata de elaboración y la documentación de los procesos.

Hoy el INTI continúa trabajando junto a la empresa en generar la documentación de cada uno de los procesos de elaboración, para poder cumplir con los requisitos de exportación en los países de destino. Para ello la compañía está siendo auditada todas las semanas, se está capacitando al personal en cómo hacer los cambios en cuanto a las BPM, redacción de especificaciones técnicas de las materias primas y selección de proveedores entre otras tecnologías blandas.

“Tenemos un proyecto de expansión tanto nacional como internacional. Ambos desafíos los estamos trabajando con el INTI”, anticipa Diego Giavarini, dueño y gerente general de Tomasso. Y cada vez que la firma tiene un problema o una duda, asiste al Instituto en búsqueda de soluciones.

“Estamos evaluando tener alguna certificación que nos permita ingresar al mercado europeo. Por eso estamos obligados a formalizar lo que estamos haciendo. Vamos en el camino de certificar ISO y alguna norma internacional; la idea es colocar alguno de nuestros productos como orgánico en Estado Unidos”, suma Giavarini.

Se consolida en Rosario el fenómeno de los restó a puertas cerradas

Fuente: La Capital ~ Desembarcaron hace algunos años con una propuesta personalizada, relajada y gourmet, y cautivaron a clientes que buscan otras experiencias.

En una ciudad atiborrada de opciones gastronómicas, los restaurantes a puertas cerradas se consolidan como una propuesta alternativa. La original modalidad desembarcó hace algunos años en Buenos Aires, exportada desde el extranjero, y eventualmente llegó también a Rosario, donde en los últimos dos años siguieron apareciendo nuevos proyectos del rubro. Cuadra Bistró (Córdoba 3980), Budapez (Cochabamba 1155), Fuegos Alma Argentina (Génova 8750), Il Giardino (Italia 1352) y El Fresno y El Tren (Dellarole 7815) son algunos de los exponentes. Es una combinación de la calidad culinaria y la atención de un restaurante tradicional y la calidez y personalización de comer en una casa.

Se trata de lugares que no suelen poseer ningún cartel que los identifique hacia la calle, y su forma de difusión es el boca a boca de los clientes, las redes sociales y las plataformas gastronómicas de reseña participativa que ya llevan su tiempo en internet. Cada vez que abren, llenan el cupo rápidamente. Algunos trabajan de forma similar a un restaurante a la calle, pero otros son más informales y se parecen más a comer en la casa de un amigo: no abren habitualmente, quien atiende no tiene uniforme, las mesas, sillas, manteles y vajilla son distintos entre sí y, a veces, incluso es un hogar donde viven los propios dueños.

Citas, fechas especiales como aniversarios, o acontecimientos como casamientos con un grupo reducido de invitados son los motivos que llevan a los clientes a elegir estos espacios, aunque también se nutren de aficionados a la gastronomía con ganas de probar nuevos sabores y vivir otro tipo de experiencia. La atmósfera tiene una búsqueda agradable y relajada, sin ruidos ni música estridente, que invita sobre todo a concurrir en pareja o con amigos.

En un restaurante a puertas cerradas los cubiertos son pocos y el ambiente es íntimo. Las mesas están más separadas que en otro tipo de locales del rubro para permitir privacidad sin aislamiento.Trabajan sólo con reserva, sin recambio y sin apuros por los tiempos, y abren sólo algunos días. El menú suele ser fijo y se va modificando periódicamente, con precio conocido de antemano, y consta de tres o cuatro pasos. Es importante quién cocina, e inclusive se puede hablar con el chef. Los precios suelen ser algo más altos que en restaurantes tradicionales.

Cuadra

Cuadra Bistró es el emprendimiento que comenzó a gestar hace 10 años Martín Orell (38), dueño y encargado de la cocina. Ubicado al final de un pasillo en pleno Echesortu, es un espacio rústico, montado sobre el lugar donde se amasaba y cocinaba en una vieja panadería que pertenecía a su familia. El chef trabaja a la vista, detrás de una barra, y él mismo pasa por las mesas luego de la cena dialogando sobre los platos con los comensales, que pueden ser hasta 32.

Orell lo empezó como un hobby mientras trabajaba como responsable comercial del Alto Rosario shopping, y hace cinco años se dedicó de lleno. El restó abre de jueves a sábados, y los días restantes hay clases de cocina. «Hoy me quiero salir del rótulo restaurante a puertas cerradas. Tengo habilitación, empleados en blanco, cumplo con todas las normas, pago impuestos y acepto tarjetas. Hoy me profesionalicé y uso tecnología de punta para cocinar. Sigo trabajando sólo con reserva, porque así se hace en todo el mundo. Y la particularidad es que está algo escondido, pero no es un lugar informal como los otros», dice el cocinero.

El boca en boca y una buena presencia en redes son las cartas fuertes para que el lugar se llene cada fin de semana. «El cliente medio de Rosario que me encontraba por Facebook dejó de venir por la crisis económica, y lo reemplazó otro más joven que me busca por Instagram y gasta un poco menos», analiza. Una cena de tres pasos para una pareja con vino promedia los dos mil pesos: 520 la botella y 695 en efectivo por persona (con tarjeta sale 100 pesos más).

«Es un restaurant tradicional con platos principales de bodegón llevados a una alta gastronomía. Las entradas son vanguardistas, ahora estoy haciendo un pulpo confitado con salsa de zapallo. Uso buenos ingredientes, si hago un puré le pongo una buena manteca, un montón de crema. Eso tiene su precio», afirma. La carta cambia todos los meses, y consta de entrada, principal y postre con dos opciones en cada uno. El agua, la soda y un aperitivo de bienvenida están incluidos.

El titular de Cuadra asegura que lo que diferencia su propuesta de la de un restaurante a la calle es «el ambiente». «Acá venís a pasarla bien, charlar y relajarte. Me gusta que mis clientes se conecten. Nadie te apura, no entra y sale gente todo el tiempo, no hay gente esperando. La comida fluye, tengo 120 etiquetas de vino de gama media-alta. No venís a comer por comer, sino a disfrutar un buen momento», describe.

El Fresno y el tren. Mariano Drovetta (38) empezó en 2014 a cocinar en el patio de su casa para sus amigos. El caserón de 1910 emplazado en Fisherton, frente a la vía, tiene un patio enorme en el que hay un fresno centenario, y ahí fue donde Drovetta, que trabajó durante 14 años en gastronomía, empezó a idear El Fresno y El Tren, un restaurante a puertas cerradas, pero al aire libre, donde cocina cada fin de semana (el día va cambiando) para unas 30 personas que llegan por recomendación de un amigo o familiar.

El menú consta de 6 o 7 pasos, armado con lo que el cocinero consiguió fresco en el día, y siempre cambia. «Es un viaje de sabores», define. Lo particular es que siempre es sorpresa: los comensales no saben con qué se van a encontrar hasta que llegan, previa charla a modo de filtro para detectar vegetarianos, hipertensos, celíacos u otra condición que requiera adaptar algún plato. Otro elemento novedoso es que en el lugar no se venden bebidas, por lo que cada uno debe llevar su propia botella de vino. Mariano prepara todo en vivo, con la cocina armada entre las mesas del patio, mientras charla con los clientes. Hay mucho verde y hasta un fogón bajo las estrellas. El precio es de 600 pesos por persona.

«Me gusta que la gente se sorprenda. La idea no es que venga a comer, sino que viva una experiencia. Si buscás una buena tira de asado hay mil lugares mejores. Yo ofrezco vivir un momento distinto. Y siempre se llena, así que a la gente le debe gustar», dice el emprendedor, quien aclara que utiliza «productos locales y cuidados». «Trabajo con huerteros agroecológicos, orgánicos, pequeños productores de lácteos o de carne. Yo voy al mercado, veo qué hay que esté lindo y cocino con eso. El menú lo defino sobre la marcha y no trabajo con recetas», comenta.

Drovetta dice que su emprendimiento «no es en realidad un restaurante, yo tuve uno y esto es otra cosa». Por eso, no considera que sea competencia para los negocios más tradicionales: «El cliente viene a buscar algo distinto. En un restó la gente vuelve a comer el plato que le gusta. Yo acá jamás repito uno», aclara.

Los restaurantes clásicos, jaqueados por la crisis

Fuente: La Voz ~ El cierre de Bettini y Pirola no hizo más que reejar la crisis del sector. Los números en el rubro gastronómico no son para nada alentadores, aunque muchos dan pelea con ingenio y esperanza.

En las últimas semanas, cerraron Bettini y Pirola, dos clásicos de la gastronomía de Córdoba. El primero abrió sus puertas en 1943 y el segundo, en 1930. Toda una vida al servicio de los cordobeses, haciendo feliz a su público con pastas y minutas a la cabeza.

Lo cierto es que la falta de rentabilidad en este y otros rubros es una realidad que golpea duro a los trabajadores del país, pero seguramente hay
otros factores a analizar.

¿Qué les pasó? ¿Hay una sobre oferta en Córdoba? ¿Hay una industria del juicio laboral que la pone en jaque a la gastronomía? ¿Acaso los clásicos también deben reinventarse y tener presencia activa en las redes?

Seguramente mucho tienen que ver los aumentos desmesurados de impuestos, servicios y materias primas. Y la presión impositiva, que se endureció mucho en el
último tiempo, también está dejando en la lona a bares y restaurantes que ya no saben cómo frenar esta estampida.

Fernando Faraco es gerente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Córdoba, y dice a modo de resumen que el 40 por ciento de los ingresos que hoy tiene un establecimiento gastronómico se va en impuestos. “Eso sin contar los salarios ni cargas sociales de los empleados, ni otros impuestos
como Sadaic”.

“Además, –aporta Faraco– pagar la luz de Epec ya es el doble más caro que un alquiler, y ni hablar lo que aumentó el gas. Estos números, poco alentadores, hacen que la rentabilidad sea mínima. Mantenerse en el rubro es complicadísimo y a algunos les gana el cansancio porque es prácticamente inviable”,
agrega el funcionario.

¿Deben reinventarse?

Pablo Dellatorre, diseñador de exitosos bares y restaurantes de Córdoba, opina que Pirola cumplió su ciclo, que fue muy exitoso. “El cierre no se debe a una falta de actualización, estos establecimientos pueden estar desactualizados pero los productos y servicios seguían siendo buenos. Lo que pasa es que no cierran los números, son problemas de gastos fijos, alquileres, sueldos, y no pueden trasladar la inación a los platos. Fueron muchos años de agotamiento”.

“Además, –sigue el diseñador–, hay un exceso de oferta. Antes en la calle Tejeda había dos o tres y ahora son 30. La torta se divide entre muchos y no todos son buenos. Las redes, la ambientación, tienen llegada rápida, son aspectos importantes a tener en cuenta, pero si el lugar no tiene una raíz fuerte en producto y servicio, no quiere decir que vaya a trascender y mantenerse en el tiempo”.

Agustín Gil, chef de Novecento (que este año cumple 20 años en el rubro), cree también que lo primero es lo económico. “Están cerrando locales por todos lados. Un Bettini o un Pirola no tienen que reinventarse, son clásicos. No era cliente asiduo pero se comía bien siempre, y la verdad es que me parece muy raro todo esto. Va de la mano con el contexto del país y de un desgaste con los empleados. Hay una industria del juicio laboral que te agota”, agrega.

“Y coincido también con el tema de la sobre oferta. Yo recorro mucho para ver cómo están los colegas y en todos los bares hay cinco mesas ocupadas. Si hubiera menos bares, en vez de cinco habría 10 mesas llenas por cada bar o restaurante, cualquier día de la semana, y la rentabilidad sería otra. Hay que regular ese tema, por el bien de los inversores”.

La situación desde adentro

Osvaldo Vázquez es el propietario de Cava de Volonté (Lavalleja y General Bustos), un restaurante gourmet que llevó tres años de obra en una casona de barrio Coco. Abrió hace dos años con mucha expectativa y hoy Osvaldo está desencantado con el rubro.

“La situación económica del país no da para más. El rubro gastronómico está en alerta, en 2017 no pudimos trasladar la inación, que fue del 63 por ciento y, con suerte, se pudo trasladar solo el 25 por ciento a los platos, para no perder al cliente”.

Según Osvaldo, se puede decir que hoy se trabaja para “tratar de subsistir, esperando que la situación cambie”. “El tema es que llevamos mucho tiempo esperando eso y nos vamos cansando. Como dice el dicho, ‘no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista’, por eso creo que muchos restaurantes tradicionales de la ciudad tuvieron que cerrar sus puertas”.

Para nalizar, Vázquez graca la situación actual en su restó: “La modalidad de las salidas han cambiado: antes se salía a comer y ahora se sale a pasar un momento, a distraerme un poco de todos los problemas, entonces se comparte un plato. La tratan de pasar bien y gastar lo menos posible, sin importar mucho lo que coman. Seguramente no es lo que la gente desea pero es para lo que le alcanza”.

Crisis en la gastronomía: la opinión de dos consultores

La estética sí importa Mariano Vascheti es el joven propietario del delivery Pizza R desde 2006. Durante un tiempo (de 2014 a 2018) abrió junto a su socio Lucas Martínez La Tertulia, un restó en calle Tejeda. “Cerramos porque los costos se fueron por las nubes. La estructura quedó obsoleta para la facturación que tenía. Había mucho riesgo y poca ganancia”

Sobre el cierre de los clásicos, dice: “Los gastronómicos estamos vendiendo menos que nunca y además la rentabilidad es bajísima, lo cual es una combinación letal. Con el gobierno anterior siempre subían los costos pero también aumentaban las ventas, entonces zafábamos”. Sobre la actualización de estéticas, menúes y comunicación, opina que son aspectos fundamentales. “La estética del local es muy importante, renovarse suma mucho. Nosotros estamos con una reconversión en los locales de Pizza R y en los tipos de fotos que publicamos en sus redes”, expone.

Además, consigna que el estilo del negocio también puede haber un problema. “Generalmente los restaurantes clásicos tienen un formato que hoy en la ciudad, con los impuestos que hay, no se puede sostener más. Una carta amplia con carnes, pastas, minutas, entradas y postres, signica mucho personal, mucha plata parada (un bife cuesta 100 pesos) y muchas heladeras prendidas que, con el precio de la luz, te mata”.

Dos casos: entre la renovación y el aguante

Leo Mauleón es asesor integral en visual merchandising y en gastronomía. Fue el elegido por el tradicional Café de la Plaza (Fragueiro y Baigorrí), de casi 100 años, para su restyling. Los nuevos propietarios entendieron que era hora de darle una lavada de cara.

“El año pasado largamos la obra. La idea fue aggionarlo al tiempo que corre. No había esta situación económica de hoy y pudimos avanzar menos de lo previsto”, cuenta Mauleón. “Largamos por afuera pero la idea es seguir por adentro. La idea es cambiarle la imagen, modernizarlo, llevarlo a un bar de hoy pero sabiendo que es un clásico. Hay que hacerle el restyling cuidando su esencia y su concepto: es un hermoso bar de barrio”.

Rancho Grande
Adriana Gómez es la titular de Rancho Grande (Rafael Núñez 4142), abierto desde 1960. “Es un momento tristísimo para nosotros. Me siento identicada con la gente de Bettini y Pirola porque estamos en una crisis total. Me da tristeza, resisto y sigo” asegura.

“Hace 15 años que me hice cargo del restaurante y este por lejos es el peor momento. 2008 y 2009 fueron años excelentes y en 2015 y 16 empezó a bajar la rentabilidad. El 17 fue malo y el 18 pésimo. 2019 ni hablar como empezó”, repasa.

“Este verano incorporamos un patio cervecero como para estar a tono con los tiempos pero justo nos tocó un verano lluvioso. Vamos a seguir con los lomitos que servimos allí, que tuvieron mucho éxito, sólo con delivery porque por ahora en invierno lo vamos a cerrar al patio. Y en cuanto a redes sociales, tenemos un community que es el cajero, que carga contenidos con sugerencias del n de semana”.

Abrió local de comida rápida saludable y planea expandirlo con franquicias

Fuente: Punto Biz ~ Hizo su apertura a principios del año pasado en el centro, ahora abrirá segundo local y franquiciará la marca.

Hace poco más de un año, Leandro Marincioni decidió aprovechar la experiencia recolectada en sus trabajos como chef en el exterior y fundó Healthy Food Company en Tucumán 1216. Su idea fue montar un negocio de comida rápida y opciones saludables, haciendo hincapié en incorporar a las recetas ingredientes y condimentos de otros países para ofrecer algo distinto y novedoso. Tras un año exitoso, el paso más grande se viene ahora con la apertura de su segundo
local y la expansión que proyecta darle a la marca por medio del modelo de franquicias.

Luego de trabajar en las cocinas de grandes restaurantes a lo largo del mundo, Leandro retornó a su ciudad natal, Rosario, para poder abrir su propio negocio. Así fue como inauguró un local de tipo rotisería en el centro de la ciudad, en el cual ofrecía distintos menúes clásicos de la gastronomía argentina como empanadas y tartas, aunque al poco tiempo empezó a evaluar un cambio. “Me parecía que de lo otro ya había mucho en Rosario asi que me fui volcando para el lado de los ingredientes frescos, pero estos necesitan mucho espacio y yo en ese momento tenía una cocina que era chica”, contó Marincioni a Punto Biz.

La oportunidad de hacerlo llegó cuando le ofrecieron alquilar el local vecino, con un espacio mucho más amplio y una cocina de 200 metros cuadrados que triplicaba la que tenía en ese momento. Así comenzó un trabajo continuo por montar la estructura de su nuevo negocio, pensándolo desde un primer momento como una apuesta a lo grande ya que su objetivo principal era que Healthy Food Company se constituyera como un modelo de franquicias. “Me asocié con mi
novia y empezamos una primera etapa el año pasado, que fue armar la marca y ahora estamos con la segunda fase que es toda la parte de markenting en redes sociales”, destacó Marincioni.

Entre las distintas opciones que los clientes pueden encontrar si se acercan al local, destacan las ensaladas gourmet en formato frío o caliente, por un precio que ronda los $150. Entre los ingredientes hay variedad de salsas exóticas, queso halloumi, poroto rojo, mix de semillas y verduras, arroz, entre otros. Es importante destacar que, si bien cuentan con alrededor de 15 recetas pre diseñadas, la persona también puede armar su propia ensalada. El local también ofrece burritos, falafel, postres frutales y una serie de jugos naturales elaborados por el propio Marincioni.

“Cada cuatro meses voy incorporando nuevas recetas para ir variando la propuesta y la mayoría de las cosas las traigo de Buenos Aires. Yo trabajé bastante para llevar adelante esta idea porque uso ingredientes que no son fáciles de conseguir y me moví por todos lados para traerlos. Si bien el contexto de crisis hace que todo aumente todos los meses, tengo la posibilidad de mantener los precios por el gran volumen de clientes”, remarcó el emprendedor, que en la actualidad admite estar vendiendo 600 cubiertos por mediodía.

Lo que queda por hacer es mucho dado que el plan es ambicioso, pero Marincioni tiene claro a dónde quiere ir y contó que ya tuvo varias propuestas para comenzar a franquiciar la marca. Igualmente, la inestable realidad económica del país hace que el proceso sea lento y que haya que manejar el terreno empresarial con cuidado, es pero esto que, por ahora, el chef se concentrará en la apertura de su segundo local.

Los dueños del mítico restaurante Cipriani de Nueva York buscan traer la marca a Buenos Aires

Fuente: Infobae ~ Comenzaron a estudiar posibles lugares para abrir un establecimiento como el que ya funcionó hasta el 2002 en el barrio de Recoleta

Tras haber comenzado las obras para instalar un complejo de residencias y casino en Punta del Este, la emblemática marca gastronómica Harry Cipriani busca ahora desembarcar en la Ciudad de Buenos Aires.

En realidad, la intención es regresar a la capital argentina donde hasta el 2001 estuvo presente con un restaurante top ubicado en aquellos años en la esquina de las calles Posadas y Libertad, del barrio de Recoleta y que debió cerrar por la crisis económica y financiera que sacudió al país tras la caída del gobierno de Fernando De la Rúa.

Si bien el escenario actual no es similar, la Argentina sufre las consecuencias de la recesión, la alta inflación, los vaivenes del dólar y las pobres variables macro que obligaron al gobierno de Mauricio Macri a acudir al auxilio del Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder sobrevivir.

De hecho, una gran cantidad de bares y restaurantes ubicados en los principales polos gastronómicos porteños han tenido que cerrar sus puertas por el impacto negativo que el actual escenario tuvo en sus negocios.

De todos modos, los propietarios de Cipriani, que opera varias sucursales en las principales ciudades del mundo, ya comenzaron la búsqueda del lugar que, se supone, durante este año, albergará al nuevo restaurante Harry Cipriani en Capital Federal, al estilo del más notable ubicado en la Quinta Avenida y la calle 57 de Nueva York, frente al Central Park.

El objetivo es restablecer las actividades en una ciudad en la que consideran importante estar para complementar el millonario proyecto inmobiliario que el grupo encaró en Punta del Este, con una inversión de u$s450 millones para renovar el Hotel San Rafael del balneario uruguayo.

Con esa tarea ya comenzaron con las obras de demolición del histórico complejo hotelero luego de que la justicia uruguaya permitió el inicio de las obras y rechazó un pedido en contra de un grupo de vecinos de Punta del Este en contra de la construcción del emprendimiento.

El liderazgo de las obras en el Hotel San Rafael recae sobre Giuseppe Cipriani, nieto del fundador del mítico Harry’s Bar de la ciudad italiana de Venecia y CEO del Grupo Cipriani, que opera restaurantes, residencias de lujo, hoteles y resorts alrededor del mundo.

En el balneario uruguayo construirán el Cipriani Ocean Resort and Club Residences, cuya primera fase incluye 70 habitaciones de hotel, 75 apartamentos privados y casino y que el año próximo pondrá a la venta 90,000 metros cuadrados de residencias adicionales.

El desembolso inicial para este lujoso emprendimiento llega a los u$s180 millones para luego aportar otros u$s270 millones que se destinarán a completar el proceso de modernización del Hotel San Rafael.

Los inicios de este grupo internacional se remontan a 1931 cuando Giuseppe Cipriani inauguró el Harry’s Bar de Venecia y luego sus hijos y nietos expandieron la marca y el negocio al resto del mundo además de abrir restaurantes de primer nivel en varias capitales.

En el caso del que funcionó en Buenos Aires hasta el 2002, fue un lugar elegido por importantes personalidades de la política, empresarios y miembros del mundo del espectáculo local. Sus años de mayor éxito fueron durante el boom de consumo memenista en la década de los 90.

Para abrirlo, la familia Cipriani se asoció en ese entonces con el empresario Nicolás Maccarone, dueño en ese entonces del shopping Patio Bullrich y con el abogado Marcelo Open quien, tras el cierre del restaurante pasó a controlar los dos locales de cafetería que también se habían instalado en Patio Bulrich y Paseo Alcorta con la marca Cipriani Dolce.

Luego de la debacle del 2001, los tres locales cambiaron de dueños y de nombre y varios de quienes trabajaron allí fundaron el restaurante Sottovoce.

Pero la historia de Cipriani en el país también tuvo su punto trágico, con la muerte de Enrico Zampietri, un veneciano radicado en Buenos Aires que fue socio de la familia italiana en el restaurante del barrio de Recoleta.

Fue encontrado muerto de un disparo en la cabeza en el palier privado de su departamento situado sobre la calle Libertad, entre Posadas y Libertador.

Dueños de bares y restaurantes dicen que los consumidores «gastan menos»

Fuente: La Capital ~ «La gente sale más, pero gasta menos, y es por eso que el ticket promedio de consumo nos da más bajo», explicó el titular de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Rosario, Carlos Mellano.

El titular de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica de Rosario, Carlos Mellano, aseguró que los rosarinos, frente a las restricciones que impone la crisis económica, se las ingenian para cambiar sus hábitos de consumo cuando concurren a bares y restaurantes de la ciudad.
El empresario referente del sector manifestó que el consumo que queda registrado a través de los tickets «es mucho más bajo» debido a que la gente «si bien sale, comparte y achica gastos».

En declaraciones al programa «Zysman 830» que se emite por La Ocho, Meliano sostuvo: «Vemos una realidad importante en los últimos meses. El consumidor decide salir a comer afuera, pero vemos que ha cambiado el comportamiento y eso lo detectamos en los tickets».
En ese sentido, expresó que «un cliente puede desayunar o merendar con café con leche y media lunas o tostado. Pero lo que vemos es que ese consumo es compartido. Entonces, el tickets promedio nos da más bajo».

Salida económica. «Nosotros hacemos el siguiente análisis: la gente sale mucho porque desea el esparcimiento, pero al momento de consumir, restringe gastos o modifica hábitos. En lugar de salir a almorzar, prefiere merendar, y en lugar de cenar opta por tomar una café o una cervecita antes», agregó Meliano.

El rubro gastronómico-hotelero sufre los embates de la crisis. Una encuesta realizada en marzo en 65 establecimientos revelaba que en Rosario la actividad había caído un 60 por ciento. Además, el 90 por ciento de los titulares de esos emprendimientos consideraron que la situación «era mala» o «regular»